lunes, 4 de mayo de 2020

Lomas de Zamora: aumentan los casos de coronavirus y dengue



Las condiciones socioeconómicas del distrito generan una bomba de tiempo a punto de estallar.

La Secretaría de Salud del Municipio de Lomas de Zamora informó a través de su parte diario del 2 de mayo la cantidad de casos de coronavirus que se han registrado en el distrito, llegando los mismos a 48 casos confirmados, desde el inicio de la pandemia, al mismo tiempo se aguarda el resultado de 152 test, con lo cual el número de personas contagiadas podría seguir aumentando.
Como si esto fuese poco, de forma oculta, ya que el coronavirus se lleva toda la atención mediática, crecen de forma alarmante los contagios de otro virus altamente peligroso, el del dengue. El gobierno provincial publicó que en total en la provincia de Buenos Aires existen más de 1.600 infectados y hay otros 1.000 en análisis, de los cuales 91 personas infectadas corresponden al distrito de Lomas. Los presentes datos fueron aportados por el Informe Epidemiológico del Ministerio de Salud Provincial, estableciendo que la zona sur del conurbano bonaerense es uno de los lugares más afectados.

La gestión municipal, la gran responsable

A la luz de los datos brindados por las propias instituciones gubernamentales, se ponen de relieve los motivos socioeconómicos que posibilitan el aumento de contagios. De ninguna manera se puede interpretar que se propaguen ambos virus como algo casual, ya que su caldo de cultivo tiene varios factores.
Hace décadas que la gestión municipal de Intendente Martín Insaurralde se propuso desarrollar una especulación inmobiliaria, que tiene su epicentro en las zonas céntricas, como es el caso de “Las Lomitas”. Dicha especulación tiene como resultado directo el encarecimiento de las propiedades y alquileres, situación que hace que a muchísimas familias trabajadoras se le haga imposible seguir sosteniendo el pago de sus viviendas. Lo cual desemboca en el aumento descomunal de los asentamientos y el desplazamiento de la población hacia zonas del distrito que no poseen los servicios urbanos mínimos e indispensables para una calidad de vida saludable, y donde las familias viven hacinadas: se trata de las barriadas populares de Fiorito, Ing. Budge, Santa Marta, Barrio Obrero, Villa Centenario, Villa Urbana, Villa Albertina, 2 de Abril, Villa Amelia, Villa Rita, Villa Lamadrid, Juan Manuel de Rosas, etc.
Otro de los factores tiene que ver con el vaciamiento del sistema de salud pública, el cual colapsa por el crecimiento poblacional y por su ahogo presupuestario. A modo de ejemplo el UPA (Unidad de Pronta Atención), ubicado en la calles de Pte. Perón (Camino Negro) y Recondo, estuvo en conflicto todo el año pasado porque no tenía pediatría, o sin ir más lejos, cualquier vecino que quiera sacar un turno en el Hospital Gandulfo debe armarse de paciencia, ya que son otorgados con plazos de varios meses.
Al mismo tiempo la infraestructura calamitosa es una constante. Las inundaciones recurrentes y de muy larga data hacen que barrios enteros queden aislados. Como por ejemplo el barrio de Olimpo, donde simples lluvias llevan a grandes inundaciones e imposibilitan salir a sus vecinos, conviviendo constantemente con el desborde de arroyos putrefactos y la exposición a aguas servidas y otros factores antihigiénicos.
Pero sin duda, uno de los más motivos más importantes es el aumento de la carestía, que se ve potenciada por el incremento de la desocupación y la suba de los precios. Es de destacar que en momentos donde se hace más necesario el aislamiento social como mecanismo para hacerle frente a la pandemia, el gobierno retacea la entrega de alimento a las organizaciones sociales independientes, lo que empuja a miles y miles de lomenses a salir a la calle en busca de su sustento económico, para poder parar la olla de su familia y obtener los elementos para su seguridad e higiene personal.

¿Cómo se le gana al coronavirus y al dengue?

El estado de situación del distrito hace de la cuestión sanitaria una verdadera bomba de tiempo, la cual parece acelerar su cuenta regresiva para la explosión. Se torna imperioso para el resguardo de la población local que se tomen acciones de fondo por parte del poder político. Las medidas adoptadas, así como la toma de decisiones deben estar bajo un control popular, en la forma de comisiones obreras de seguridad e higiene, para garantizar la efectiva implementación de un verdadero plan sanitario y económico que, por un lado, proteja la salud de la población y, por el otro, cubra las necesidades materiales de quienes necesitan ayuda económica. Se hace necesario una fiscalización y reordenamiento de las finanzas del municipio que parta de la apertura de sus libros y la revisión de los contratos. Crear un impuesto municipal a las grandes fortunas del distrito que sirvan para financiar un plan de emergencia.
Se tienen que prohibir los despidos, suspensiones y rebajas salariales. Garantizar un ingreso de emergencia de $ 30.000 mensuales para todas las familias que lo necesiten. Un aumento del presupuesto de la salud para equipar los centros sanitarios con todo el personal, elementos e insumos necesarios. Centralización en un sistema único de salud, que incorpore al régimen público los centros clínicos privados y las obras sociales. Reparto gratuito para las familias sin recursos de alcohol en gel, desinfectantes, barbijos, guantes de látex, repelente y todos aquellos elementos necesarios para afrontar el virus y las amenazas a nuestra salud. Provisión de agua potable. Construcción de cloacas y desagües (para las amplias zonas sin cubrir). Entrega de alimento para los comedores populares.
La realidad empuja a amplios sectores a discutir y organizar un plan de salida que ponga en primer orden de importancia los intereses de los jubilados, trabajadores, desocupados, juventud y niños del distrito.

Diego Acuña

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