La política de "desalojos silenciosos", como la definió el jefe de gabinete porteño Rodríguez Larreta, sumada a la reducción del instituto para la vivienda (IVC) a un mera oficina burocrática y las políticas de hambre y persecución del pueblo pobre, arrastraron a casi mil personas más a vivir en la calle en el año de mayor recaudación histórica de la ciudad.
Como respuesta ante esta situación apremiante, los pobres sólo reciben palos. A fines del año pasado Macri decretó la legalización de una patota formada durante el gobierno de Ibarra, le sumó nuevos matones y la dotó de la infraestructura necesaria para que aumente su capacidad operativa: una fuerza parapolicial. Las crónicas se suceden: unos diez matones de la Ucep golpean casi hasta matar a los cratoneros que cometen la insolencia de defender con su vida su carro lleno de cartones, en un raid asesino por la calle Salta a la altura de Avenida San Juan hasta Independencia; matones de la Ucep se presentan como primera fuerza choque, cerca de las cinco de la mañana y antes que la policía y la orden del Juez, en el desalojo de un edificio sobre Paseo Colón frente al parque Lezama: una veintena de familias en la calle, señoras con la cara desfigurada y siete mil mugrosos pesos en la mano; matones de la Ucep hechan a puño limpio a cirujas del Parque Centenario.
Rememorando viejas épocas, se pasean en una camioneta sin patente, como aquellos viejos Falcon de Rucci y Osinde y los grupos de tareas de la dictadura militar.
Ante el silencio de los grandes medios y los reclamos por seguridad de los "vecinos" o "ciudadanos", el pueblo pobre se organiza y da la pelea. No podemos permanecer quietitos ante este siniestro y REAL avance de la derecha criminal.
Asamblea "Hablemos con la boca llena"
Todos los viernes 20hs en Independencia 3065
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