sábado, 28 de septiembre de 2013
La re-re de Angela Merkel
Como ocurriera con CFK, hace dos años, el triunfo electoral de Angela Merkel (41%) es caracterizado en todos lados como “histórico”. Es, entonces, muy probable que la alemana siga el mismo derrotero de su colega de las pampas.
La mentada “victoria” teutona tiene, para empezar, sus claroscuros, porque su partido (CDU) creció, en gran parte, a expensas de sus socios del Frente Liberal, que perdió diez puntos y la representación parlamentaria. Para formar gobierno, entonces, Merkel deberá cambiar de coalición. Ahora debería concretarla con la socialdemocracia. Esta, el SPD, y también los verdes, retrocedieron a sus niveles más bajos, lo que permitió al partido de “izquierda”, Die Linke, arribar al tercer puesto con un 8,6%, lo que también es un retroceso con relación frente al 12% obtenido en elecciones pasadas. Die Linke se fundó en 2007, integrando los restos del partido staliniano reconvertido del Este alemán y un ala de la socialdemocracia que se escindió luego de la experiencia de ‘ajuste’ del gobierno ‘socialista’ de Schroeder (1998-2005).
La performance de Merkel, que recogió votos de todos los partidos opositores, no obedece a que Alemania se encuentre afuera de la crisis mundial o a una excelencia de sus datos sociales; ocurre todo lo contrario (ver nota). La actividad económica entre abril y junio pasado creció… 0,7%; el Bundesbank prevé para 2013 también un “crecimiento”… del 0,1%. El ministerio de Economía acaba de informar que en agosto las encomiendas a la industria alemana registraron un descenso del 2,3 por ciento respecto del mes anterior, una caída muy superior a la esperada. Las órdenes procedentes del mercado doméstico han disminuido en un 3,2 por ciento y un 1,5 por ciento las del exterior. Lo que explica la victoria de Merkel es que el retroceso de Alemania se halla lejos de lo que ocurre en Grecia, Portugal, España, Italia o incluso Francia. Alemania, el país acreedor del resto de Europa, ha quedado a flote mediante la confiscación sistemática de sus socios. Es, sin embargo, el límite que ha alcanzado este saqueo, lo que precisamente deberá erosionar y demoler a los que han salido victoriosos el domingo pasado.
La situación en el viejo continente está dominada ahora por la inminencia de una nueva bancarrota griega, a la que seguiría una quiebra en Portugal. Europa entró en “pausa”. Merkel, una ‘europeísta’, se opone a contraer deuda por parte de la Unión Europea para financiar una recuperación de la economía de la zona, y pretende, por otro lado, que la Comisión Europea pueda ignorar a los estados nacionales a la hora de proceder a los rescates de los grandes bancos de cada país. La zona euro ha registrado, en los últimos meses, una euforia financiera, como consecuencia de un ingreso enorme de capitales especulativos norteamericanos, a favor de los bajos intereses en Estados Unidos. Como acreedora exclusiva de la zona, Alemania resultará fuertemente golpeada cuando los pronósticos de ‘defol’ de sus deudores se concreticen. La perspectiva es más bien de disgregación.
La crisis no volteó a Merkel, por ahora, más bien potenció a la burguesía germana como directora de la Unión Europea (El País de España contabilizó 20 derrumbes gubernamentales en Europa). Pero el relato no termina aquí, porque los métodos aplicados para desarrollar esa hegemonía, serán los responsables de una crisis política poco menos que inevitable.
Pablo Rieznik
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