martes, 30 de abril de 2013

Causa La Perla / El “capitán” Barreiro y sus andanzas




Jorge De Breuil afirmó que cuando fue trasladado a La Ribera, Ernesto Barreiro en tono burlón le preguntó: ¿Te gustó la orgía de sangre que hicimos con tu hermano?, aludiendo a los fusilamientos de Gustavo de Breuil, Miguel Hugo Vaca Narvaja y Arnaldo Higinio Toranzo, presos en la UP1. Además contó que lo torturó e interrogó en La Perla, lugar al que definió como “un servicio de amedrentamiento y terror”.

Por Katy García – Prensared

El ex preso político y militante de Montoneros, declaró ante el TOF 1, integrado por los jueces Jaime Díaz Gavier (presidente), Julián Falcucci, y José Camilo Quiroga Uriburu. En su extenso relato manifestó que una “patota para estatal” irrumpió en su domicilio y lo secuestró junto a su padre (Eduardo Enrique) y a sus dos hermanos Gustavo y Eduardo, la mañana del 7 de agosto de 1975. Dijo que (Calixto) Flores presidía el grupo. “Mi secuestro es casual y fortuito porque el proceso se inicia con el secuestro del militante Fernando Haimal”, comentó.
Contó que fueron llevados al D2 donde se encontró con su tío y otros compañeros de militancia: Sebastián Canizzo, Antonio Canizzo, Roberto Daniel Juez, Jorge García, Diana Fidelman, Julio César Ramírez, Rubén Santillán, Luis Young, y los líderes de la organización: Horacio Mendizábal y Marcos Osatinsky.
El testigo reveló que por la vía de un acuerdo político con Lacabanne -que se encontraba debilitado- cesó la tortura y fueron legalizados y pasados a la UP1, excepto el dirigente Marcos Osatinsky que queda como rehén y es asesinado tras el intento de copamiento del D2, por parte del ERP. Recalcó lo que ya fue probado en el Juicio Videla respecto al cambio drástico en el régimen carcelario a partir del 24 de marzo de 1976.
Antes de centrarse específicamente en su paso por los centros de detención clandestina La Perla y La Ribera, objeto de este juicio, manifestó que los fusilamientos realizados en la UP1 “no eran un hecho aislado” porque también se producían otras masacres como las de Margarita Belén y Las Palomitas con la finalidad de “propagar el miedo en la población” y mostrar un “poder ilimitado”.
Vinculó al hecho XI del juicio Videla -cuando fueron trasladados sus hermanos Gustavo y Eduardo (sobreviviente), junto a Miguel Hugo Vaca Narvaja, y Arnaldo Toranzo, ocurrido el 12 de agosto de 1976-, “con el asesinato de Cáceres Moniè, en la provincia de Entre Ríos”. En ese sentido, dilucidó que la decisión fue “matar a los hermanos más ajenos, menos comprometidos”.
Junto a Jorge García, también fusilado en la UP1, fueron llevados al campo de La Ribera con una orden firmada por el coronel (Vicente) Melli. Lo interrogaron sobre la estructura familiar y lo ubican en una celda pequeña a la que reconoce por la descripción que hizo Vaca Narvaja al regresar de ese lugar.

El capitán que era teniente

Al otro día, los llevaron a un descampado y allí: “Se me acerca una persona que con los dedos toca mi quijada, me pregunta por mi barba, que hacía mucho había dejado de usar. Como no le contesto, me pregunta textualmente: ¿Te gustó la orgía de sangre que hicimos con tu hermano? La pregunta hecha en tono cínico y burlón hizo que levantara la vista para ver quién era. Una persona joven, de alrededor de treinta años, maciza, que vestía parcialmente un uniforme militar. Borceguíes, pantalón, camisa y gabán de combate, no llevaba armas, y tenía descubierta su cabeza. Rostro aniñado, ojos saltones, pelo rubio peinado hacia atrás. Llevaba en su uniforme la insignia del grado de capitán pero no el galón de su identificación personal”, así describió, a quien muchos años después, reconoce como Ernesto Barreiro, quien originó el levantamiento de Semana Santa cuando decidió que no se presentaría a declarar. (1)
El testigo interpretó que esa pregunta indicaba que había estado en el lugar cuando los fusilaron a Gustavo De Breuil, Vaca Narvaja y Toranzo. “Una persona que no estuvo, difícilmente la hubiera hecho”, consideró. “Ahora estamos preparando otra para tu padre”, recordó que le dijo. “Tiempo después supe que su insignia era de Capitán pero en realidad era teniente”.
Y añadió que en las declaraciones finales de (Osvaldo César) Quiroga –quien traslada a las víctimas, sabiendo cuál era el destino que les esperaba -, lo incrimina entre líneas. “En su descargo final dice casi textualmente que él y su familia podrán ser tildados de ilusos pero que siempre creyeron que el desenlace fatal de los hechos sería asumida por quien realmente estuvo por razones de honor y de hombría y en su caso así lo hubiera hecho”, dedujo. En ese razonamiento explica que cuando el empleado penitenciario le dice firme aquí –capitán- fue porque vio la insignia”, amplió. (2)

Especialista en tortura

Relató que durante las sesiones de tortura, Barreiro, lo interrogó sobre las actividades de Montoneros. Puntualmente, sobre una supuesta fábrica de armas denominada Sabino Navarro. Explicó que uno de los líderes Horacio Mendizábal en una entrevista periodística mostró un lanzagranadas antitanque y posiblemente de allí haya surgido esa idea. “Mientras yo trataba de que Barreiro comprendiese que esta estructura no tenía nada que ver con lo que él imaginaba como un establecimiento fabril, y no quería entender, me torturaba para que hablaba y cuando hablaba me torturaba para que me callara”, dijo que luego perdió el conocimiento por efecto de la tortura y escuchó entre sueños que ordenó que trajeran un medicamento. “Es lo último que recuerdo. Me despierta un chorro de agua helada”, graficó. Lo depositaron en un banco donde se duerme, y es despertado a puntapiés por Barreiro. Luego lo arrojan a la cuadra junto a Jorge García que permanece en la colchoneta.
Durante su permanencia en La Perla a la que caracterizó como “una especie de servicio público criminal, un servicio de amedrentamiento y terror”, dijo que escuchó conversaciones entre los represores preocupados por como sacarse de encima los cadáveres y que algunos proponían hornos crematorios. O como hacer si en un grupo de diez había un subversivo, como identificarlo y cosas por el estilo.
Apenas llegó fue dejado en un “espacio amplio” y allí pudo escuchar el relato de una prisionera y también “el dolor de una persona torturada”. Luego fue golpeado desde atrás en la columna y le dicen: “Estas en manos del Comando Libertadores de América”. Cuando pregunta si esto tiene relación con la causa en manos del juez Zamboni Ledesma “se rieron de mi planteo” y le dijeron “Zamboni también es Comando”.
Sobre este punto aclaró que en declaraciones anteriores dijo que no pensaba que fuera parte del CLA. Y que tras contactarse dos veces con el ex Juez (fallecido) le pareció más bien “un hombre apesadumbrado moralmente”. No obstante dejó en claro que ello no lo exime de la complicidad con la dictadura.
Otras preguntas del interrogador fueron sobre su relación con Gustavo Roca y de éste con Montoneros. Roca, era su abogado defensor en la causa que le seguían por asociación ilícita. También averiguó porqué a Rubén Mota lo llamaban “Gelbard”. Mota era militante montonero y además había trabajado en la empresa familiar como contador. Y respecto a “Rolo”, un dirigente del movimiento villero, a quien le había recomendado que visitara al médico Nasser, el torturador le dijo: “Mirá que el turquito es muy hablador”. Contó que fue picaneado “por las partes más sensibles del cuerpo”, que a su derecha se ubicó el represor y a la izquierda una persona de guardapolvo blanco, que lo auscultaba, y otras personas que permanecían en silencio.

Garzón Maceda

El testigo denunció los ataques sufridos por el estudio jurídico de Gustavo Roca y Lucio Garzón Maceda. “Fue tomado por asalto e incinerado. Ya con anterioridad, el 27 de octubre del 1975, una patota paraestatal se había dado cita en el domicilio del doctor Garzón Maceda, y al no encontrarlo, prendieron fuego a la vivienda incendiando la biblioteca de su padre el historiador, Ceferino Garzón Maceda”, contó. De ese bufete fue secuestrado Carlos Altamira, amigo de la familia y compañero de Gustavo en el Colegio Nacional de Monserrat y que además colaboraba en su defensa con Roca. “Habían competido duramente por la medalla de oro en el último año y después ingresó a la facultad de derecho”, evocó.
“Mientras soy interrogado en La Perla es secuestrado de La Calera el doctor Capdevila, y enviado a La Ribera, antes de pasar a la UP1. El mismo me relata que el motivo era su amistad con Garzón Maceda y el 4 de octubre del ‘76 Menéndez convoca a una conferencia de prensa para dar a conocer la condición subversiva del doctor Lucio Garzón Maceda y de Roca y exhibe con total desfachatez material saqueado del estudio de los abogados”, atestiguó.
¿Qué pasó con Néstor De Breuil?
El cuadro Montonero y sobreviviente de la represión ilegal explicó que un día antes de llevarlos a La Ribera escucharon por Radio Universidad que “fueron abatidos tres delincuentes subversivos”. La noticia hablaba de “un extremista fugado” y de la búsqueda de “una pista de la fábrica de armas de Montoneros”. En La Ribera, Irene Bucco, esposa de su primo le confirmó los hechos.
Una de sus tías -madre de Néstor De Breuil- asistió al funeral de su hermano Gustavo y “curiosamente en un enfrentamiento rodean la casa donde vive mi primo (Néstor) y dan muerte a tres guerrilleros.
Después tuvo conocimiento que las otras dos personas muertas eran Raúl Milito y su esposa Silvia Bianchi, embarazada de ocho meses. Los cadáveres fueron llevados a la morgue, pero lo sugestivo es que el cuerpo de su primo nunca apareció. En ese sentido razonó que “tiene cierta lógica que al interrogatorio de mi primo hubiera seguido el mío y el de Jorge García. En el caso mío por razones obvias, en el de Jorge García porque se habían conocido en un viaje a Cuba, que fue una línea seguida con mucha intensidad por los militares”.
Mientras estuvo en La Perla -vendado- le pusieron enfrente a una persona que se quejaba, y le dijeron: “mira a quien volvés a ver”. El testigo cree que bien podría haber sido su primo Néstor al que habían informado como muerto en un enfrentamiento, como ocurrió con Norma Arrostito a quien mantuvieron viva como trofeo de guerra.
Tras 14 días en La Perla fue devuelto a La Ribera donde no quisieron recibirlo porque estaba en muy malas condiciones. “Mirá, es tu problema, porque es un preso de acá”, dijo el que los llevaba. Allí estuvo hasta que lo regresan a la UP1 donde encontró todo cambiado. Después los llevaron a Sierra Chica y otras cárceles hasta que fue liberado en 1983.

La esposa

Su esposa, Isabel Terraf de De Breuil, también estuvo en La Perla. Narró que era de San Francisco y que estudiaba en la Facultad de Psicología. Que militó en la JUP y que a fines de 1974 se apartó “por diferencias políticas bastante profundas con el responsable regional de ese momento”. No obstante trabajaba sobre la violencia y la represión institucional. Mientras estaba preso ella comienza a recibir amenazas y recién en enero de 1976, cuando los secuestros arreciaban, y son secuestrados Humberto Anone, José Martínez Agüero, Osvaldo Suárez y su esposa Silvia y Rubén Mota, deciden que por seguridad emigre con sus dos hijas a Buenos Aires.
Lo visitó por última vez el 19 de marzo y la mañana del 20 se despiden sabiendo que se avecinaba un golpe. En la navidad del mismo año, sus padres lo visitan en Sierra Chica, con sus hijas menores y le cuentan que su mujer las dejó a su cuidado porque “las cosas estaban complicadas”. Nunca más apareció. Su madre hizo la denuncia ante organismos nacionales e internacionales. “Cuando estaba por salir en libertad me llegaron en forma confidencial dos sobres: uno con el listado de los sobrevivientes de La Perla, y otro con quienes habrían sido visto en La Perla”, comentó.
El testigo analizó en términos políticos que los represores aplicaban “Técnicas de dilución de las responsabilidades del hecho criminal, usadas por los franceses, bajo el concepto de guerra revolucionaria. Uno lo traslada, uno lo venda, otro lo esposa, el otro lo conduce, el otro lo custodia, y esto va de algún modo eximiendo de responsabilidad a los autores criminales”, explicó.
De ese modo –agregó- lograban “reforzar ideológicamente la participación y la obediencia mecánica para que “frente a la orden, las fuerzas represivas respondan sin ningún tipo de miramiento” logrando por reiteración que “la acción se termine realizando sin pensar y les hace pensar que es normal”.
Por la tarde del martes declararon Carlos Badillo y Carmen Torres de Nieva.
Antes de comenzar la audiencia hicieron uso de la palabra Manzanelli, Padován, Herrera y Barreiro quienes presentaron quejas y realizaron aclaraciones, no sin antes alegar sobre pasado y presente y reinstalar la teoría de los dos demonios. Esto motivó la reacción de la querella que le solicitó al Tribunal que respete lo pactado y destine un día para darles el uso de la palabra a los acusados y así cumplir con la ronda de testigos planificada.
En cuanto a las acusaciones realizadas por varios testigos que señalaron a Luis Rueda, máxima autoridad de la Justicia local, como cómplice durante la represión ilegal, el Tribunal informó que remitió las versiones taquigráficas a la fiscalía a cargo de Marcelo Senestrari. Cabe consignar que Rueda hizo una presentación espontánea.
Pese al paro judicial las audiencias seguirán con la recepción de testimonios. Hoy, se encuentra declarando Liliana Deutch. Toda la información sobre la megacausa en www.eldiariodeljuicio.com.ar

Notas

1-Barreiro, además de haber sido el jefe de torturadores de La Perla, durante el gobierno de Raúl Alfonsín fue citado por la Cámara Federal de Córdoba para ampliar la indagatoria precisamente de esta causa. Se negó a presentarse y logró el levantamiento de varios cuarteles. Alfonsín, finalmente, negoció las leyes las leyes de la impunidad. Durante el menemismo, trabajó en la FELAC junto a Kohan, fue asesor de los banqueros Trosso y fue fundador del partido Modin. En 2004 se fugó a EE.UU y fue recién deportado en 2007. Afronta varias causas por violaciones a los DD.HH.
2- Quiroga fue absuelto en el Juicio Videla. El fallo fue apelado por la querella y la fiscalía. Actualmente se encuentra en la CSJN para su resolución definitiva.
Fotografía: Telam y Nicolás Castiglioni.-

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