Ya se sabe con bastante certeza que la gripe porcina se originó en una granja de la multinacional Smithfield situada en las afueras de Veracruz, México.
Es un tipo de explotación industrial en las que miles de credos son enclaustrados en almacenes sucios de excrementos y sometidos a unas condiciones de alimentación y limpieza que hacen surgir este tipo de virus.
Las granjas industriales de ganado, porcino en particular, crecieron mucho en los últimos veinte años. En los años sesenta había un millón de granjas de cerdos en Estados Unidos y hoy solo existen 65.000. Los dueños de esas granjas, generalmente compañías multinacionales, han logrado hasta ahora frenar la investigación sobre sus métodos aunque ya el último año Smithfield fue multada con 12 millones de dólares y sigue sujeta a investigación en su país. Precisamente por esa razón ha establecido sus negocios en países con menos vigilancia, como México, a los que puede acceder en razón al tratado de Nafta, que permite una circulación sin restricciones entre México y Estados Unidos.
La FAO y la organización internacional de la Salud se empiezan a tomar en serio estas circunstancias y a poner en marcha investigaciones que son muy costosas y están además impedidas por la oposición de las multinacionales investigadas, que gastan mucho dinero en ocultar y disimular sus excesos.
Otro gran negocio se produce cuando se instala un miedo irracional a esas gripes que, de hecho, ya se han producido en otras ocasiones extinguiéndose rápidamente. Pero las compañías farmacéuticas están logrando grandes beneficios con la comercialización de sus vacunas. En concreto, Roche es la principal beneficiaria de esta tendencia a vacunar indiscriminadamente a todo el mundo y no hay que olvidar que Roche tiene acceso a los poderes de decisión política. No en balde su presidente es el ex ministro de Defensa de Bush, Ronald Rumsfield.
La coalición de los negocios que producen las gripes y las empresas farmacéuticas que producen las vacunas se prueba así como una de las grandes operaciones comerciales para explotar el miedo irracional. Y no hay que olvidar que todos los inviernos hay diferentes cepas de gripe que producen enfermedades y una cierta cantidad de muertes, sobre todo entre personas con bajas defensas. Una buena alimentación y una adecuada higiene son fundamentales, y más que suficientes, para evitar las enfermedades del aparato respiratorio.
Es curioso que se haga mucho menos ruido en torno a las grandes pandemias naturales, las millones de muertes causadas por el hambre, la pobreza, la falta de agua potable, cuyos autores forman parte de un sistema económico dirigido al bienestar de unos pocos en perjuicio de la gran mayoría.
Alberto Moncada (especial para ARGENPRESS.info)
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