martes, 5 de mayo de 2020
Control obrero o descontrol organizado para el aumento de precios
Sobre la reunión de los diputados con la secretaria de Comercio Interior, Paula Español.
El costo de vida aumenta sin parar, mientras los salarios están congelados o caen, no solo en términos reales, sino también nominales.
Sin embargo, la secretaria de Comercio Interior, Paula Español, planteó la semana pasada, en una reunión parlamentaria, que hay una tendencia a la baja de precios. El aumentazo de marzo evidenció que no es así. De darse una baja en el crecimiento de precios en abril respecto a marzo, se estaría hablando de que los aumentos siguen subiendo a un ritmo menor.
La diputada del PO-FIT, Romina Del Plá, le había hecho llegar 24 horas antes un largo cuestionario señalando la tendencia alcista de los precios. Español no contesto ni una palabra. Reconoció que la gente no puede controlar los libracos con precios máximos o cuidados de los productos (por la pandemia); que hay 1.700 expedientes por actas de infracciones, etc. Pero los precios siguen subiendo. Consideró un mérito que el plan de pago en cuotas “Ahora 12” se extendiera para alimentos y medicamentos: ¡hipotecarse para comprar remedios!
La carestía continúa
A pesar de la promesa gubernamental de desaceleración del costo de vida esté volvió a crecer en marzo. El Indec informó que subió 3,3%: ¡1,3 puntos más que en febrero! Pero estos datos son sesgados: visto desde la economía política de los trabajadores, los alimentos -el rubro en que más “invierte” la familia trabajadora- estuvo por encima del promedio, con 3,9 %.
El “pronóstico” gubernamental sobre disminución de la inflación está asentado en que la recesión económica deprime el consumo de las masas.
Hay una caída interanual del 27% en farmacia y 17% en alimentos.
Sin embargo, todavía no salieron las estadísticas de los aumentos en abril, pero informes indican que oscilara en torno al 2%, es decir, siguen subiendo.
Impotencia
El estallido de la pandemia impulsó en marzo un fuerte incremento de precios de contenido especulativo. Jugando con la cuarentena y salud del pueblo, grupos capitalistas aumentaron arbitrariamente. Típico en las crisis capitalistas.
Esto obligó al gobierno a sacar la resolución 100, retrotrayendo los precios al 6 de marzo. Pero el mes terminó con un récord de casi el 4%. Respecto al “control” de precios demuestra total impotencia e hipocresía.
Avaló de hecho los incrementos que se impusieron en el periodo poselectoral. Alardeó con una rebaja de medicamentos que subieron 85% en el 2019 (frente a 52,9% del costo de vida). “Desde el gobierno intentaban que los precios volvieran al 31 de octubre” pero fue rechazado por la industria farmacéutica (Clarín, 14/12/19). Se terminó bajando solo 9%. Pero a principios de marzo estaban subiendo nuevamente (5,2%) lo que obligó a una resolución retrotrayendo los mismos a febrero.
Alberto Fernández repuso nuevamente el IVA –que había sido suspendido parcialmente por Macri- dando fuerte impulso a la carestía.
La Secretaria de Comercio Interior decretó la continuidad de los “precios cuidados” y los “precios máximos”. Pero no tiene poder para imponer esas normas mínimas o es cómplice de la avaricia capitalista; o ambas. La denuncia de sobreprecios fenomenales en las compras de productos alimenticios a granel (fideos, azúcar, etc.) -para sostener centenares de comedores populares- hechas por el Ministerio de Desarrollo Social, plantea esto en forma rotunda. Son corruptos los funcionarios y empresarios. Las denuncias muestran que se formaron verdaderos “cárteles” empresarios para cotizar más o menos los mismos valores y que todos recibieron órdenes de compra. La justificación del ministro del ramo es que no podían hacer nada porque las empresas “se plantaron” y había urgencia en enfrentar el hambre de las barriadas. Pero claro que se podía hacer: requisar los alimentos y distribuirlos con urgencia a los comedores populares. En lugar de eso castigaron a los comedores –hace 20 días no reciben alimentos.
En la CABA también Larreta compro barbijos con sobreprecio. Con la declaración de la pandemia el alcohol en gel se fue por las nubes. Tuvieron que sacar la resolución 114 retrotrayendo precios al 6/3.
¡Y hablan de “solidaridad” mientras especulan con el hambre y la salud del pueblo y arrasan con los fondos estatales!
¿Y el precio de la nafta? El valor del petróleo cayó en picada y el precio de los combustibles baja en todo el mundo, menos en Argentina. Para sostener a los monopolios se quiere subsidiarlos (“barril criollo”) con sobreprecios (200% más que su valor de mercado) que pagara el pueblo consumidor y las finanzas estatales.
Violentan el “mercado”
Un argumento de los capitalistas para justificar el aumento de precios es que hay poca oferta y que para producir más necesitan subsidios del Estado. Pero es al revés: hay menos demanda por recesión, despidos y reducciones salariales y hay sobreproducción de bienes. Los lácteos –cuyo precio y volumen de exportación ha caído- tienen grandes stocks y la producción aumento 8,5%, respecto al 2019. Desde que empezó el año, el consumo de leche disminuyó 4% pero no bajan los precios en el mercado interno. En su avaricia quieren compensar la pérdida de ganancias de exportación aumentando precios al consumidor nacional. El Gobierno acompaña esta avaricia: dispuso (decreto 418) un régimen para compensar a supermercados para que no trasladen los nuevos aumentos de lácteos al consumidor.
En aceites ha caído el valor y la exportación, pero hasta principios de abril el aceite envasado subió 10,1%, lo mismo con la carne que aumentó 6,1%.
Comprensivo con los agiotistas
La Secretaría de Comercio Interior ha delegado el control de precios en los intendentes que debieran recorrer fruterías y farmacias para verificarlos. Frente a los aumentos en la educación privada, pasa informes a las provincias, etc. Cartón pintado.
48 horas después de la reunión parlamentaria, Español tuvo una reunión con el ministro de Desarrollo, Matías Kulfas, y dirigentes de la Industria de Alimentación (Copal), la Asociación de Supermercados y la Cámara de Industria de Cosmética. Estos plantearon su oposición a que se prorrogue el decreto de precios máximos que el 18 de abril retrotraía por 30 días los precios al 6 de marzo. Los supermercadistas informan recibir planillas de los fabricantes con aumentos de más del 10% en productos de primera necesidad: aceites, harinas y sus derivados, artículos de limpieza, etc.
La Secretaría se comprometió a recibir “informes de las empresas” sobre sus "aumentos de costos y la presión sobre los precios", para analizarlos.
¿Qué pasara el 20 de mayo?
Los supermercadistas dicen que los que aumentan son los mayoristas; estos aducen que reciben productos aumentados por los fabricantes; los que, a su vez, se descargan planteando que los proveedores envían materias primas encarecidas, los que se justifican planteando que les falta mano de obra rural por la cuarentena, etc.
Es lo más parecido al cuento infantil del Gran Bonete: nadie es responsable, pero… los precios suben y la carestía arrasa las condiciones de vida del trabajador.
Control obrero
¿Cuál es la verdad? ¿Cuáles son los costos reales de cada empresa? ¿Cuáles son las ganancias de los empresarios? No será con planillas como hace la Español o con conversaciones que se detendrá esta escalada. Los intendentes han fallado en controlar los aumentos. El Estado capitalista es incapaz de detener el sabotaje capitalista al control de precios.
Hay que pegar un giro. Es necesario conocer y dar a publicidad los verdaderos costos de las mercancías. No se trata de altos costos, sino de altos precios: hay que abrir los libros de las empresas y los grupos capitalistas para conocer la verdad. Aducen el “secreto comercial”. Pero el “secreto comercial’ es solo para ocultar la realidad al pueblo, porque entre los empresarios se ponen de acuerdo para fijar precios arbitrariamente como lo demostró el negociado del Ministerio de Desarrollo.
Los libros deben ser revisados no por funcionarios corruptos o corruptibles, sino por los trabajadores que, por otra parte, pueden corroborar en forma directa si lo que anotan los empresarios en sus libros (de doble contabilidad en la mayoría de los casos) es real o un dibujo para justificar su latrocinio. Congelamiento de precios, retrotraer los mismos al 1° de enero, eliminación del IVA al consumo popular, apertura de libros contables y control obrero general de toda la economía. Es el planteo que levanto Romina Del Plá en la sesión. Por supuesto, que lo primero es un aumento de salarios y jubilaciones que recupere lo perdido y la indexación mensual para evitar la pérdida de valor adquisitivo.
Para llevar adelante este programa contra la catástrofe que los capitalistas quieren descargar sobre los trabajadores es necesaria la total independencia del gobierno y las patronales.
Rafael Santos
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