jueves, 12 de septiembre de 2013

La militarización K



4.500 gendarmes enviados a la provincia de Buenos Aires estaban asentados hasta ahora en zonas de frontera, en las que serán reemplazados por efectivos del Ejército. Como se sabe, la presencia militar en funciones de seguridad está expresamente prohibida por una ley nacional. Sin embargo, el gobierno ha decidido avanzar en un proceso de militarización.
La idea no es nueva, sólo que ahora se lleva a la práctica. Ya en julio, la Presidenta (durante la cena de camaradería de las Fuerzas Armadas) había advertido que trasladaría unidades militares a la frontera, las que son -según dijo- “verdaderos coladores”. Es decir que los militares cumplirán tareas policiales de control fronterizo.
Esa postura de CFK fue respaldada con entusiasmo por el represor “nac&pop” César Milani, jefe del Ejército. Su fuerza, dijo, “quiere contribuir con las acciones de seguridad que nos encomiende el gobierno nacional” (La Nación, 9/9). Esa “contribución” choca de cabeza con las leyes de seguridad interior y de defensa nacional, las que restringen el uso de la fuerza militar a la respuesta a “agresiones de origen externo perpetradas por fuerzas armadas pertenecientes a otros Estados”.
Por cierto, la legalidad en la Argentina es una simple formalidad. Después de todo, esas mismas leyes dejan resquicios para el uso interior de fuerzas militares -cierto que ante casos muy específicos, los cuales en modo alguno se dan actualmente. Pero en todos los casos, el Estado de la burguesía se reserva la posibilidad de utilizar a los militares en acciones de represión interior.
Tampoco es novedosa la postura de Milani. Por el contrario, que el Ejército opere en acciones de seguridad interior es una vieja aspiración militar, reiterada por lo menos en las cuatro últimas conducciones del Ejército. El fallecido general Ricardo Brinzoni había diseñado una propuesta casi idéntica a la que hoy se empieza a aplicar, con un fuerte respaldo de la Armada. Ese plan es de 2001, cuando -en plena crisis- la Gendarmería era convocada permanentemente a reprimir al movimiento piquetero.
Ahora lo han logrado. La Brigada XII (con asiento en Misiones) y la V (con base en Salta) ya han sido movilizadas y están a disposición para un plan oficial de patrullajes. “Son unidades de batalla sustentadas en fuerzas de infantería, no de comunicaciones ni de ingenieros” (ídem).
El derrumbe derechista de los K no tiene piso.

A. Guerrero

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