sábado, 17 de mayo de 2008

Es la hora de actuar con espìritu solidario y sin demagogia.


Intervención del compañero José Ramón Machado Ventura, Primer Vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros en la Mesa Redonda sobre Desarrollo sostenible: Medio ambiente, cambio climático, energía; V Cumbre América Latina y el Caribe-Unión Europea.

Lima, Perú, mayo del 2008

Excelencia:

En la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo, celebrada en Río de Janeiro hace ya 16 años, el compañero Fidel Castro alertó de modo profético que "una importante especie biológica está en riesgo de desaparecer por la rápida y progresiva liquidación de sus condiciones naturales de vida: el hombre". Los años le han dado la razón.
Digámoslo claramente: no se podrá alcanzar el desarrollo sostenible, no se detendrán ni se revertirán los negativos impactos del cambio climático, no se asegurará la protección del medio ambiente a las generaciones futuras, si prevalecen los irracionales patrones de producción, distribución y consumo impuestos por el capitalismo. La globalización del neoliberalismo ha agravado dramáticamente la crisis.
La solución al desafío vital que hoy amenaza a la humanidad no puede descansar en impedir el desarrollo a los que más lo necesitan. Tenemos responsabilidades comunes, pero diferenciadas. Los que han acaparado de modo injusto y egoísta riquezas y tecnologías, los que son responsables del 76 por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero acumuladas desde 1850, tienen que asumir el peso principal en este esfuerzo.
Los países desarrollados deben honrar los compromisos asumidos en Kyoto en materia de mitigación y, además, movilizar recursos adicionales para asistir los esfuerzos de adaptación en los países del Sur.
Si, por ejemplo, Estados Unidos reorientara hacia la asistencia oficial para el desarrollo sostenible, una pequeña parte de su presupuesto militar para el año fiscal 2008, que asciende a la astronómica cifra de 696 000 millones de dólares, se podría realizar una contribución esencial a este esfuerzo. Los países de la Unión Europea —varios de los cuales califican entre los de más elevado presupuesto militar en el planeta— podrían iniciar ese camino e influir sobre su principal aliado para que actúe en igual sentido.
Los precios de los alimentos son impagables para un número creciente de países. El hambre sigue cobrando vidas y la situación tiende a agravarse. La estrategia siniestra de convertir los alimentos en combustibles, propuesta por el presidente de los Estados Unidos, debe ser combatida con la fuerza de los argumentos científicos y la evidencia incontrastable de los datos elocuentes de la vida real.
El desarrollo sostenible presupone una revolución en nuestros valores y en el modo de enfrentar las desigualdades del presente y los desafíos del futuro. Hay que emprender una revolución energética global que se sustente en el ahorro, la racionalidad y la eficiencia.
Cuba espera que los miembros de la Unión Europea asuman su deber. Una conducta responsable de sus miembros serviría de catalizador a la aceptación por el resto de los países desarrollados del compromiso de reducir para el año 2020 sus emisiones de gases de efecto invernadero, en no menos de un 40% respecto a sus niveles de 1990.
La Unión Europea, líder mundial en la producción de tecnologías limpias y en la explotación de fuentes de energía renovables, está en capacidad de crear un mecanismo para la transferencia de las mismas, en condiciones absolutamente preferenciales, hacia los países de América Latina, el Caribe y el resto del Tercer Mundo.
Citaré solo un ejemplo: la generosidad del pueblo y el Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela, e iniciativas como PETROCARIBE y el ALBA, establecen un paradigma a ser imitado por la Unión Europea.
Es la hora de actuar, con espíritu solidario, y sin demagogia.

Muchas gracias
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Lo que falta es voluntad política

Intervención del compañero José Ramón Machado Ventura, Primer Vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros en la Mesa Redonda Pobreza, desigualdad, inclusión; V Cumbre América Latina y el Caribe-Unión Europea.

Lima, Perú, mayo del 2008

Excelencia:

La pobreza, la desigualdad y la exclusión son consecuencia de un orden mundial basado en la codicia y el egoísmo. Solo la solidaridad y la justicia al interior de nuestras sociedades y en la relación entre los países hacen posible la inclusión.
El orden internacional vigente no sirve a los intereses de los pueblos. Es nuestro deber cambiarlo.
El hambre, el analfabetismo, el desempleo, la insalubridad que azotan a cientos de millones de personas son incompatibles con la realización del objetivo de un mundo mejor, con pleno respeto a los derechos de todos.
El principio de la soberanía no puede ser sacrificado en aras de un orden que consolida la hegemonía de una superpotencia agresiva. Unos pocos países industrializados no pueden seguir derrochando escandalosamente, mientras sacrifican el derecho a la vida y al desarrollo de miles de millones de seres humanos.
El oro, la plata y la riqueza creada con el sudor y la sangre de nuestros pueblos financió la construcción de los opulentos palacios en las metrópolis del Norte, que nos recuerdan cada día que el bienestar de unos se erigió sobre el sufrimiento dramático de los otros. Y lo más crítico es que, 500 años después, la situación no solo se mantiene, sino que se agrava.
El subdesarrollo y la pobreza son consecuencias de la conquista, la colonización y la esclavitud, del neocolonialismo y la dominación imperial y del actual orden mundial, egoísta y excluyente, que polariza el lujoso derroche y la pobreza extrema.
La realidad de América Latina y el Caribe es el reverso de los injustos privilegios que permiten a Estados Unidos y a los miembros de la Unión Europea sus irracionales patrones de consumo.
Europa está a tiempo de demostrar que le interesan realmente las relaciones con América Latina y el Caribe. Europa está a tiempo de honrar su responsabilidad y realizar un importante aporte a la construcción de un mundo equitativo y justo. Europa debe asumir con modestia, sin dogmatismos, solidaria y respetuosamente, sus relaciones con América Latina y el Caribe.
Europa está en condiciones de asimilar, sin mayores consecuencias para sus economías y sociedades, el impacto de decisiones que podrían ser cruciales para el desarrollo de América Latina y el Caribe.
La Unión Europea debería dar el ejemplo y cancelar la deuda externa a los países de América Latina y el Caribe. Esa deuda ya fue cobrada más de una vez.
La Unión Europea debería comenzar a reducir y finalmente eliminar los costosos subsidios agrícolas que influyen en el alza de los precios y afectan a los productores de América Latina y el Caribe.
Los llamados acuerdos de asociación no deben seguir sometidos a condicionamientos inaceptables y requisitos que desconocen las necesidades de nuestros pueblos.
Si la Unión Europea destinara a apoyar la construcción de obras sociales en América Latina y el Caribe el 10% del dinero que cada año destina a gasto militar, al menos 30 000 millones de dólares anuales podrían ser utilizados para construir escuelas y hospitales en nuestra región.
Si la Unión Europea cumpliera su compromiso de asignar el 0,7% de su Producto Interno Bruto a la Asistencia Oficial al Desarrollo, los países de América Latina y el Caribe podrían haberse beneficiado de una parte de los 40 000 millones de euros adicionales que habrían sido movilizados.
Cuba expone estos argumentos con la autoridad de un pueblo bloqueado y con escasos recursos, que ha compartido lo que tiene con sus hermanos latinoamericanos y caribeños.
Cuba tiene hoy más de 34 000 de sus mejores especialistas de Salud prestando servicios a favor de la vida, en 27 países de América Latina y el Caribe. Más de un millón de ciegos o débiles visuales de 30 países de América Latina y el Caribe fueron operados gratuitamente por Cuba en los últimos cuatro años.
Cuba ha formado en sus centros de estudio casi 15 000 graduados universitarios de 32 países de América Latina y el Caribe, sin robarse a uno solo, y tiene becados hoy a otros 26 000, de ellos casi 23 000 estudiando Medicina.
Con el concurso de Cuba se han alfabetizado en los últimos 5 años en América Latina y el Caribe a más de tres millones de analfabetos.
Lo que falta para alcanzar un mundo de solidaridad y justicia real para todos es voluntad política. El modesto ejemplo de Cuba lo prueba. Ese es nuestro mensaje, con respeto, pero clara y directamente, a los gobiernos de la Unión Europea.

Muchas gracias

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