miércoles, 10 de junio de 2009
Son torturas
Pueden sumar cientos, miles o muchas más, las fotos que han dado la vuelta al mundo desnudando lo que han hecho la CIA, el Pentágono y los soldados norteamericanos, en las cárceles de Abu Ghraib y en la ilegal base de Guantánamo. Es una historia siniestra que aparece en pleno siglo XXI ante los ojos de una humanidad aterrorizada.
Ahora el tema de las fotos es motivo de debate y tensiones dentro del Congreso de Estados Unidos. Unos votan por que las imágenes se divulguen. Otros amenazan con no aprobar el presupuesto de guerra si se sacan a la luz pública.
El presidente Barack Obama ya advirtió que no serán divulgadas; como también dijo que la prisión de la instalación militar, ubicada en el territorio ocupado de Guantánamo sería cerrada de inmediato y todavía no es tan clara esa perspectiva.
Maniobras van y maniobras vienen dentro del propio Congreso y de otras estructuras de poder en Washington, por lo que se mantienen presentes muchas de las acciones y determinaciones tomadas durante el gobierno anterior, el de George W. Bush.
Recuerdo que el 25 de febrero del presente año, el director de inteligencia de EE.UU., Dennis Blair, expresó que ese centro de detención y torturas debe ser cerrado porque es una mancha para el prestigio del país y un obstáculo para su política exterior.
"Los países no quieren conversar con nosotros. Nuestra popularidad está por los suelos", afirmó Blair en una comparecencia ante el Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes.
Pero, sobre el propio asunto, el secretario de Justicia, Eric Holder, que visitó la prisión y había coincidido en la necesidad de cerrar esa instalación, señaló unos días después que "no va a ser un proceso fácil".
HABLAN LOS TORTURADOS
En fecha tan reciente como este 8 de junio, el argelino, Lakhdar Boumediene, encarcelado durante siete años en Guantánamo, y ahora libre, dijo a la BBC que había sido arrestado en Bosnia donde residía legalmente en el otoño del 2001 junto a otros cinco argelinos y llevado a la base yanki de Guantánamo tan pronto se inauguró esa cárcel en el 2002.
Boumediene pensó entonces que su encarcelamiento se debía a un error, y no dudaba de su liberación inmediata puesto que incluso las autoridades bosnias habían anulado los cargos en su contra. "Pensé que Estados Unidos, un gran país que tiene la CIA, el FBI... se habría dado cuenta, quizá al cabo de una o dos semanas, de que era inocente y que podía volver a mi casa", contó a ABC News.
Pero en lugar de eso, fue mantenido despierto durante 16 días y sometido a reiteradas violencias físicas y torturado.
Describió cómo lo habían levantado de una silla tomándolo por debajo de los brazos mientras sus pies estaban encadenados al piso, o cómo lo obligaban a correr con algunos guardias hasta ser arrastrado por ellos cuando ya quedaba agotado.
Otro espeluznante relato lo hizo esta misma semana en Suecia el iraquí Firas al-Sammarrai, quien fuera funcionario del servicio exterior de Bagdad antes de la ocupación de Iraq y que luego pasara varios años prisionero sin acusación alguna. Ahora hace sus denuncias enseñando las marcas en su cuerpo, ya que soldados estadounidenses le aplicaron electricidad en muchas ocasiones.
"Me desvistieron por completo, arrojaron agua fría en pleno invierno y fui golpeado y electrocutado, por lo que todavía tengo agujeros en los codos y rodillas donde me colocaron electrodos", explicó.
Respecto a la decisión de censurar las fotos de las torturas, sostuvo que eso sería una manipulación de la opinión pública mundial, y otro crimen contra el pueblo iraquí y la humanidad en general.
El también ex prisionero de la llamada cruzada antiterrorista de Washington, Mohammed Ali, de 23 años, sufrió torturas por parte del ejército de Estados Unidos.
Escuchó cómo, mientras unos soldados golpeaban su cabeza cubierta con una bolsa, otro tomaba fotos de aquella especie de divertimiento sádico.
Ahora, luego de ser sometido a dos operaciones debido a las golpeaduras, describe que lo sentaban en el suelo y dos soldados lo golpeaban, uno de ellos apagaba cigarrillos en su cuerpo y el otro le arrojaba cubos de agua helada.
Las fotos deben existir y sería mejor que las publiquen para que tanto en el Oriente Medio como en Occidente puedan ver lo ocurrido, añadió el ex detenido.
Las imágenes que ahora se censuran pueden o no divulgarse, pero lo real y bastante vergonzoso es que las torturas han quedado como testimonios de una abominable práctica en los cuerpos de los reos que sobrevivieron a ellas.
ELSON CONCEPCIÓN PÉREZ
elson.cp@granma.cip.cu
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