martes, 14 de agosto de 2007

Colombia :el reino de los casos.



Altos oficiales colombianos, narcos y paracos!
Uno. Cada ruta de narcotráfico para la exportación de drogas, es una cadena de corrupción, que involucra a toda la cadena de mando, civil y militar, según la ruta, marítima o terrestre. Es imposible que las altas esferas, no tengan nada que ver con el narcotráfico, pero como siempre ocurre, los capturados son los simples “agentes de aduanas” o los campesinos que siembran coca.



[Johnson Bastidas]

Con el sofisma de que se trata “solo de casos aislados” sigue la purga en las FFMM, la opinión pública ha visto el llamado, ya cotidiano a calificar servicios de varios altos oficiales de las FFAA, donde ninguna de las armas pasa el examen de la buena conducta. Tras esta racha de “despidos masivos” se esconden varias cosas:

Esconder una política sistemática del régimen colombiano de violación de los DDHH, que al final queda, ante la opinión pública nacional e internacional, reducida a simples actos de manzanas podridas al interior de las FFMM.

Cada ruta de narcotráfico para la exportación de drogas, es una cadena de corrupción, que involucra a toda la cadena de mando, civil y militar, según la ruta, marítima o terrestre. Es imposible que las altas esferas, no tengan nada que ver con el narcotráfico, pero como siempre ocurre, los capturados son los simples “agentes de aduanas” o los campesinos que siembran coca.

La desmoralización de las tropas es indiscutible. Como el régimen pretende ganar la guerra contra la insurgencia, si los oficiales encargados de la conducción de la guerra, digamos de la implementación de la seguridad democrática, están más preocupados por enriquecerse, por un lado, y por el otro, éstos son sólo instrumentos de los políticos de turno, que los consideran “desechables” en cualquier instante de sus apetitos electoreros.

A punta de charreteras, el ministro Juan Manuel Santos, esta haciendo ya su campaña política a la presidencia de la república. Con los despidos masivos de militares crápulas, el ministro nos pasa el mensaje subliminal de que es el heredero natural del uribismo, hasta el punto que ya nos ha anunciado cual sería su eventual ministro de defensa: Álvaro Uribe Vélez. Negocio redondo.

El que pierde con todo esto, es el Vicepresidente que también tiene sed presidencial, pero no ha dado la talla, ante tanta malicia y maquiavelismo de su primo. El vicepresidente, cada vez que abre la boca pone lápidas a los sindicalistas, pero su estilito de gomelo javeriano, no le alcanza para esculpirse como punta de lanza de la seguridad democrática, su única virtud/arma es la lengua viperina.

Con todo esto, los verdaderos jefes del narcotráfico, inmersos en la política domestica quedan incólumes ante la justicia, sólo los peones caen. Los grandes capos se pasean orondos, gozando de la inmunidad del régimen, mientras que a los ciudadanos de a pie nos queda la imagen de que están cayendo los culpables, de la corrupción, del paramilitarismo, de la Parapolítica, pero en realidad, caen sólo los “desechables”, los que ya han cumplido su ciclo, o han hecho mal su trabajo. Las élites siguen ahí, bebiendo parasitariamente de la savia que brota de ese gran árbol de la corrupción.

No podemos terminar, sin recordar que se cumple un año más sin Jaime Garzón, otro caso aislado del terrorismo de Estado, y como siempre, los mentores de su crimen, están ahí agazapados, conspirando contra otras posibles victimas. El chiste y la mofa siguen de luto en este país del sagrado corazón, donde reina la impunidad. Las investigaciones exhaustivas tienen aquí, en el asesinato de Jaime Garzón otro ejemplo de su incompetencia.

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