jueves, 2 de agosto de 2007
Frank Pais : combatiente extraordinario.
El jefe de Acción y sabotaje del Movimiento 26 de Julio sigue siendo un paradigma de inteligencia, integridad y carácter
Pedro Antonio García (Bohemia)
Al mediodía, después de almorzar, se reunió con dos muchachos del Movimiento. Le traían el libro que había pedido: Entre la libertad y el miedo, de Germán Arciniegas. Una de las mujeres se percató de que la policía batistiana venía registrando unas cuadras más abajo, casa por casa, subiendo por la santiaguera calle San Germán. Él tomó una decisión: ordenó a los dos jóvenes que se marcharan en el carro. Alegó que le sería mucho más fácil alejarse a pie.
A las mujeres les entregó unos documentos. "No pueden caer en manos de la tiranía", dijo. Salió con el dueño de la casa, el combatiente Raúl Pujol, San Germán arriba. "Eh, detengan a esos dos", gritó un esbirro. Les rodearon los uniformados. "Pero, ¿no sabe quién es este, coronel? –un connotado chivato sonreía cínicamente–. Es Frank País."
Comenzaron a golpearlos. Cuando finalmente ametrallaron a Pujol, ya el joven estaba sin conocimiento. A Frank lo empujaron hasta el callejón del Muro y allí le acribillaron a balazos. "Aquí todo el mundo tiene que tirar, delante de todo Santiago", vociferaba el coronel. Los esbirros vaciaron sus armas sobre los cadáveres. Arrojaron cerca del de Frank una pistola 45 con dos peines; luego se vio que eran de un calibre distinto. Era el 30 de julio de 1957.
El joven Frank
Jesús Montané Oropesa, combatiente del Moncada y el Granma, solía decir que tres fechas habían marcado la vida de Frank País García: el golpe de Estado del 10 de marzo de 1952, el asalto al Moncada y el levantamiento del 30 de noviembre de 1956.
Hasta la asonada batistiana era un joven introvertido, muy discreto, buen estudiante. Se distinguía en Matemáticas, Historia e Inglés. Le gustaban los helados de cualquier sabor, jugar parchís, las historietas de los diarios dominicales y las películas de vaqueros. Amante de la buena música, tocaba el piano y tenía buena voz: con una novia disgustada se reconcilió cantándole Torna a Sorrento, delante de toda el aula.
El 10 de marzo, ante el golpe de Estado de Batista, acudió al Moncada como muchos jóvenes santiagueros. Querían que el entonces jefe de la fortaleza -quien no se había plegado aún a los golpistas- les diera un arma para enfrentarlos. Encontró a un militar más preocupado en salvar su pellejo que en cumplir con su deber. "Triste destino el de un país –le oyeron decir a Frank– donde aquellos que le han jurado amor, respeto y honra ante una bandera, son incapaces, llegado el momento, de empuñar las armas y defender aquellos ideales por los que juraron un día."
A sus estudios en la Escuela Normal para Maestros y a sus actividades como dirigente estudiantil, sumó sus primeras acciones contra la tiranía. Se le vio en la integración del Bloque Revolucionario Estudiantil Normalista (BREN), en la constitución de la Federación Local de Centros de Segunda Enseñanza y del Directorio Estudiantil Revolucionario.
"El asalto al cuartel Moncada –asegura su compañera de lucha, Asela de los Santos– y la figura de Fidel tienen una influencia decisiva en Frank y sus compañeros." Según el también destacado combatiente Pedro García Lupiáñez, "él y Pepito Tey empiezan a dar vueltas alrededor del cuartel (…) ir por los lugares donde habían estado los combatientes para buscar armas". "Te digo que si las hubiera encontrado –confesaba el propio Frank a una amiga–, a estas horas estaría yo también peleando con ellos".
El organizador
"En el año 1954 –afirma el fundador del M-26-7 en Manzanillo y veterano del Granma, Manuel Echevarría–, Frank va personalmente a vernos y nos plantea que está vertebrando un movimiento que se llama Acción Revolucionario Oriental (ARO). Su finalidad: luchar con las armas para derrocar la tiranía."
"El cambio de ARO por Acción Nacional Revolucionaria (ANR) –asevera el combatiente Enzo Infante–, ocurre cuando ya Pepito ha hecho contactos en Camagüey."
Cuando Fidel salió de prisión en mayo de 1955, agrupó en el M-26-7, junto con los moncadistas, a muchos revolucionarios de diverso origen. Con ese fin se reunió con varios compañeros de Santiago de Cuba. "Allí le hablé de Frank –dice María Antonia Figueroa, una de las fundadoras del Movimiento en la Ciudad Héroe–, él me encomendó que lo invitara a formar parte del ejecutivo en Oriente."
"Se fusionan las organizaciones –afirma con respecto a ANR, Asela de los Santos–. Frank se integra al 26 de Julio, entonces se incrementa la lucha, las acciones de sabotaje a la provincia, tratamos de localizar más armas para entrenar a los compañeros, de acrecentar la propaganda contra la tiranía; finalmente, crear el clima de preparación para la lucha armada."
Su primer encuentro con Fidel fue en México, a principios de agosto de 1956. El máximo líder del M-26-7 no puede ocultar su admiración por el joven santiaguero: "He podido comprobar –escribió a María Antonia Figueroa–, todo cuanto me habían dicho sobre las magníficas cualidades de organizador, el valor y la capacidad de Frank. Nos hemos entendido muy bien". Al regresar del país azteca, investido como delegado nacional del Movimiento y su jefe de Acción, este trajo planes concretos para lo que se avecinaba: la selección de algunos compañeros para adiestrarse en esa nación y luego incorporarse a la expedición proyectada; y la organización de todas las provincias con vistas a hacer acciones en apoyo al desembarco.
El 27 de noviembre de 1956 se recibe la confirmación de la partida de los expedicionarios del Granma hacia Cuba. "El día 29 trabajamos frenéticamente en la preparación de las casas –expresó luego el propio Frank en un informe al M-26-7– y la repartición de las armas y los uniformes. Por la noche nos acuartelamos." La hora de inicio del levantamiento era las siete de la mañana (del 30 de noviembre). "El cuartel general lo instalamos en un lugar adecuado –proseguía Frank–, rodeamos una casa y pedimos hablar con el dueño. ‘Necesitamos esta casa para la Revolución. Sentimos molestarlo pero queremos su permiso y que se retire con su familia. Llévese todas las joyas y el dinero’."
Según Vilma Espín, "se desarrollarían tres acciones fundamentales: la toma de la estación de la policía, la de la policía marítima y el ataque al cuartel Moncada, que comenzaría con el disparo de un mortero, lo que daría la señal para comenzar todas las demás. Esta última falló… Se tomó la policía marítima con éxito. El ataque a la estación de policía fue muy difícil y perdimos tres valiosos compañeros (Pepito Tey, Tony Alomá y Otto Parellada)… En el momento de producirse el alzamiento pensábamos que Fidel ya había llegado". "Al fracasar básicamente el primer plan –explicaba Frank País–, debido fundamentalmente al no funcionar la batería de morteros, que impidió el ataque y bloqueo del Moncada, nuestras fuerzas comenzaron a retirarse hacia el Cuartel General."
"(…) Pusimos en práctica el plan número dos, estudiado previamente considerando los imprevistos. Consistía en replegarnos. Tomar las alturas de la ciudad y comenzar una guerra de francotiradores. Hubo un combate en el Instituto, en donde los tiroteos fueron intensísimos. Los aviones volaban muy bajo. Les hacíamos fuego desde cualquier posición, habiéndole perforado el tanque de gasolina de uno que tuvo que aterrizar averiado".
"El sábado (1ro. de diciembre) continuaban los combates. El ejército, asustado, disparaba sobre cualquiera. Así mataron a varios transeúntes. Inmediatamente comenzó a ejecutarse el plan número tres: sabotajes a los servicios públicos, quema de cañaverales, incendio de las grandes propiedades…"
Callada lección
Luego del levantamiento del 30 de noviembre, Frank asumió como tareas la reorganización del M-26-7 y la ayuda al naciente Ejército Rebelde, que ya libraba exitosamente sus primeros combates.
El Che, quien lo conoció en una de las visitas de Frank a la Sierra, lo describiría después como "uno de esos hombres que se imponen en la primera entrevista… sus ojos mostraban enseguida al hombre poseído por una causa, con fe en la misma; y además, que ese hombre era un ser superior. Hoy se le llama ‘el inolvidable Frank País’; para mí, que lo vi una sola vez, es así".
"Nos dio una callada lección de orden y disciplina, limpiando nuestros fusiles sucios, contando las balas y ordenándolas para que no se perdieran. Desde ese día, me hice el propósito de cuidar más mi arma."
El 9 de marzo de 1957, Frank cayó preso. La movilización popular evitó que fuera asesinado. Enjuiciado junto con los expedicionarios del Granma y los combatientes detenidos por el levantamiento del 30 de noviembre, resultó absuelto a mediados de mayo de 1957. Desde entonces, continuó su labor sin reposo: preparar la nueva organización del Movimiento en toda la Isla, apoyar a la Sierra, trabajar en la creación de un segundo frente guerrillero.
Días antes de caer asesinado, en una carta suscrita por Fidel y los oficiales del Ejército Rebelde, estos afirmaban: "En cuanto a la Sierra, cuando se escriba la historia de esta etapa revolucionaria, en la portada tendrán que aparecer dos nombres: David (Frank País) y Norma (Celia Sánchez Manduley)".
Ese talento asesinado
Al conocer la noticia de su muerte, en carta a Celia, el 31 de julio de 1957, Fidel lo calificaba "el más valioso, el más útil, el más extraordinario de nuestros combatientes". En otra parte de esa misiva, escribió: "No puedo expresarte la amargura, la indignación, el dolor infinito, que nos embarga. ¡Qué bárbaros! Lo cazaron en la calle cobardemente, valiéndose de todas las ventajas que disfrutan para perseguir a un luchador clandestino. ¡Qué monstruos! No saben la inteligencia, el carácter, la integridad que han asesinado. No sospecha siquiera el pueblo de Cuba quién era Frank País, lo que había en él de grande y prometedor. Duele verlo así, ultimado en plena madurez, a pesar de sus 25 años, cuando estaba dándole a la Revolución lo mejor de sí mismo. Guardaré sus últimas cartas, escritos notas, como prueba de lo que fue ese talento asesinado en la flor de su vida. ¡Cuánta pérdida significa esta lucha!..."
Publicado originalmente en Bohemia: 13 de julio de 2006
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