Intervención de Néstor Pitrola en Diputados
El 23 de abril, el kirchnerismo impuso la aprobación del acuerdo de pago a Repsol por YPF, con el apoyo -por acción y voto afirmativo- de la CGT moyanista (Facundo Moyano y Omar Plaini) y -por omisión y abstención- del PRO y el Frente Renovador. Reproducimos la intervención de Néstor Pitrola, diputado del Frente de Izquierda, que denunció la imposición de “una deuda ilegítima y usuraria” para indemnizar a los vaciadores, así como el carácter extorsivo de la sesión, que se realizó después de que Repsol ya tenía aprobado el acuerdo por parte de su directorio.
Espero que las horas de discusión y el inevitable desgaste que ellas traen aparejado no limen en nada la importancia histórica que otorgamos a este debate. Quiero decir al diputado Feletti que le tomamos la palabra; y que estamos discutiendo el futuro. Estamos asumiendo una deuda ilegítima y usuraria de 11 mil millones de dólares o quizás más. Esto es importante. ¡Cómo que no estamos discutiendo el futuro!
En cuanto a los diputados del oficialismo que buscan el aplauso festejando que la deuda pública y la deuda externa ya son una cuestión del pasado, quiero darles una mala noticia pues tenemos una deuda pública superior a 200 mil millones de dólares y estamos comenzando, con esta autorización de deuda que estamos debatiendo en la presente sesión, un nuevo ciclo de endeudamiento que perfectamente nos puede conducir a otra cesación de pagos.
Lo primero que queremos destacar es que estamos discutiendo con un revólver en la cabeza. El directorio de Repsol ya aprobó este acuerdo de deuda y de pago de indemnización, cuando una autorización de deuda pública debe empezar por discutirse en el Congreso de la Nación. En consecuencia, el gobierno nacional es responsable de un acto de extorsión cometido sobre este Parlamento. Vamos a plantear algunas preguntas.
Indemnizacion fraudulenta
¿Por qué debe ser indemnizada Repsol? De acuerdo con lo que han dicho los propios representantes del oficialismo, la expropiación de Repsol por causas de utilidad pública tiene su fundamento en un colosal hecho de vaciamiento por el que ha sido dañado el país y por el que hasta ahora estamos importando distintos tipos de combustibles por un valor de hasta 15 mil millones de dólares.
¿Por qué hay que indemnizar a los vaciadores? Repsol compró la empresa con un crédito de pago efectivo de 13.168 millones de dólares. ¿Eso lo puso Repsol? ¿Lo pagó de su bolsillo? ¿Devolvió los créditos internacionales a partir de sus propias rentabilidades? No, lo hizo mediante la rentabilidad de YPF, es decir, utilizó los beneficios de esa empresa nacional para cancelar el capital y los intereses del crédito con el que adquirió la compañía. Fue una típica operación de vaciamiento cuya contracara fue un remate de activos y la falta de actividad de exploración. Por eso tenemos esta caída de reservas, al tiempo que se remató la flota petrolera.
Es bueno recordar que YPF, bajo la conducción de Repsol, le entregó a ésta empresas valuadas en aquella época en 3 mil millones de dólares. Ahora hemos tomado conocimiento de que se trató de aproximadamente treinta empresas. Lo mismo hizo con las reservas, valuadas en 2.108 millones de dólares, en los Estados Unidos, en Ecuador, en Venezuela, en Indonesia y en Bolivia. Esto ocurrió cuando el precio del barril de petróleo era de 30 dólares. Ahora el barril cuesta 100 dólares y nosotros estamos indemnizando a Repsol por esa estafa.
Aquí se había establecido un círculo “virtuoso” entre Repsol e YPF en virtud del cual la primera de estas dos empresas se fue capitalizando y nos llevó a esta catástrofe. Esto no lo dicen el Partido Obrero ni el Frente de Izquierda, sino el propio informe oficial Mosconi, publicado por quienes fueron los interventores de YPF, De Vido y Kicillof.
Pasivos ambientales
Se habló mucho sobre los pasivos, en muchos casos con denuncias muy profundas. El acuerdo contiene una cláusula de indemnidad para Repsol respecto de todo pasivo. Hay juicios por miles de millones de dólares que cuesta valuar, por contaminación de suelos y aguas subterráneas, residuos y sedimentos contaminantes en piletas y cauces, en zonas portuarias, en humedales, lagos, estuarios y entornos marítimos, así como juicios por fuga de gases y petróleo en miles de pozos abandonados y sin cerrar por Repsol. Es decir, hay un pasivo ambiental incalculable. Los pasivos ambientales no pueden ser medidos en cifras, pero no hay otra forma de hacerlo en la economía para pedir una indemnización. El gobernador Peralta -insospechable- calculó el pasivo ambiental de Santa Cruz en 3 mil millones de dólares. El miembro autorizado del gabinete de Chubut lo calculó en su momento en 1.500 millones de dólares. Y falta calcular el de Neuquén y otras provincias. Nada de esto ha sido tomado para calcular esta indemnización.
Nueva estafa a ex trabajadores de YPF
La cuestión de los ex ypefianos es la que delata la naturaleza social de este acuerdo amigable con los enemigos de la Nación, que es este pacto de indemnización a Repsol. Los ex ypefianos -más de veinticinco mil trabajadores- una vez más fueron dejados en la banquina, como lo vienen siendo desde 1992 cuando se les otorgó el 10 por ciento del programa de propiedad participada que nunca se les pagó. Una y otra vez los estafaron todos los gobiernos. En este acuerdo se vuelven a olvidar de ellos. No hay ninguna responsabilidad en Repsol para calcularlo. Ayer hemos tenido una audiencia en el seno del Congreso de la Nación con ex ypefianos de todo el país y ellos calculan la deuda en 10 mil millones de pesos. Eso no está en el pasivo. Se le aceptó a Repsol un pasivo contingente de su propio balance, incluso diciendo lo que aquí se denunció, que por cuestiones confidenciales no se pueden revelar cifras, porque incluso las empresas controladas por YPF pueden tener pasivos emergentes que no han sido investigados. Es decir que hay una sensibilidad extrema para no alterar la digestión de las bolsas de valores, mostrando hasta qué punto somos rehenes del capital financiero internacional en esta operación. Entonces, el Partido Obrero y el Frente de Izquierda sostienen que Repsol tiene que ser llevada a los tribunales como responsable de esta acción, y por nuestra parte debemos hacer un juicio de responsabilidad a los gobiernos y políticos que tutelaron este proceso de vaciamiento.
La verdadera cifra
Digámosle al pueblo argentino la verdadera cifra de esta indemnización. Se denunció por todos lados -Kicillof no respondió nunca-, también en el plenario de comisiones y aquí, un muerto que no levanta nadie. Los 500 millones de dólares del Discount, que son cupones ya capitalizados, hacen que el monto no sea de 5 mil millones de dólares sino de 5.500 millones, y con todas las garantías se eleva a 6.500 millones, más los intereses. Aquí se dijo que la verdadera tasa puede alcanzar al doce y pico por ciento. Nosotros queremos dar otro enfoque sobre cuál es el verdadero capital que estamos indemnizando en esta operación financiera. Si la tasa promedio internacional a la que puede tomar un crédito cualquier país, por ejemplo, Bolivia, es del 4 por ciento, y nosotros pagamos 8,75 por ciento, quiere decir que el capital no es de 6.500 millones de dólares sino que alcanza perfectamente a 8 mil millones de dólares, esto por el 51 por ciento del paquete accionario, o sea la mitad de la empresa. De manera que la compañía pirata se está llevando todo lo que pidió de máxima cuando vino a negociar. ¿Cómo no se iba a ir Brufau aplaudido de la asamblea de accionistas de Repsol? Lo que no podemos hacer acá es aplaudir este pacto antinacional.
Una política de entrega
¿Cómo presentar semejante acuerdo con los enemigos del interés nacional como un pacto patriótico? ¿Por qué un gobierno que se proclama nacional y popular y de tradición nacionalista ha llegado a esto? En Bolivia, cuando se expropió la Standard Oil, no se puso un peso; Velasco Alvarado, en Perú, tampoco puso un peso, y lo mismo hizo Ovando en Bolivia. Si nos remitimos a un nacionalismo más reciente, podemos decir que esto va contra las tradiciones del pueblo de Venezuela, que salió a defender la PDVSA estatal. Lo que estamos tratando hoy es todo lo contrario. Por eso le digo a la oposición, que tiene tanto miedo del chavismo en este tipo de operaciones, que duerma sin frazada, porque acá no hay ni rastros de chavismo. Los nacionales y populares han tomado las banderas de la derecha y han llevado de vuelta a la Argentina a las fauces del capital financiero internacional.
Para finalizar, quiero hacer dos observaciones que nadie ha planteado hasta este momento. En primer lugar, desde que se privatizó YPF en 1992 hasta el día de hoy se impuso un criterio según el cual quienes explotan el petróleo pueden exportar. Tengamos en cuenta que hablamos de la exportación de un bien no renovable por parte de un país no petrolero, porque la Argentina es un país con petróleo, pero no un país petrolero. Así es como hemos terminado en esta quiebra energética y este vaciamiento de nuestras reservas. En segundo término, a pesar de todo lo que he señalado, en el pacto que se suscribió con Chevron se le otorga a esa empresa la posibilidad de exportar hasta el 20 por ciento de la producción. De esta manera vuelve a prevalecer la idea del saqueo de los recursos y se insiste en la entrega de la renta petrolera al capital financiero internacional, como en su momento lo hicieron las provincias que vendieron sus acciones en la década del 90; el caso más emblemático, sin dudas, fue el de la provincia de Santa Cruz.
Creo que en forma desesperada se está intentando ingresar al mercado internacional de deuda, para lo cual se está transformando a YPF en la nave capitana de ese nuevo ciclo de endeudamiento. Recordemos que bajo la gestión de Galuccio la empresa ya tomó 5.000 millones de dólares a una tasa de interés del 9 por ciento, cuando Shell lo hace a una tasa del 1,5.
Por todo lo expuesto, la posición del Partido Obrero y del Frente de Izquierda es la nacionalización integral de los recursos petroleros estratégicos del país. No alcanza con el 28 por ciento ni con el 51 del 28 por ciento. Hay que ir por toda la industria hidrocarburífera nacional, tarea que no harán los Cristóbal López, los Techint ni los Bulgheroni, sino los trabajadores.
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