domingo, 14 de junio de 2015

El motorman, Randazzo y la verdad que no puede ocultarse



Aunque el maquinista del tren chapa 2277 y su ayudante fueron liberados, siguen imputados por estrago doloso y daño agravado.

Luego de ser indagados por Alberto Santa Marina, juez federal de Lomas de Zamora, Diego Sánchez y Nicolás Navarro recuperaron la libertad. Los cargos con los cuales fueron imputados por el fiscal federal de Lomas de Zamora Sergio Mola siguen en pie.
Llamativamente, fueron arrestados 48 horas después del hecho, en una clara demostración de que el arresto obedecía a la fuerte presión ejercida por la campaña gubernamental contra los operarios. Como explica la abogada de los imputados, su detención fue un sinsentido; si la justicia hubiera querido indagarlos o evitar una supuesta fuga lo hubiera hecho en el momento y no luego de 48 horas, en las que Randazzo y Aníbal Fernández hicieron extensas acusaciones y mostraron dudosos videos de prueba.
Semejante parafernalia busca ocultar que los trenes, por más renovación de coches y de estaciones que hagan, siguen siendo un medio inseguro de transporte. No se aplican medidas básicas de seguridad como activar dispositivos de frenado que ya existen hace varias décadas, y que evitarían una colisión en caso de que el maquinista cometa un error o se descompense. Esta misma negligencia, ejercida en complicidad con las concesionarias que no invirtieron un peso durante años y a las que nadie controló, provocó que se cuenten por decenas los muertos en accidentes ferroviarios en los últimos tres años en Argentina.

El club de los conductores suicidas

Intriga, conspiraciones y sabotaje. Los que podrían ser condimentos de cualquier historia de espías fueron repetidos hasta el cansancio esta semana por el ministro Randazzo, Aníbal Fernández y sus medios afines. Hay que decir que otros medios tampoco se privaron de alentar la teoría conspirativa, ya que si algo sirve para pegarle a los trabajadores, siempre viene bien.
Randazzo se lanzó con toda su furia contra los trabajadores, buscando instalar una idea de conspiración y sabotaje de todo el gremio de conductores contra él, porque quiere ocultar que hay una responsabilidad mayor de fondo y es la del Estado, garante de una crisis en el transporte ferroviario que no logra resolverse a fuerza de cambios más superficiales. Los maquinistas habrían emprendido, según el razonamiento del ministro y sus medios afines, una conspiración para perjudicarlo en su campaña electoral, llegando incluso a medidas que pueden llevarlos a la muerte por tan importante causa.
El otrora oficialista dirigente del gremio en cuestión, Omar Maturano, tuvo que salir a defenderse del ataque y el gremio amenazó con parar si no liberaban a los trabajadores arrestados. Más allá de la posición puntual del sindicato en este caso, los trabajadores denuncian que hay una evidente criminalización hacia ellos, como ya se vio en otros casos. Otro es el trato que reciben quienes participaron del entramado mafioso que terminó desencadenando las masacres de Once, Castelar o Flores: exfuncionarios como Jaime, Schiavi o el mismo De Vido, o empresarios como los Cirigliano, además de los propios jerarcas sindicales.
Aun está por verse el impacto final que tendrán estos hechos en la candidatura de Randazzo, quien siguió recibiendo coches de China y realizando inauguraciones. Mientras tanto, sigue adelante el juicio por la masacre de Once, donde se expresaron con mayor crueldad las consecuencias criminales de la política ferroviaria llevada adelante durante las últimas décadas. Hace pocos días era arrestado uno de los peritos oficiales en la causa por falso testimonio, acusación que recibió también un funcionario de la CNRT. La férrea denuncia de un sector de las víctimas y familiares de los fallecidos viene evitando que el juicio siga el curso promovido por el gobierno, que busca centralizar la responsabilidad en el maquinista ocultando la propia.

Verónica Zaldívar
@VeruSing

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