lunes, 15 de junio de 2009

El ASALTO FINAL


GENOCIDIO - AHORA VIENEN POR TODO

Los luctuosos sucesos ocurridos en la Amazonía Peruana en medio del intento “privatizador” perpetrado por el gobierno de Alan García, a fin de ejecutar “Las Leyes de la Selva”, en cuyo operativo le cupo ejecutar a más de medio centenar de indígenas; deberán hacernos despertar de nuestro ominoso letargo. Porque también resultamos ser cómplices por omisión.
La feroz represión contra indefensos nativos que sólo intentan hacer valer sus más elementales derechos humanos, traducidos en el derecho a vivir, a la defensa de la familia, a su propiedad, a la identidad cultural, a la pertenencia al propio territorio y al cuidado de los recursos estratégicos del país; ha activado la alarma en Organismos nacionales e internacionales de derechos humanos, que han condenado la violencia y la destrucción sistemática llevada a cabo contra un grupo racial.
El hecho es de tal gravedad que nos alcanza a todos, en tanto semejantes, integrantes de comunidades organizadas de una misma región. Y, además, porque no solamente pasa en Perú, sino también en Argentina y en el resto de los países del sur continente. Se trata de la culminación de la conquista comenzada allá lejos, desde los tiempos en que los españoles se venían con la cruz y la espada tintas en sangre de sus víctimas. Ahora, desde otro lugar, se viene el asalto final; el despojo de lo que se dejó. Viene ahora el zarpazo de las transnacionales del modelo exportador, agrícola-sojero, maderero, minero, hidrocarburífero y de la renta especulativa inmobiliaria. Esto no sería posible sin la complicidad de sectores neo-liberales vinculados a los gobiernos, y de la aleve pasividad del resto de la sociedad que no quiere enterarse de las cosas; como si ello no nos afectase a todos. Esto también está pasando ahora y aquí mismo; en el norte de Córdoba, en Santiago del Estero, Catamarca, Tucumán, Salta, Jujuy, Chaco, Formosa, Misiones; donde miles de hectáreas caen bajo el bramido letal de las topadoras. Donde millares de familias son violadas en sus más elementales derechos humanos; robadas, despojadas y arrastradas a la aniquilación, con la necesaria complicidad de los tres estamentos del Estado. Como está ocurriendo en Perú.
En momentos en que tanto se habla de “la defensa de los derechos humanos”, sin embargo, se siguen produciendo a diario criminales ofensas al más elemental de los derechos: La vida. En Argentina, a pesar de los cuasi-juicios que se siguen a algunos militares de la última dictadura por crímenes de lesa humanidad, se continúa tolerando el Genocidio de un grupo racial llamado despreciativamente “los indios”. Porque ese sí es un verdadero Genocidio, que va apareado a la destrucción de los recursos naturales y de la diversidad biológica. La Convención Internacional para la Prevención y Sanción del Delito de Genocidio incluye a los grupos nacionales, étnicos, raciales y religiosos como víctimas de este delito. ¡Qué duda puede caber sobre el exterminio de los pueblos originarios!
Lo recientemente ocurrido en el Perú es de gravedad suma, porque responde al intento estatal de entregar a empresas privadas transnacionales, reservas boscosas habitadas por gente; los aborígenes; pueblos originarios. Es la entrega de los recursos naturales de la región; selvas centenarias, suelo, subsuelo y reservas hídricas potables. Aunque ello signifique matar de desnutrición aguda severa, o a balazos, a sus verdaderos dueños y habitantes originarios.

Fernando Chanquía Aguirre

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