13/08/2007
Un palito acá, un palito allá
Repasemos. Algunas cosas han cambiado en el último año de gobierno de Néstor Kirchner. A la desaparición de Julio López, y la consecuente falta de respuestas del ejecutivo nacional, le siguieron una serie de amenazas e intimidaciones a militantes populares y de organismo de derechos humanos denunciadas ante la justicia. A estos hechos se le suma las recientes detenciones de activistas y militantes que hasta la fecha permanecen detenidos, con un panorama legal más bien oscuro. En tanto, en los últimos meses han reaparecido signos de represiòn a la protesta social, que sin llegar a hechos de maxima gravedad, muestran una tendencia preocupante. Comparado con sus antecesores, el de Kirchner no ha sido un gobierno represivo, comparando el último tramo de gestión con sus primeros años, la violencia estatal viene aumentado.
El fusilamiento de Carlos Fuentealba, prácticamente festejado en publico por el gobernador Sobisch, fue la muestra más salvaje de estos hechos. Si bien el docente fue asesinado por fuerzas provinciales, la administración nacional no estuvo exenta de responsabilidades en este crimen, y viene sosteniendo una política de represión de baja intensidad en diversos puntos del país. Estas medidas no se aplican solamente a las expresiones enmarcadas dentro de reivindicaciones políticas, sino que se generalizan al conjunto de los conflicto, tiendan estos a cuestionar o no la política oficial.
Diez días atrás fueron reprimidos los cooperativistas del puerto marplatense, quienes no son siquiera dignos referentes de esa lucha, cuando se les impidió bloquear una ruta. En junio, los trabajadores del Casino de Buenos Aires habían sido apaleados frente y dentro de la sede del Ministerio de Trabajo en Leandro N. Alem. El pasado 19 de Julio, taxistas que protestaban frente al Hotel Sheraton fueron golpeados por efectivos de Infantería. A principios del mes pasado fue enfrentada por la policía una protesta de camioneros frente a la embajada de Brasil. Dos semanas antes, a los trabajadores no profesionales del Hospital de Clínicas también recibieron bastonazos frente al rectorado de la UBA. Escenas como estas no se observaban con tanta frecuencia durante el gobierno de Kirchner, no al menos en Capital Federal y conurbano.
En sintonía con estas acciones, hacia el interior del país el panorama no es muy distinto. A las embestidas de las fuerzas de represión locales se la ha sumado el accionar de fuerzas federales, táctica que dio comienzo Carlos Menem allá por el año 1997 reprimiendo las puebladas de Gral. Mosconi y Tartagal. La Gendarmería Nacional viene jugando a modo de comodín, actuando a lo largo y ancho del país; ocupando establecimientos educativos en Santa Cruz, garantizando el “orden” en Puerto Deseado y más recientemente, promediando la última semana, en la propia ciudad de Buenos Aires ocupando el Hospital Francés ante el “peligro” de los trabajadores de ese establecimiento.
En este sentido, es notoria la naturalidad con que son vistos por los medios y el gobierno nacional los violentos desalojos como forma de resolción de las ocupaciones de tierra en los últimos meses. Los fastuosos operativos frente a las movilizaciones populares más convocantes, todavía le dan buenos resultados al gobierno en su afán por desmovilizar a la población, tal como ocurrió el último 26 de Junio durante el quinto aniversario de la Masacre de Avellaneda. Centenares de efectivos impidieron durante una hora y media el acceso al Puente Pueyrredón a miles de personas.
Paralelamente, la persecución al activismo político no alineado va in crescendo. Hace solo unos días y mediante un comunicado de prensa el FUTRADEyO y Bloque Obrero y Popular denunciaron que "José Villalba , fue secuestrado el día 26 de julio por personal de civil sin identificación, llevándolo con violencia en camionetas sin patentes, al mejor estilo de la pasada dictadura militar, buscando a otros dirigentes de esta organización. Con Falcon que merodean por las noches los comedores y bibliotecas populares del barrio Eva Duarte y La Loma, en Laferrere".
Días después, en una movilización para pedir su libertad fue detenida Miriam Biancheri, de la misma organización. Estas detenciones van perfilando un patrón de judicialización de la protesta, que aumenta la lista de detenidos. Raúl Lescano y Fernando Esteche, militantes de Quebracho presos desde el mes de abril, se encuentran en una delicada situación legal, dado que, según los trascendidos, permanecerán en prisión preventiva hasta la realización del juicio oral, en el que se los acusa de destrozos y asociación ilícita.
El kirchnerismo ha lanzado a toda pompa la campaña presidencial de su candidata Cristina Kirchner, manifestando que ella encarnará una etapa de "mayor nivel de institucionalidad". Los últimos acontecimientos de la actual gestión, enumerados en este texto, permiten delinear una preocupante segunda lectura de ese discurso.
P de F
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