jueves, 2 de agosto de 2007
Inolvidable Frank.
“Inolvidable ha sido para quienes tuvimos el privilegio de luchar a sus órdenes”, afirma Vilma Espín Guillois, destacada protagonista del alzamiento del 30 de noviembre de 1956 y una de las más valiosas y cercanas colaboradoras de Frank. Los materiales incluidos en su libro “INOLVIDABLE FRANK”, en las entrevistas, discursos, informes, presenta una valoración múltiple del entrañable héroe santiaguero, desde la honda mirada que conoció de su sensibilidad humana, sus elevados valores éticos y estéticos, sus dotes de organizador, su valentía y brillantes cualidades de jefe militar, lo cual unido a sus excepcionales condiciones de líder, a sus ideas políticas en defensa de la justicia y la libertad, cimentadas en un profundo conocimiento del pensamiento martiano y un gran fervor patriótico, lo convirtieron en el conductor de aquella acción heroica. Medio siglo después asombra su intrepidez y claras convicciones revolucionarias, y nos admira su firme decisión de unirse a Fidel, en quien reconoció al jefe indiscutible de la Revolución, a quien secundó eficazmente en el inicio de la gesta independentista del siglo XX, que tuvo un momento culminante en el desembarco del Granma. Los fragmentos que publicamos tienen no solo un valor testimonial, sino que están dichos de forma sencilla y diáfana, que humanizan al héroe y nos lo presentan como fue; Vilma expresa que... “no era difícil percibir cuánto de inteligencia, de nobleza, de sensibilidad y riqueza humana albergaba en él”
Vilma Espín Guillois
No es fácil resumir en un solo hombre el valor, las virtudes y la grandeza de los millares de luchadores revolucionarios que dieron sus vidas en el enfrentamiento a la tiranía batistiana. Puede hacerse sin vacilación cuando ese hombre es Frank País.
Frank tenía gran interés en estudiar los problemas políticos, era muy preocupado por aumentar sus conocimientos en este sentido; su pensamiento evolucionó mucho, e incluso en uno de los últimos documentos que elaboró antes de su muerte, plantea una serie de ideas sobre el futuro de nuestro país y menciona el socialismo.
...Preparó toda una serie de materiales con Pepito Tey, a partir de obras de Martí y algunas obras sobre las guerrillas, ejemplos de la lucha contra el nazismo y se consiguieron algunos libros que fueron pasando entre los muchachos de acción, antes de la etapa del 30 de noviembre. Después él tenía inquietudes de otro tipo.
Frank poseía cualidades y virtudes muy especiales, que si bien en cierto modo le eran intrínsecas, también fueron cultivadas en el seno de un hogar en el que recibió de su madre esmerada educación, bajo sólidos principios de disciplina, amor al estudio y al trabajo. Doña Rosario solía afirmar solemnemente: "¡En esta casa hay orden!"
...tenía una gran sensibilidad para la cosa artística, la belleza de la naturaleza, de la mujer. Sentía una gran admiración por su mamá; ella había tenido una vida muy ruda, era una mujer bien fuerte de carácter, y él tenía muchas delicadezas con ella. Yo recuerdo que el día de las madres me encargó que le comprara una orquídea...
Tenía una concepción de la mujer que fue, yo creo, lo que posibilitó que la mujer pudiera trabajar exactamente igual que los hombres en el Movimiento, porque aunque él tendía un poco a protegerla del peligro, no hacía diferencias en cuanto a las tareas a realizar, a menos que fueran tareas muy duras físicamente.
Su fervor patriótico, su entrega total a la lucha, su pureza absoluta de ideales y valentía a toda prueba despertaban el espíritu combativo e infundían confianza en su capacidad de dirección.
La solidez de sus principios, sus hondas convicciones revolucionarias, sus conceptos de organización, autodisciplina y exigencia justa, de las responsabilidades que conlleva el dirigir, entre las que valoraba altamente las referentes a la formación moral, la creación de la conciencia del deber, el temple del carácter, el hábito de estudiar, de meditar cada día para actuar mejor; todas estas son cualidades que necesita nuestro Partido en cada comunista. Su madurez prematura, la dialéctica evolución de sus ideas nos hacen pensar en cuán magnífico cuadro tendría hoy en él nuestra Revolución de haber vivido.
Para él, como para otros muchos jóvenes honestos, el golpe del 10 de marzo de 1952 constituyó una afrenta y a la vez un momento de trascendentes definiciones. A partir de entonces comenzó a buscar ansiosamente el camino que le permitiera luchar por la soberanía y el honor mancillado de la Patria.
Aunque intuía, calculaba que no llegaría a verla, Frank tuvo siempre una fe infinita en la victoria, una extraordinaria capacidad para crecerse ante cualquier dificultad, una entereza indoblegable ante las numerosas pruebas que tuvo que afrontar durante los breves años de su quehacer revolucionario, entre ellas la pérdida de compañeros muy apreciados y especialmente la muerte de Josué, su hermanito querido, destacado combatiente revolucionario.
La diafanidad de sus planteamientos, siempre profundos, sobre los objetivos de la lucha y la firmeza con que actuaba y exigía disciplina ganaba de inmediato la confianza y el respeto de los luchadores y personas honestas, y el respeto temeroso de quienes no actuaban limpiamente: politiqueros y farsantes le temieron cuando no cumplieron el compromiso de usar las armas para combatir o entregarlas a verdaderos combatientes en las acciones previstas el 30 de noviembre.
Frank, maestro de profunda raíz martiana y ricos recursos pedagógicos nacidos del genuino contenido patriótico en todo cuanto impartía, el amor con que enseñaba, los valores morales, los principios en los que educaba a los niños, los vínculos de amistad y respeto mutuo que estableció con sus alumnos, dejó en ellos honda huella, recuerdo inolvidable.
Inolvidable Frank es como lo han llamado muchos a través de todos estos años de Revolución en que se ha dado su nombre a numerosas instituciones, escuelas, hospitales, talleres, granjas, parques, grupos de estudio, en diversos lugares del país. Inolvidable ha sido para quienes tuvimos el privilegio de luchar a sus órdenes.
ORGANIZADOR Y ESTRATEGA
Frank solo tenía 17 años, pero desde el 10 de marzo de 1952 era activo participante en cada una de las acciones y actividades de repulsa al régimen que hemos descrito y, muy pronto, descuella por sus cualidades y aptitudes de dirigente.
Rebelde incansable, Déborah (nombre de guerra de Vilma Espín) se distinguió en la lucha insurreccional por su espíritu de combate, como se aprecia en esta histórica foto cuando se enfrenta enérgicamente a uno de los esbirros de la tiranía batistiana (en la extrema izquierda), por los abusos que estaban cometiendo contra la manifestación de las madres santiagueras durante la protesta del 30 de diciembre de 1956.
Se produce el ataque al cuartel Moncada, los asesinatos de jóvenes en esa tarde del 26 de julio de 1953 llenaron de indignación al pueblo de Santiago. Todos tratábamos de saber quiénes eran los valientes que habían realizado el asalto.
Hay que destacar, después del Moncada, lo importante que fue para nosotros, el impacto tremendo que causó La Historia me Absolverá. Fue algo que nos dio la garantía de una cosa nueva. Recuerdo que estaba en el Laboratorio cuando me dieron un ejemplar y lo leí ahí mismo, de un tirón. Estábamos todos fascinados, se hablaba un lenguaje nuevo en el que se clarificaba un programa alrededor del cual podíamos todos aglutinarnos para luchar y que era un programa avanzado y atractivo para la juventud. Fidel aún estaba en Isla de Pinos, pero nos identificábamos completamente con él y con sus objetivos.
En todo el país esto repercutió en las conciencias y en las esperanzas de quienes aún no se habían involucrado en la lucha. Frank trabajaba intensamente en las tareas de conseguir armas, parque, dinamita, de preparar a los integrantes de la organización clandestina, a fin de convertirlos en eficientes combatientes, en revolucionarios conscientes; constantemente los fogueaba con pequeñas acciones, pintando carteles revolucionarios en las paredes, los entrenaba en arme y desarme, y en tiro al blanco cada vez que era posible.
Las acciones de más riesgo para lograr apertrechamiento las dirigía personalmente: asalto al polvorín, al Club de Cazadores y otros encaminados a la obtención de armas como el asalto a la estación de policía del Caney, por el que fue detenido, procesado y absuelto por falta de pruebas.
Fue formando a los jefes de Células de Acción, de los cuales muchos eran mayores que él, y a todos los compañeros responsables de las otras tareas. Estableció las normas, los principios de la discreción, de la compartimentación, de la disciplina en todo, del cumplimiento estricto de las órdenes que recibíamos, era muy exigente y, al mismo tiempo, enseñaba a los compañeros a formar a los más jóvenes.
Cuando Fidel lo conoció en México, después de la amnistía que el pueblo logró arrancar a la dictadura, se percató de que tenía ante sí a uno de los jóvenes más capaces e íntegros que había conocido.
En sus manos depositó la trascendente misión de preparar las acciones de apoyo al desembarco de la futura expedición del Granma, tarea a la que Frank se consagró por entero y a la que dedicó toda su inteligencia y capacidad organizativa y de dirección.
Con marcada habilidad política, logró atraer hacia el Movimiento a diferentes grupos y sectores de la sociedad opuestos al régimen; día a día se desarrollaba su sabiduría política definiendo diferencias entre estos grupos, tomando plena conciencia del papel relevante que debían jugar los obreros, los trabajadores más humildes, fuerza en la que reconocía el principal motor de la Revolución. Frank fue profundamente admirado y respetado, un dirigente revolucionario al que todos acataban íntegramente, sin ningún tipo de reparo.
Era extraordinariamente previsor y analítico, exigente con cada uno de los compañeros pero, en primer lugar, consigo mismo. Tenaz, intransigente ante lo mal hecho y fiel hasta las últimas consecuencias a los principios, devino por su talento, capacidad de organización y cualidades de jefe, en uno de los principales pilares con que contaba la Revolución.
Hacia el mes de mayo de 1956 recibí una carta de un compañero de los que habían estado en el Moncada, y decía que había llegado a México... ...Le contesté diciendo que en julio volvía a Cuba (desde Boston, donde cursaba un postgrado), que me avisara si hacía falta que yo pasara por México para cualquier cosa. Fidel necesitaba enviar muchísimas cartas y quería pedirle a Frank toda una serie de datos y mapas ya con vistas al desembarco, y me mandó a decir que sí, que fuera...
Una noche, allí, Fidel me explicó largamente todo lo que necesitaba que yo trajera a Cuba. Después le pregunté cómo estaba Frank, y recuerdo que me dijo: "Frank es como los personajes esos de las películas, que hacen millones de cosas y nunca les pasa nada. Tú vas a ver cómo está Santiago, te vas a encontrar sorpresas..." Y es que acababan de tener una campaña en la que habían llenado todo Santiago de Cuba del nombre 26 de Julio escrito en las paredes... Fidel habló mucho esa noche de la personalidad de Frank, lo que significaba, que estaba trabajando muy activamente, que era muy importante el trabajo de él.
Ya en Santiago, me puse a las órdenes de Frank otra vez y comenzamos a trabajar rápidamente... Frank me encomendó también preparar unos lugares donde se prestara primeros auxilios a los muchachos en un momento de acción; hicimos conexiones con varios médicos y enfermeras, organizamos cursos de primeros auxilios para un grupo de muchachas y pedimos casas a diferentes personas hasta ubicar nueve puntos de la ciudad. A estos sitios les llamábamos "los botiquines" y en cada uno habría un médico, un enfermero o una enfermera y un grupo de muchachas de las que habían pasado los cursos de primeros auxilios.
LA VÍSPERA HEROICA: EL ALZAMIENTO DE SANTIAGO DE CUBA
Frank estuvo con Fidel en México en agosto y en octubre. En la última reunión, Fidel nombra a Frank Jefe Nacional de Acción y, a propuesta de Frank, se toma la decisión de preparar una fuerte acción insurreccional armada en Santiago, acompañada de acciones diversas en varios puntos de Oriente y otros lugares del país donde fuera posible, a fin de retener al ejército batistiano e impedir que sus fuerzas acudieran a la zona del desembarco de Fidel y los demás expedicionarios.
...cuando Arturo (Duque de Estrada) recibe el telegrama de aviso, yo no sabía aún concretamente de qué se trataba. El día 28 hubo una reunión a la que yo no le di importancia, porque pensé que era una más de las muchas que teníamos para esto o lo otro, y resultó ser donde se reunieron todos los grupos de acción para preparar ya lo del 30. Por la mañana del 29, Frank habló conmigo y me explicó que ya había salido el barco, y eso quería decir que debíamos tener todo listo para la madrugada del 30.
En Frank, siempre sereno y comedido, estalló la euforia cuando fue a llevarles el telegrama de México a Haydée y a Armando. La euforia que aquel 30 de noviembre nos rebosaba el pecho al pensar que podíamos morir por la patria en ese día. Tras cumplir la orden de entregar el llamamiento al pueblo —grabado la noche anterior—, a los que tenían que pasarlo por línea de radio y telefónica, nos encontramos con Frank y los demás compañeros al entrar en la casa de Santa Lucía, escogida por él para el estado mayor. A excepción del morterazo sobre el Moncada que no sonó, todas las demás acciones se iniciaron a las 7 según lo acordado. Unos minutos antes Pepito llamaba para comunicar que iniciaba el ataque a la Estación de Policía del Intendente, consciente de lo difícil de la misión, Pepito, el sustituto de Frank, al que vimos pasar con sus compañeros en carro repleto, con las armas en alto y uniforme verde olivo gritando "¡Viva Cuba Libre!", cuando llegábamos al estado mayor.
Para hablar del 30 de noviembre es necesario hablar de Frank País, es necesario hablar del pueblo de Santiago que en ningún momento fue simple espectador de la batalla, sino que la apoyó decididamente y, en el momento preciso, escondió a sus hijos de la barbarie batistiana, guardó armas y uniformes, ¡que no permitiría el pueblo santiaguero que se repitiera la masacre perpetrada tras el Moncada!... Y luego con dignidad, heroísmo y rebeldía supo llevar en hombros hasta el cementerio a los caídos en el combate, jurando frente a sus tumbas continuar la lucha, Pepito Tey, Otto Parellada, Tony Alomá, cada vida segada se hizo numerosa en herederos de sus ideales, prestos a empuñar las armas y a proseguir el combate.
Histéricos estaban los soldados que al otro día cruzaron con una ráfaga de ametralladora todo el frente acristalado de la funeraria cuando velábamos a Pepito.
La casa de San Jerónimo que Frank había utilizado a menudo para reuniones con algún compañero o grupo, o para refugio en algún momento antes de septiembre, pasó a ser ya el Cuartel General, como él lo llamaba, como punto de contacto de los compañeros de la Dirección Nacional, pero también de los compañeros de las células al terminar las acciones el 30 de noviembre para reportar. Allí, en la espera de saber de Fidel y, al mismo tiempo, mantener Frank el contacto con todos los que tenía que ver, nos mantuvimos por bastante tiempo.
La confianza de Frank estaba en la barriada que, consciente de lo que allí ocurría, se mantenía en guardia espontáneamente, nos avisaba de cualquier irregularidad por teléfono, y hospedaba a Frank cuando había sospecha de que registraran nuestro cuartel general. El pueblo vigilaba, actuaba.
A partir de que se tuvo ya contacto con Fidel, su afán en la propaganda era tener información lo más frecuente posible de Fidel, de los combates, de la Sierra, para contrarrestar las calumnias constantes de la prensa oficial...
El levantamiento del 30 de Noviembre de 1956 en Santiago de Cuba, demostró la fuerza pujante, la organización y disciplina que había alcanzado el Movimiento 26 de Julio, al realizar una acción de extraordinaria importancia para apoyar el desembarco dirigido por Fidel Castro y que daría inicio a la etapa insurreccional...
...el claro amanecer del 30 de noviembre no podrá borrarse jamás de la memoria de los que tuvimos la dicha y la honra de participar en aquellos hechos.
En la Sierra Maestra, Fidel al frente, nacía y se forjaba el Ejército Rebelde, ¡cuánto anheló Frank combatir allí junto a Fidel!, ¡qué fuerte la tentación de subir la montaña! "Nos toca quedarnos", nos dijo, "nuestro deber está aquí", y se dedicó en total entrega a cumplirlo¼ (Tomado de Granma)
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