domingo, 22 de septiembre de 2013
“Volvimos Nosotros”
Alejandro Marambio, titular del Servicio Penitenciario Federal
Ya se sienten los cambios en el comportamiento del Servicio Penitenciario Federal (SPF) tras el recambio en la jefatura. La llegada de Alejandro Marambio, designado por el Gobierno Nacional a su segundo mandato tras la polémica renuncia de Victor Hortel, envalentonó a los miembros del SPF a volver a sus peores prácticas.
Desde la vuelta de Marambio se multiplicaron las denuncias por maltratos y violencias, con epicentro en las cárceles ubicadas en la localidad de Ezeiza. En menos de 20 días dos personas aparecieron ahorcadas en el Complejo Penitenciario Federal 1 (CPF1), el mismo en el que se produjo la fuga que desato la salida de Hortel. En la vecina unidad de mujeres, las denuncias por maltratos derivaron en la remoción del director.
Matías Ezequiel Cejas apareció ahorcado el pasado 27 de agosto en su celda en el CPF1. Venía de la Unidad 7 de Resistencia, Chaco, con un traslado requerido por Abel Córdoba, fiscal titular de la flamante Procuraduría contra la Violencia Institucional (PROCUVIN). El motivo del traslado fue que tanto Matías como su hermano habían sido violentamente torturados por los agentes penitenciarios en la unidad chaqueña. El destino ordenado por el Juez de Ejecución era la Unidad Psiquiátrica 20, que también es parte del complejo penitenciario de Ezeiza, debido a la condición de salud mental del interno. Pero el SPF no acató la orden justificándose en que según sus médicos no había “criterio de internación”. En el CPF1 Matías no recibió atención psicológica ni ninguna contención, por lo que el fiscal a cargo de la investigación de su muerte, Adrián García Lois, apunta al abandono de persona.
La tortura psicológica es moneda corriente en las cárceles federales. Si a eso le sumamos la falta de atención en este aspecto, un programa de prevención de suicidios que no es más que un nombre, la desincentivación mediante obstáculos a las visitas del exterior, los estancamientos en los régimenes progresivos que permiten acceder a las distintas modalidades de salidas, el aislamiento como sanción o como modalidad de encierro, las requisas violentas, los malos tratos y las torturas físicas, el resultado es la elevadísima tasa de suicidios dentro de las cárceles federales*. Aproximadamente el 15% del total de las muertes ocurridas en cárceles federales son suicidios, o mejor dicho, homicidios por acción u omisión.
Mario Ortiz testificó en la causa que investiga la muerte de Matías. 18 días después apareció ahorcado en su celda del CPF1. Esta vez hay serias dudas de que se haya tratado de un suicidio. Le faltaba poco para salir, su familia lo había visitado recientemente y lo habían encontrado en buen estado de ánimo, como también lo hicieron sus compañeros que acusan que fue asesinado. Por si no alcanzara con empujar a las personas a quitarse la vida, en muchos casos los asesinatos cometidos por los guardias se simulan como suicidios. Basta recordar el comunicado oficial del Servicio Penitenciario Bonaerense tras el brutal asesinato de Patricio Barros Cisneros cometido por los guardias que informaba que el interno se había golpeado la cabeza contra los barrotes “autolesionandose hasta morir”.
El 11 de septiembre pasado la Comisión de Coordinación y Seguimiento de control Judicial de Unidades Carcelarias visitó el la cárcel de mujeres de Ezeiza. Tras constatar señales de malos tratos en al menos dos internas, denunciaron la situación al SPF. Marambio debió responder con el pase a disponibilidad del jefe del complejo.
Tras la llegada de Marambio, en el CPF1 se registraron problemas con las visitas, demoras en las bajadas y en los reintegros a los pabellones y mal trato a los familiares. Se han limitado las cosas que se pueden entrar al penal, sobre todo la comida obligando a los internos a recurrir a la cantina que maneja el SPF con precios elevados. Hasta les quitaron los fuelles de cocina. Las sanciones de multiplicaron, también las golpizas y las amenazas. El Servicio hizo cruces entre pabellones cuyo resultado fue un interno apuñalado siete veces.
Los estudiantes de Ezeiza hombres sacaron un comunicado desde el Centro de Estudiantes Universitarios de Ezeiza (CEUE) en el que denuncian la situación tras la llegada del nuevo director. “El total de la población que se encuentra privada de su libertad esta recibiendo todo tipo de amenazas y tormentos físicos y psicológicos por parte del personal del SPF, tales como ‘volvimos nosotros’ o ‘volvió la dictadura”. Relatan también los últimos sucesos en el CPF 1 tras la asunción de Marambio: “Modulo Ingreso: se utiliza el método manos atrás y cabeza gacha, como así también requisas violentas con golpes y tormentos psicológicos. Módulo 3: aparece ahorcado ‘misteriosamente’ un interno que había realizado denuncias contra el SPF. Módulo 4: en el pabellón B un interno resulta con graves lesiones por apremios por parte de la sección requisas del SPF. Módulo 5: irrumpe personal de requisa violentamente, dentro del sector Universitario perteneciente a la UBA, con intención de sancionar a un miembro de la comisión directiva a fin de instaurar el miedo entre el alumnado refiriendo el personal de requisa que ‘ahora ya se fue Hortel y mandamos nosotros".
Marambio llegó muy cuestionado a su segundo mandato al frente del SPF. Prácticamente todos los organismos de Derechos Humanos y las organizaciones sociales y políticas con presencia en las cárceles se opusieron a su designación. Lo mismo hizo el Procurador Penitenciario Francisco Mugnolo, Perez Esquivel, Estela de Carlotto y una serie de personalidades vinculadas a la lucha por los Derechos Humanos en las priosines. La razón del cruce fue que la primer gestión de Marambio estuvo marcada por la proliferación de la violencia hacia los presos dentro de las cárceles federales y la imposición de trabas a los organismos de derechos humanos y la procuración penitenciaria.
Los recientes hechos dan la razón a los detractores de Marambio, como también lo hace el notorio cambio de humor de los guardias del SPF. La felicidad de los uniformados es visible en todas las oficinas y la sensación de libertad e impunidad en el actuar se siente en el (mal) trato recibido por quienes visitamos las cárceles federales. La contracara de esa felicidad es el miedo que reina en los pabellones.
Francisco Soriano.
* Todas estas circunstancias son denunciadas ampliamente en los informes anuales de la Procuración Penitenciaria Nacional. En el CPF1 en 2009, cuando Alejandro Marambio era director, en los módulos el promedio de sancionados se ubico entre el 30% y el 50% de la población total; el 77,2% de las personas detenidas en 3 módulos de la unidad sufrieron malos tratos físicos y torturas y el 38% de la población total sufrió lesiones.
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