La patronal de Aerolíneas comunicó este martes su decisión de absorber Austral.
Con los trillados argumentos de "mejorar sus números en 100 millones de dólares aproximadamente como producto de la reorganización de las estructuras internas, aumento significativo de la eficiencia operativa e incremento de la facturación" se anuncia un ajuste y desguace en gran escala de todo el grupo Aerolíneas.
Con frases que recuerdan al macrista Malvido, el camporista Ceriani avisa que reestructurará la compañía "en función de las necesidades del mercado, y no de la propia estructura".
Veamos: "Se crearán 2 unidades de negocios: un proyecto de mantenimiento y reparación de aeronaves a terceros y el desarrollo de una unidad de carga para el traslado de mercadería. Ambas, con una lógica y como modelo de negocios independiente ".
O sea que se va al desguace de la infraestructura aérea industrial más grande del país para transformarla en tercerizada, aprovechando la baratura ya extraordinaria de una mano de obra altamente calificada. "Unidad de negocios" que abre la puerta a una futura privatización.
Aerolíneas cobra en dólares algunos servicios de mantenimiento a terceros y aunque hoy los trabajadores ganan un 100% adicional por esos trabajos, no llegan ni a un tercio del costo laboral internacional.
Copiando el discurso de Latam, Ceriani agrega: "tenemos que adaptar las condiciones de trabajo a los estándares de la industria, para competir en condiciones de igualdad con las compañías de la región. Esto implica revisar las cláusulas de los convenios que quedaron obsoletas".
La patronal se explaya en las ventajas comparativas del negocio de carga. Pero resulta que una infraestructura preparada para el transporte de pasajeros no se modifica sin enormes inversiones en aviones cargueros y personal idóneo. Además es de esperar que todas las líneas en plena guerra comercial busquen esa salida improbable en un contexto de depresión mundial y derrumbe del intercambio comercial. Lo que queda claro es que "tendremos que acordar condiciones laborales acordes a la carga aérea".
En nombre de la "eficiencia" se resuelve incrementar la productividad reduciendo un 25% los tiempos de inspección técnica regular de aeronaves (recorrida mayor) para "que la disponibilidad de aviones aumente [...] durante los 3 meses de temporada alta": el modelo Flybondi que nos acostumbró a constantes incidentes y accidentes laborales.
Llueve sobre mojado
Al perder sus convenios los trabajadores de Austral se verán particularmente afectados porque siempre mantuvieron sus básicos de convenio que en Aerolíneas han sido destruidos por infinidad de sumas no remunerativas, por tarea específica, viáticos, especialidad etc., atadas al presentismo y que hoy han provocado con la cuarentena una rebaja salarial sigilosa del 30 al 40%.
La patronal anuncia un aumento de las horas de vuelo: 3% para la flota internacional, 10% en cabotaje y un 16% más de horas para los tripulantes. Este brutal incremento de la explotación se da sobre una base ya insostenible, que permitió en sucesivos acuerdos de la burocracia de los aeronavegantes ("horas flex"), pasar de un máximo de 10 horas diarias trabajadas a 12 o 13, con extras no optativas sino obligatorias, calculándose además el inicio de la tarea 35 minutos antes de subir al avión cuando durante décadas ese cálculo se tomaba 2 horas antes.
En un comunicado extraoficial que tiene el único objetivo de aplacar los temores de despidos masivos la patronal anuncia que sobre este aumento exponencial del trabajo de los aeronáuticos se van a ahorrar "2.500.000 dólares como producto de la eliminación de las horas extras" que serán reemplazadas por una explotación aún mayor.
Ceriani dice que el Estado no puede seguir poniendo plata cuando "hoy la salud pública, la mitigación de la pobreza y la atención a los vulnerables son una prioridad indiscutible", la hipocresía de los "pagadores seriales" de la deuda al desnudo.
Las burocracias sindicales, con la excepción de Uala (pilotos de Austral), han salido raudamente a apoyar la decisión. En lugar de unificar la lucha de Aerolíneas con la de Latam, se postulan como gendarmes del ajuste. Tenemos que repudiarlos y poner en pie de lucha a nuestros sindicatos. Organizándonos en cada sector, en asambleas y reuniones presenciales o virtuales. Rechazando este ajuste y preparándonos para enfrentarlo.
Agrupación La Pista
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