El municipio está entre los más afectados de la zona sur bonaerense.
En la Zona Sur del Conurbano bonaerense, Avellaneda se sitúa entre los distritos de la región sanitaria VI más afectados por los contagios de coronavirus, con un total de 47 casos y tres muertes.
Cuando aún no se ha alcanzado el pico de contagios y el gobierno municipal de Jorge Ferraresi se esfuerza en presentarse como un buen “piloto en la tormenta”, siguen sumándose denuncias de los trabajadores de la salud por el estado de los hospitales. Incluso los propios datos oficiales anuncian un escenario trágico.
Según estadísticas del municipio, publicadas en su página web el 26 de marzo, el distrito cuenta con 1.089 camas de internación entre los dos grandes hospitales de la zona: el Pedro Fiorito y el Presidente Perón, lo que da una proporción de 3 camas por cada 1.000 habitantes. La cantidad de respiradores es una incógnita. En la misma publicación, la gestión Ferraresi anunciaba que se otorgaría un subsidio de cinco millones de pesos a las cooperadoras de cada hospital, a fin de “cubrir las demandas de compra de insumos y atender las necesidades de las camas de internación”.
Sin embargo, dos semanas después del anuncio la cooperadora del Fiorito tuvo que comenzar una campaña solidaria para recaudar fondos para equiparse. El Hospital Fiorito había sido noticia por la ausencia de insumos, de medicamentos, de condiciones de salud e higiene, la carencia de personal y las denuncias por la extrema precarización laboral.
Lo propio ocurre con el Perón, que entre fines de 2017 y comienzos de 2018 se hizo conocido por el estado calamitoso de sus instalaciones. Una denuncia presentada por Daniel García, exconcejal del PRO que armó su propio bloque -Podemos-, reflejó que sufre inundaciones, invasión de ratas, riesgos de electrocución y hasta que se descartan de manera permanente cuerpos en un container por la ausencia de un morguero. Ello no lo motivó, sin embargo, a rechazar ese mismo año el Presupuesto municipal 2018, que implicaba una reducción directa en la partida presupuestaria destinada a salud.
Los trabajadores del Hospital Fiorito han protagonizado en los últimos días reclamos contundentes luego de que la ausencia de elementos de bioseguridad indispensables lleve a que varios de ellos hayan contraído Covid-19. El personal de limpieza del hospital, que en su mayor parte trabaja en condiciones de absoluta precarización laboral, denuncia que los productos sanitizantes que les brindan están en muchos casos vencidos. Esta realidad se replica en el Perón, donde están bloqueadas las designaciones de profesionales que son una necesidad.
Urge un verdadero programa de salida a la catástrofe que se avecina, que debe partir de las necesidades sanitarias reales de la población y de satisfacer las reivindicaciones de los trabajadores de la salud.
La parálisis de los sindicatos de la salud queda más al descubierto cuando en los distintos hospitales donde los trabajadores se organizaron conquistaron gran parte de sus reclamos. La dirección provincial de Cicop sigue viendo en el gobierno señales de "buena predisposición", y evita toda acción cuando no están garantizados ni los elementos de protección (EPP). En contraposición a ello, la asamblea de delegades residentes resolvió no atender si no cuentan con los elementos necesarios, tomando como ejemplo las acciones de lucha que se realizaron en el Hospital Belgrano y otros tantos.
El plenario nacional realizado por la agrupación Tribuna de Salud, que reunió a más de 200 trabajadores de todo el país, trazó una perspectiva al plantear la centralización del sistema de salud y la triplicación del presupuesto, basado en el no pago de la deuda externa y un impuesto progresivo al gran capital. Hoy esas demandas se vuelven de primera necesidad.
Omar Touceda y Manuel Taba
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