sábado, 20 de junio de 2015

Carta Abierta, Scioli y la obsecuencia



Hace tres días, por segunda vez en menos de un mes, los intelectuales de Carta Abierta pedían disculpas por un “exabrupto” contra Scioli. Hoy con Zannini vice, apoyan absolutamente. Decadencia inocultable de la intelectualidad que se autodenominó “crítica”.

Todavía resuenan en los pasillos las palabras de Nicolás Casullo quien escribió, hace varios años, que los intelectuales conformaban la "conciencia crítica de la sociedad". Pero por estos días, la llamada intelectualidad “crítica” volvió a demostrar su poca capacidad de, precisamente, crítica.
Hace unos 7 años, cuando se difundió la Carta Abierta n°1, los intelectuales que la firmaban planteaban su apoyo al gobierno frente a las patronales del campo pero también expresaban sus reservas sobre los límites del “proyecto”.
Ahora, en la etapa de la consumación de la moderación kirchnerista, etapa que encuentra su culminación en la candidatura presidencial de Scioli, la obsecuencia se convierte en el valor más cotizado. Así, en una suerte de “camporización” de estos intelectuales, Ricardo Forster, afirma apoyar “absolutamente” a Scioli.
Esta tónica ya estaba anunciada, inscripta podrían decir estos intelectuales, en las palabras de las jornadas que precedieron al anuncio de la fórmula común entre el ex maoísta Zannini y el ex menemista Scioli.
Hace pocos días, ya había tronado el “escarmiento” sobre Eduardo Jozami, quien cometió el “error” de decir que si Scioli era presidente y Máximo su vice, esperaría la renuncia del actual motonauta. Una frase "poco feliz" definió el autor mismo horas después. Forster asintió en el mismo sentido, demostrando cabalmente las pocas funciones que parece tener en la Secretaría Estratégica del Pensamiento Nacional.
Por esas mismas horas, Horacio González, en la redacción del vocero oficial de la oligarquía argentina, hacía malabares para esquivar cualquier definición precisa sobre la relación que los intelectuales del espacio que lo cobija tendrán con el gobernador de Buenos Aires si éste llega a la Casa Rosada. Eso sí, admitió que Carta Abierta podría seguir bajo un eventual gobierno del ex motonauta. Descartamos que lo hará como parte del elenco oficialista, tal como ha venido ocurriendo desde hace años en relación al gobierno de Cristina Fernández.
Las volteretas y los giros lingüísticos de los intelectuales kirchneristas -que han abundado en cada Carta- no logran justificar lo injustificable. En última instancia, desde hace un tiempo, todos se preparan para votar a Scioli como mal menor en octubre.
Seguramente, cuando esto ocurra, asistiremos a una conversión general al “Revisionismo histórico”. Norberto Galasso, firmante de la primer Carta Abierta e historiador que se ubica en esa corriente, ya lo está haciendo con relación a la historia de Néstor y Cristina.
En el libro Kirchnerismo, el proyecto que transformó el país (Colihue, 2015) escribe que “a mediados de la década del 90’, Néstor encuentra dificultades para desarrollar su estrategia política. Si al principio del gobierno de Menem era posible justificar algunas políticas en el orden nacional, en tanto había logrado detener la inflación, lo cual había hecho posible el mantenimiento el apoyo popular, ahora ya resultada evidente que se implementaba una política del más crudo neoliberalismo” (p.28).
Así, gracias a Galasso y su versión de la historia venimos a enterarnos que las privatizaciones y el despido de miles de trabajadores estatales no tuvieron nada que ver con el neoliberalismo y ese período recién “empezó” a mediados de los 90” (cuando Néstor se dio cuenta). Posiblemente, pronto, veamos aparecer las versiones “revisionistas” del pasado de Scioli.

Eduardo Castilla
@castillaeduardo

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