Entrevista a Gerardo Bavio, militante histórico del peronismo combativo
-Mario Hernandez (MH): Escuchábamos el discurso de Roque Romano, quien fuera secretario adjunto del SMATA-Córdoba conducido por René Salamanca, en oportunidad de celebrarse el 1º de mayo en la puerta de la histórica sede de la CGT cordobesa, uno de los fundadores del clasismo cordobés y ahora continuamos con Gerardo Bavio en la ciudad de Tucumán. ¿Qué recuerdos te trae el 1º de mayo?
-Gerardo Bavio (GB): Mi recuerdo se centra fundamentalmente en lo que pasó hace 40 años, el 1º de mayo de 1974, en esa gran manifestación que hubo y de la cual participé, para reclamarle a Perón por qué estaba lleno de gorilas el gobierno popular y plantearle una serie de reclamos.
La consecuencia, fue aquella ruptura histórica con la Juventud Peronista y los sectores más combativos del peronismo, no solo los jóvenes, que habían luchado durante tantos años por el “Luche y vuelve” y el triunfo del 11 de marzo de 1973. Creíamos, quizás equivocadamente, que ese era el lugar y el momento para plantearle a Perón ciertas diferencias y reclamos.
Es cierto que estaba orientando su péndulo hacia la derecha, pero había que haberlo criticado insertados en las bases y no en ese lugar, con esa silbatina, con esos ataques a Isabel después del impacto tan fuerte que había sido el asesinato de José I. Rucci. Lo cual no significa rescatar una figura vinculada a la burocracia sindical y la derecha. No vamos a ponernos a hablar de la historia de Rucci, pero hay que tener en cuenta que fue uno de los personajes nefastos de la burocracia sindical que actuó en gran medida vinculado a la ultraderecha.
-MH: Abonando lo que decís, quiero contarte algo sobre el “pequeño gigante” como solían llamarlo sus acólitos. Estuve en Mar del Plata al cumplirse un nuevo aniversario del golpe de Estado en marzo y el 23, en el Teatro Municipal, se presentó un libro sobre la historia de la Concentración Nacional Universitaria (CNU) que tiene en su haber, en el período previo a la dictadura, más de 80 asesinatos de militantes populares en las ciudades de La Plata y Mar del Plata. En la tapa de ese libro hay una foto del Congreso constitutivo de la CNU y ¿quién está sentado junto a sus líderes? José Ignacio Rucci, bendiciendo a un grupo fascista asesino de la ultraderecha. Recomiendo la lectura de ese libro escrito por dos periodistas de Miradas al Sur, donde hacen una exhaustiva investigación y queda claro el papel de este “pequeño gigante” facho en los orígenes de este grupo que imaginate cómo sería su accionar que el propio Ejército, una vez dado el golpe, los metió presos porque eran incontrolables. Tuve la oportunidad de recordar la relación de Rucci con el Movimiento Federal donde actuaron varios dirigentes luego vinculados al lopezrreguismo, entre otros Felipe Romeo, director de El Caudillo.
-GB: Es necesario tenerlo en cuenta porque precisamente la muerte de Rucci es manejada como un elemento distractivo y se oculta su verdadera personalidad.
Recuerdo ese 1º de mayo de 1974, delante de Perón, después de llegar a Buenos Aires recorriendo cientos de kilómetros desde Salta, del acampe en los alrededores de la Facultad de Derecho, desde allí nos fuimos marchando a la Plaza de Mayo, cuando empezó la silbatina, el ataque y de un Perón que estaba indignado por el asesinato de Rucci que fue como tirarle un cadáver arriba de la mesa. Además, de los ataques a Isabel y López Rega, aunque justificados para nosotros, porque estaba bien decirle al general que el gobierno popular estaba lleno de gorilas. Recién acababa de nombrar a Villar y Margaride en la Jefatura de la Policía Federal. Estaba muy bien el reclamo pero, vuelvo a repetirlo, no era el momento ni el lugar para hacer ese planteo y, por supuesto, recibimos la respuesta iracunda de Perón y decidimos retirarnos caminando y dándole la espalda al palco.
No quería dejar de mencionar que la conmemoración del 1º de mayo surge a fines del siglo XIX por el reclamo de la jornada de ocho horas que fue duramente reprimido en Chicago. Fueron los hechos de la gran huelga histórica iniciada el 1º de mayo de 1886 y la represión violenta tres días después en la plaza de Haymarket que provocó el asesinato de una cantidad de obreros. Esa es la historia de un reclamo permanente que es fundamental, la jornada de ocho horas, que todavía no se cumple por el trabajo en negro.
Voy a intercalar otro pequeño recuerdo personal que viví en los orígenes del peronismo, en 1944 o 1945, cuando se sancionó el Estatuto del Peón, durante el gobierno de Farrell por iniciativa de Perón, Secretario de Trabajo y Previsión, y se establecieron las ocho horas entre la peonada del campo, que significó una diferenciación social muy fuerte por el apoyo de la mayoría de los trabajadores de todo el país y el rechazo de la Sociedad Rural y el empresariado en contra de esa medida fundamental que significaba hacer cumplir la jornada de ocho horas en todo el país. Cuando llegó el golpe cívico-militar de 1955, después del bombardeo infame a la Plaza de Mayo en junio, se suprimió. Es lo que más o menos sigue vigente en el interior de nuestro país y en muchos lugares del Gran Buenos Aires y la Capital, donde se sigue violentando la norma de las ocho horas. Por eso, este reclamo tiene plena vigencia y hay que tratar de llevarlo adelante, también por las condiciones de trabajo y todos los reclamos pendientes. A pesar de los avances, que hay que reconocer, falta mucho por hacer. Hay que seguir en la lucha.
Gerardo Bavio. Nacido en Salta el 23 de febrero de 1926. Militante histórico del peronismo combativo. A principios de los ´70 adhiere a la organización Montoneros. El 25 de mayo de 1973 es designado Intendente de la ciudad de Salta. Fue detenido durante la gestión de Isabel Perón. Liberado en febrero de 1975 constituye la Junta Promotora del Partido Peronista Auténtico junto a ex gobernadores, Andrés Framini, Armando Cabo y otros. Dado el golpe genocida permanece en Argentina hasta mayo de 1978. Parte al exilio en México, allí suscribe un documento crítico a la conducción de Montoneros junto a Jaime Dri y Miguel Bonasso, entre otros. Actualmente reside en Tucumán y está próximo a publicar su obra testimonial Huellas de la Memoria. Historia, vivencias y reflexiones sobre el siglo pasado. Es coautor junto a Mario Hernandez de El peronismo que no fue. La (otra) otra historia.
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