jueves, 22 de mayo de 2008
Los imprescindibles y los desechables
La lucha de los pueblos va elevando sus cuadros a la categoría de imprescindibles. En cambio, las figurejas como Uribhitler son apenas ‘desechables’ para el imperio.
Por ANNCOL
“Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años, y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la vida, esos son los imprescindibles”. Bertolt Bretch.
Y esos imprescindibles están día a día, de toda la vida, luchando contra un régimen corrupto y mafioso y paramilitar como el colombiano. Esos imprescindibles están encabezados por Manuel Marulanda y por los miembros del Secretariado de las FARC. Ellos se ganaron ese título de ‘imprescindibles’ por haber entregado sus vidas, 24 horas al día, minuto a minuto, segundo a segundo, a la causa del pueblo, su razón de ser.
Nuestro pueblo les ha dado ese título a grandes luchadores populares. Gilberto Vieira, por ejemplo. Jaime Pardo Leal, otro ejemplo. De estos hay miles en actividad, que no decimos sus nombres por no convertirlos en ‘blancos’ militares del Terrorismo de Estado. Hay también otros luchadores que en el día a día están demostrando su candidatura a ser considerados ‘imprescindibles’, pero ellos deberán esperar un poquito para ser calificados como tales. Tranquilos, calma, no se me apresuren, que todo tiene su tiempo y su momento.
Porque los luchadores ‘imprescindibles’ tienen que hacer todo el proceso de internalización profunda de sus necesidades, que significa que la satisfacción de esas necesidades pasa por la satisfacción de las necesidades del colectivo, y en ese proceso, vivir el proceso de cualificación en la humildad, la modestia, el desprendimiento, y demás cualidades que vemos en los Marulandas y otros luchadores.
Pero los que no son ‘imprescindibles’, sino más bien ‘desechables’ están en inquilinato en la Casa de Narquiño. Los Uribhitler, los Holguín, los Santos –‘primitos’ entre si-, y toda la corte de cipayos, son cartas desechables para el imperio estadounidense. Cuando a ellos ya no les interese tenerlos –sea porque son incómodos, o muy corruptos-, pues le dan la patada o se los llevan para una cárcel de USAmérica, como Noriega. O como Fujimori, a quien tanto admira J. M. ‘La Hiena’ Santos.
¿Cuándo será eso para el narco-paramilitar presidente colombiano? Más temprano que tarde. ‘A cada marrano le llega su San Martín’, dice el adagio popular. Y la hora de Uribhitler cada día que pasa se le acerca más y más. Porque su posición es insostenible, y los gringos no se van a arriesgar que en Colombia haya una situación revolucionaria. Ellos prefieren, antes de eso, apagar el que ellos consideran el ‘culpable de la situación’.
Ya es de una aberración que asusta lo que publican los diarios burgueses. El escándalo de la narco-para-política uribista es un ‘tsunami’ y un ‘seísmo’ juntos que amenaza con arrasar al Estado colombiano, que no tiene modo de atajarlo. Cada día son dos, tres, cinco, los encartados por la narco-para-política, que no sólo tiene en sus cuentas a Parlamentarios en ejercicio, sino a exparlamentarios, gobernadores, alcaldes, concejales, en fin, todos los especímenes de la ‘clase política’.
Que también tiene ‘camuflados’ todavía a los empresarios, financistas, terratenientes, y no podían faltar, los militares. Ah, los dulces militares que fueron -y son- el brazo de apoyo de los narco-paramilitares. Mancuso sólo alcanzó a decir dos nombres: Chiquita y Postobón. ¿Dirá otros?
Los imprescindibles del pueblo lucharán sin descanso para acelerar la inminente caída del régimen narco-paramilitar de Uribhitler. Acciones de masas, lucha de masas. Y ya vemos lo dicho por Nelson Mandela sobre las formas de lucha, cita recordada por Simón Trinidad, que con Sonia, nos están demostrando el significado de ‘imprescindible’: lucha valerosa contra el imperio aún estando en sus entrañas.
Estamos en el punto de quiebre preciso para darle la dirección correcta a la vida nacional. Necesitamos un Nuevo Gobierno de Reconstrucción y Reconciliación Nacional, que dirigido por nuestro pueblo, lleve hacia la Nueva Colombia en paz con justicia social, libertad, pluralismo, independencia, y soberanía nacional.
Debemos recordar lo también dicho por Bertolt Brecht: “Las revoluciones se producen en los callejones sin salida”.
ALP
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