miércoles, 7 de mayo de 2014
Debate de cómplices
El vaciamiento de YPF por Repsol atravesó a Menem, Duhalde, De la Rúa, Néstor y Cristina Kirchner. Eso se notó en el debate. Los cien oradores se dedicaron más a justificar su posición en el pasado que a otra cosa. De esto ya había dado cátedra la presidenta en la Asamblea Legislativa cuando avaló la privatización de los ’90 e incluso la venta de las acciones de su provincia, que sólo el Partido Obrero denunció en el debate, fue otra manifestación de entrega al capital financiero de la renta petrolera.
De conjunto, toda la oposición avaló la YPF SA y el curso entreguista de Vaca Muerta vía pactos del tipo Chevrón. Los radicales y centroizquierdistas lo hicieron votando en contra de la indemnización a Repsol por cuestiones de precio, de violación de la ley en tanto no hubo tasación, pero todos se ocuparon de aclarar su apoyo a la falsa estatización que el PO denunció oportunamente como una “reprivatización” de YPF, transformada en sociedad de bolsa para adjudicar áreas a las multinacionales.
Macristas y massistas, mediante la abstención, cumplieron con el capital financiero internacional aclarando hasta el hartazgo, para que en ningún acta taquigráfica dejara de figurar, que “no obstaculizan” la indemnización a Repsol para “viabilizar las inversiones y la vuelta del crédito”. Se supo en el recinto que “Sergio” era partidario de votar a favor directamente para dar una señal inequívoca a los mercados, pero habría atravesado una crisis interna. Sturzzeneger había adelantado su voto positivo que mutó para evitar también una división en las filas macristas.
Todo esto importa y mucho para la formación de la conciencia política popular, pero también para evitar la ficción de que el kirchnerismo votó “aislado”. Estuvo, en realidad, más acompañado que nunca, porque tomó las banderas de la derecha. Y resulta educativo para militantes y activistas, que las alas internas del kirchnerismo que lo cubren por izquierda, votaron esta pacto antinacional y antipopular en masa, acá no hubo CELS ni Unidos y Organizados que valga. Di Tullio en estilo barrero cerró diciendo que en su bloque está la juventud que gobernará la Argentina (lo que sonó a pasaje a la resistencia). Pero esa juventud no tendrá banderas antimperislistas para levantar, sino al raro mérito de abrir un curso de hipotecamiento que comienza con los 11 mil millones de deuda para los vaciadores de YPF y termina en los fondos buitres, el Club de París, el Ciadi y tuti cuanti.
Por último, pero de tanto o más relieve que todo esto hay que destacar el voto “no negativo” de Omar Plaini y Facundo Moyano. Siguieron la línea de Pereyra de petroleros, pero también de Roberti que optó por no venir para no romper el Frente Renovador de Massa. Su aval a la indemnización implica avalar la tercerización, la estafa a los exypefianos, la persecución a los petroleros, la depredación ambiental del pacto Chevrón que critican porque el pasivo ambiental que deja Repsol solamente los hubiera llevado a los tribunales a ellos y a todos los gobiernos y capitalistas cómplices. El “nacionalismo” sindical, su último líder carismático, Moyano, a través de sus diputados votó este nuevo estatuto de coloniaje que implica la política hidrocarburífera en curso.
Tal vez por eso y por todo el contraste sonó muy fuerte nuestro planteo, que contrastó las mejores tradiciones del propio nacionalismo burgués a los nac&pop del cristinismo –y sus socios de la “reconstruida” burguesía nacional-. Tareas que sólo los trabajadores constituidos en poder político podrán en marcha: la nacionalización integral de los recursos estratégicos de la nación bajo su gestión.
Néstor Pitrola
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