domingo, 21 de junio de 2009

Fondos de la ANSES para la General Motors

La empresa General Motors vendió por más de cinco mil millones de pesos durante 2007. Casi catorce millones de pesos diarios. Más de 9.600 pesos por minuto. El jueves de esta semana, la presidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner, viene a anunciar un crédito directo con fondos de la ANSES de entre doscientos y trescientos millones de pesos para complementar los 500 millones que la multinacional de origen norteamericano necesita para desarrollar su nuevo modelo de auto, el BIBA, aunque todavía no tiene marca comercial.
¿Por qué el gobierno nacional sale en auxilio de la General Motors?.
Una de las posibles respuestas se encuentra en los resultados de las políticas económicas implementadas en la última década donde la administración K ya lleva seis años.
De acuerdo a la investigación de Ana Rameri, Tomás Raffo y Claudio Lozano –hoy diputado nacional por Buenos Aires para Todos en Proyecto Sur- “al comparar la participación de las ventas de la cúpula para cada tipología empresaria se evidencia el crecimiento sostenido de la extranjerización. Si en 1997 las firmas extranjeras representaban el 64,3% de las ventas de la cúpula, en el 2005 representan el 75,8% y en el 2007 alcanzan el 77,3% de la misma”.
Más allá del discurso, la decisión de ayudar a la General Motors se inscribe en una política que en los últimos años mantuvo invicta la matriz de los años noventa: mayor concentración de riquezas en pocas manos y extranjerización de la economía.
Algo más: los investigadores aseguran que “la tasa de pobreza creció un 3% (lo que supone más de 1,3 millones de pobres) y la de la indigencia creció un 36% (es decir más de 1,8 millones de argentinos que pasan hambre)”.
De tal forma, “la brecha de ingresos que separa al 10% más rico del 10% más pobre, y que era de 22,1 veces en 1997 pasó a ser del 28,7 veces en el 2007 (se trata de una ampliación de la brecha del orden del 30%). Es decir la sociedad argentina del 2007 evidencia un cuadro combinado de mayor producción de riqueza, con una mayor explotación laboral (menor caída del desempleo, aumento de la precarización y caída del poder adquisitivo), un incremento de la pauperización social (más pobres e indigentes) y un aumento de la inequidad en la distribución del ingreso”, remarcaron los analistas.
Es fundamental preguntarse entonces, ¿dónde está lo nacional, popular y progresista de esta administraciones kirchneristas?.
No hay distribución de la riqueza porque no se la combate, al contrario, se la financia con fondos provenientes de los jubilados. Los mismos que ganan menos de setecientos pesos mensuales en su gran mayoría.
Así son los tiempos kircheristas, consolidan la matriz de los noventa y hacen literatura que jamás se encarna en la realidad cotidiana de las mayorías argentinas.

Carlos del Frade

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