Cristina Kirchner presenta como un éxito las paritarias truchas que firmaron sus burócratas sindicales amigos. La última fue el 28,15% en dos cuotas que acordó la mafia de UPCN que dirige al gremio de los estatales. A estos acuerdos a la baja se suma una oleada de suspensiones sobre todo en las automotrices y autopartistas.
No es cualquier industria sino el puntal del “modelo”. El derrumbe está causado por el “enfriamiento” de la economía con los techos salariales, los tarifazos y la suba de las tasas de interés que impuso el kirchnerismo tras la drástica devaluación de enero, junto a las menores compras de autos desde Brasil. Peugeot acaba de suspender a 1.000 empleados por tiempo indefinido pagándoles el 65% del sueldo. De conjunto hay 12.000 obreros suspendidos.
Además las patronales aprovechan para castigar a los activistas. En la autopartista Gestamp de la Zona norte del Gran Buenos Aires se pelea por la reincorporación de 60 compañeros. En la refinería de Shell de Dock Sud los trabajadores denuncian despidos sólo por querer organizarse. En la alimenticia Calsa de Lanús también hay conflicto por cesantías persecutorias.
El burócrata ultra K del SMATA, Ricardo Pignanelli, no puede ser más caradura. Su gremio es de los más afectados por las suspensiones y dice que si hace un paro ahora les hace “el caldo gordo a las empresas”. Él es uno de los responsables de que se haya llegado a esta situación. Si no conviene paralizar la producción, ¿por qué no convoca a sus 100.000 afiliados a movilizarse? Sencillo, porque es un colaborador directo del gobierno y las multinacionales. Ha permitido una y otra vez que los empresarios se la lleven en pala mientras aumentaban los ritmos de producción. Hablamos de la industria “mimada” del “modelo”, sustentada a costa de la salud obrera. Durante la crisis de 2008/09 en Córdoba, Pignanelli fue uno de los que colaboró en expulsar de su gremio, con el aval del gobierno, el Ministerio de Trabajo y la Justicia, a los delegados que pelearon por los contratados despedidos. Eso sucedió con nuestro compañero Hernán “Bocha” Puddu de IVECO. En estos días esa empresa suspendió a 480 de sus 600 operarios.
Por su parte la UOM, el gremio de Caló, el secretario general de la CGT oficialista, donde se enrolan la mayoría de las autopartistas, no emitió palabra.
Esos dirigentes son parte del frente patronal contra los trabajadores. Es la burocracia sindical que actúa al interior del movimiento obrero pagada por los patrones y el gobierno para traicionar y negociar siempre en nuestra contra. Son el principal escollo que tenemos para avanzar políticamente, organizarnos y luchar en defensa de nuestros intereses.
Basta de tregua
La burocracia opositora no se queda atrás. Después del parazo del 10 de abril Hugo Moyano, Luis Barrionuevo y Pablo Micheli se dedicaron a seguir la agenda de los políticos patronales de cara a las elecciones de 2015. Mientras los de las CGT van detrás de los peronistas opositores, el dirigente de esa CTA apoya al “socialista” Hermes Binner, uno de los impulsores del FA-UNEN.
No vamos a participar de la marcha llamada por Moyano y Barrionuevo para el 14 de mayo contra la “inseguridad”. El reclamo de estos burócratas que siguen a la oposición patronal significa más policía, más gendarmes y más gatillo fácil. Es decir, rienda suelta a las mafias policiales que comandan todos los grandes delitos. Los partidos patronales no tienen más que demagogia para ofrecer a la clase trabajadora. En lo esencial apoyan el ajuste del gobierno. En el Congreso presentaron un proyecto de ley para bajar el mínimo no imponible, cuando de lo que se trata, como dijeron en la sesión los diputados del FIT, es de anular ese impuesto para los trabajadores.
La CTA, que criticó a Moyano por no convocar a una medida “superior” después del paro nacional del 10A terminó llamando a una marcha testimonial. Su consigna central está lejos de las demandas por las que paramos el país. Es para apoyar una ley por la libertad sindical que presentó Víctor De Gennaro, otro viejo amigo del sojero FAP.
Hay fuerzas para resistir y avanzar
El 10 de abril la clase obrera mostró que hay fuerzas para resistir y avanzar. Lo vemos hoy en la lucha de Gestamp, en Calsa, en Shell, en los combativos trabajadores jujeños que luchan contra las patronales azucareras que precarizan y despiden, en los trabajadores estatales y de la salud de Chaco que acaban de enfrentar la violenta represión del gobierno kirchnerista. Y sobre todo en la combativa huelga de 36 días, con cortes de ruta y acampe, de los docentes salteños que acaban de conseguir un resonante triunfo. La perspectiva de imponerle a la burocracia sindical un nuevo paro general, esta vez de 36 horas, activo y con continuidad en un plan de lucha nacional está completamente abierta.
Mientras Cristina Kirchner decía que había que “festejar trabajando” en medio de una crisis que amenaza el empleo de miles de trabajadores, esa fue la perspectiva que planteamos desde el Frente de Izquierda y el Encuentro Sindical Combativo este 1º de Mayo en la Plaza más importante del país y en varias ciudades.
Allí levantamos una alternativa para que la clase obrera pesen en la escena política nacional. Como dijera ese día el diputado del PTS en el FIT Nicolás del Caño, “Lo nuevo es que hay millones de trabajadores que pararon, muchos contra sus propios dirigentes sindicales oficialistas, y hay miles y miles que van más allá y hacen piquetes como el de la Panamericana, el Puente Pueyrredón, o los docentes que organizaron sus propias acciones durante sus huelgas… y lo nuevo también, es que se fortalece (…) una coalición de la izquierda obrera y socialista, el Frente de Izquierda y de los Trabajadores, que recibimos el apoyo de 1.300.000 trabajadores y jóvenes que nos dieron su voto (…).
Para estar a la altura del ajuste que están aplicando, la clase trabajadora necesita superar la experiencia histórica del peronismo. Y esto se logrará con grandes acciones históricas independientes. A eso apuntaban, la huelga general de junio del ’75 contra el Rodrigazo y las coordinadoras interfabriles. Pero faltó una herramienta central para el triunfo de los trabajadores y evitar el golpe genocida: un partido que conquiste decenas de miles de militantes en las fábricas, empresas, universidades y barrios con un programa y una estrategia de lucha por terminar con esta sociedad de explotación y opresión. Esa es la tarea histórica que tenemos por delante.
La savia vital para lograr la fusión del movimiento obrero con la izquierda clasista, son los miles y miles de trabajadores y jóvenes activistas que se van convirtiendo en militantes obreros o estudiantiles. (…) Hacia ellos, desde el PTS promovemos encuentros de los sectores combativos y antiburocráticos, como el que hicimos en marzo en Atlanta, donde los que somos clasistas y reivindicamos la lucha por un gobierno de los trabajadores logremos una experiencia de lucha común y podamos comenzar a movilizar a miles de trabajadores en las calles. (…) Si crecemos en votos pero no logramos esto, seremos impotentes para enfrentar a las patronales, la burocracia y el Estado”.
Ante el ajuste decimos: basta de tregua. Rodeemos de solidaridad todas las luchas. Hay que imponer un paro nacional de 36 horas con movilización y piquetes. Para pelear por la prohibición de todas las suspensiones y despidos. Reparto de las horas de trabajo manteniendo el salario. Abajo la precarización laboral. Pase a planta y a mejor convenio. Abajo la ley antipiquetes. Basta de represión a los que luchan. Absolución ya a los petroleros de Las Heras. Promovamos Encuentros regionales como el que se prepara para el 24 de mayo en la Zona norte del Gran Buenos Aires donde uno de los desafíos es impedir el avance de las suspensiones y despidos. Que la crisis la paguen los empresarios.
Ruth Werner
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