lunes, 8 de junio de 2015

Diez motivos para ir al paro general este martes 9



Este martes 9 de junio se realizará el quinto paro general contra el gobierno kirchnerista. Las cúpulas quieren un paro dominguero por algunas demandas; el sindicalismo combativo un paro activo por todos los reclamos obreros. Habrá cortes en la Zona Norte y Sur del Gran Buenos Aires, y en el resto del país.

1 – Por paritarias libres y sin techo. El gobierno nacional le quiere poner tope a las aspiraciones de los trabajadores de defender y mejorar sus condiciones de vida. 27,8% es el número elegido por el ministro de Economía y la Presidenta, que ya firmaron las cúpulas sindicales oficialistas. El kirchnerismo hace el “trabajo sucio” y ajusta los salarios para garantizar las ganancias empresarias. El paro de los bancarios y la histórica huelga general aceitera ya mostraron que se puede quebrar la política de ajuste salarial del gobierno.

2 – Para que el salario alcance la canasta familiar, y la jubilación el 82% móvil. Según la comisión técnica de los trabajadores de INDEC-ATE, la canasta familiar costaba $12.800 en febrero y siguió en aumento. Esa es la medida mínima que debería tener el ingreso de una familia, no sólo para la alimentación sino para la educación, la recreación, el esparcimiento.En la Argentina la mitad de los trabajadores no alcanza los 5500 pesos, una miseria. Además, con el incremento de marzo, la jubilación mínima es de $3.821, y la cobran el 70% de los trabajadores pasivos. Esa cifra condena a la pobreza a nuestros mayores y está bien lejos del 82% móvil que se debería aplicar.

3 – Por "Familias en la calle nunca más" y el apoyo a las luchas en curso. En las últimas semanas hubo suspensiones en varios sectores, como la industria del neumático (FATE), siderúrgica (Siderca) o automotriz (FIAT). En el gremio gráfico los ataques al empleo son masivos. El más duro es el intento de cierre y vaciamiento de WorldColor en Pilar. En defensa de los puestos de trabajo, sus obreros y los de MadyGraf iniciaron un plan de lucha con cortes y movilizaciones. Junto a los obreros de Lear, Kraft, Pepsico y otras internas de Zona Norte, serán protagonistas de la jornada: contra los 280 despidos y por la expropiación de la ex Donnelley bajo gestión obrera. También los trabajadores de Cresta Roja vienen peleando contra los despidos y el vaciamiento: en la víspera del paro hacen piquetes en la Autopista a Ezeiza. Antes fueron los docentes por el cobro de salarios. Hay que apoyar todas las luchas en cursos, por las paritarias y contra los ataques patronales.

4 – Por el pase a planta de contratados y tercerizados, por el fin del trabajo en negro. Las empresas, en la última década,avanzaron con distintas formas de precarización del empleo: contratos “basura”, tercerización, convenios a la baja, trabajo en negro. Quieren explotarnos más y dividir la fuerza obrera. Las cúpulas sindicales avalan esas modalidades, y encima les cobran “cuotas solidarias” a los trabajadores “de segunda”. El Estado también: vale el ejemplo de Aerolíneas Argentinas y el Ministerio de Trabajo. Los jóvenes son los más afectados. La “argentina precarizada” alcanza al 51% de la clase obrera. Pero una y otra vez, se rebelan: los trabajadores de Liliana Rosario, los aeronáuticos de Aeroparque y Ezeiza, los tercerizados del Sarmiento, los telefónicos, y muchos más. Exigimos el pase a planta en el mejor convenio.

5 – Por los derechos de la mujer trabajadora. En estas semanas, millones de mujeres salieron a las calles, acompañadas por la mayoría de la sociedad, a gritar #NiUnaMenos. Contra la violencia de género y el femicidio. La opresión se vive también en los lugares de trabajo: con las peores categorías y tareas, obligadas a soportar el acoso de los capataces y jefes, condenadas a la “doble jornada” luego en el hogar. Los días previos al 3J, miles y miles de trabajadores se sacaron la foto en los vestuarios, denunciando la violencia de género. Las cúpulas sindicales no dijeron nada, o fueron parte de la hipocresía de los que “se peinan para la foto” pero son responsables de esa violencia. Este paro tiene que levantar bien alto la lucha por los derechos de la mujer trabajadora.

6 – Contra las patotas, en defensa de los delegados y activistas perseguidos. Cuando los trabajadores quieren organizarse contra la dictadura patronal, el Estado y las cúpulas sindicales están dispuestas a todo para garantizar el orden en los lugares de trabajo y en las calles. En estas semanas, la multinacional Lear y la patota del SMATA llegaron a iniciar un lock-out contra el reingreso de Damián González, uno de los despedidos en 2014. Siguen reclamando los despedidos de Calsa, Shell y Honda. Hay delegados y activistas perseguidos en todo el país: por organizarse, por cortes de calle, por movilizaciones, por resistir la represión. Este martes reclamemos la absolución de los petroleros condenados de Las Heras, el fin de la criminalización y judicialización de las luchas, el cese de los procesos penales que sufren más de 5.000 luchadores en todo el país.

7 – Contra el impuesto al salario. Aunque por el reclamo obrero haya hecho cambios en las deducciones, el gobierno nacional le sigue cobrando “Ganancias” a los trabajadores que con su salario de bolsillo apenas superan el valor de la canasta familiar. Con los aumentos de este año, muchos volverán a pagarlos, más de 1 millón de trabajadores en relación de dependencia y jubilados según los gremios. Hablan de un “impuesto progresivo”, pero mientras mantienen el impuesto al salario, los curas y los jueces y fiscales corruptos, están exentos. Lo mismo que los que viven de la renta financiera. Y cada vez más trabajadores caen en la pobreza. ¿De qué redistribución hablan? El salario no es ganancia: que cobren impuestos progresivos a las grandes fortunas.

8 – Contra la precarización del trabajo y las condiciones de vida. La tragedia del taller textil de Flores desnudó la situación de miles de trabajadores, explotados en jornadas extenuantes y condenados a vivir al lado de las máquinas. En Argentina el déficit habitacional es de 3.5 millones de hogares, son unas 14 millones de personas viven en condiciones precarias. A la precarización en el trabajo, sigue la precarización en las condiciones de vida. En 2002 se necesitaban 35 sueldos brutos para construir una vivienda tipo, hoy se necesitan 45 sueldos brutos. La situación se extiende a la educación, la salud y el transporte públicos, donde siguen los mismos problemas estructurales que afectan nuestra vida cotidiana.

9 – Por el apoyo de las luchas en curso y la recuperación de los sindicatos. Las cúpulas sindicales quieren un paro pasivo y sólo por algunos de los reclamos obreros.Como declaró Claudio Dellecarbonara, dirigente clasista del SUBTE y militante del PTS en el Frente de Izquierda, "las demandas del paro son justas, pero las cúpulas sindicales convocantes quieren que sea un paro dominguero: no quieren que se exprese toda la fuerza de la clase obrera. Por eso desde la izquierda y el sindicalismo combativo queremos que este paro se transforme en un paro activo y proponemos hacer asambleas para debatir los reclamos y cómo intervenir”. Las cúpulas oficialistas carnerean, las opositoras quieren que la bronca obrera se canalice a través de los candidatos patronales. Hay que participar en forma independiente, para seguir construyendo una alternativa a la burocracia y recuperar los sindicatos como organizaciones de lucha.

10 – Para frenar los ajustes que preparan Scioli, Macri y Massa. Mientras el gobierno inició el trabajo sucio, los candidatos tradicionales se postulan para garantizar que los empresarios “la sigan levantando en pala” (Cristina dixit). Sus equipos económicos ya hablan de nuevas devaluaciones, tarifazos y entrega al imperialismo. Las cúpulas sindicales se quieren mostrar confiables para esos proyectos, y quieren evitar un pronunciamiento contundente contra el ajuste que vivimos, y los que se preparan. Por eso un paro activo, masivo y organizado desde las bases, que levante todos los reclamos obreros, será la mejor forma de pararle la mano a los capitalistas y sus gobiernos. Eso proponen la izquierda y el sindicalismo combativo.

Lucho Aguilar

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