Un puñado de organizaciones de centroizquierda referenciadas en el Frente de Todos emitieron una propuesta respecto del pago de la deuda externa, que intenta posar de salida progresiva para el país. Sugirieron que se establezca un impuesto extraordinario sobre los 100 principales fugadores de divisas, que permita recaudar el caudal de dólares necesario para solventar la deuda con el FMI. Cuando el gobierno nacional viene pagando religiosamente los vencimientos de deuda y se acercan nuevos compromisos pero las reservas del Banco Central están en rojo, la inciativa no pasa de un planteo vergonzante para… salvar los pagos al Fondo.
A fin de cuentas, un gravamen de este tipo no altera en lo más mínimo el régimen de fuga de capitales. Argentina es el tercer país con más nombres implicados en los Pandora Papers, porque los grandes capitalistas nacionales tuvieron facilidades por décadas y bajo todos los gobiernos para girar sus fortunas a paraísos fiscales y fuera de las fronteras del país con absoluta impunidad. Ni hablar de los pulpos multinacionales que dominan las grandes ramas de exportación. En esa lista están salpicados figuras y funcionarios a ambos lados de la grieta, lo que devela a todo un régimen de corrupción e impunidad. Lo que los empresarios criollos tienen en el exterior o atesorado fuera del sistema financiero local es más de diez veces las exiguas reservas internacionales del Central, lo que desmiente que el problema argentino sea una escasez de divisas.
Ahora bien, lo que estas organizaciones oficialistas vienen a proponer es, básicamente, que el monto que resulta de recaudar un impuesto a los fugadores… ¡se fugue nuevamente en pagos de deuda externa! En definitiva, la deuda es una de las vías principales del drenaje permanente de los activos del país hacia afuera. A la centroizquierda del Frente de Todos ni se le pasa por la cabeza concentrar del ahorro nacional para invertirlo en un desarrollo económico y social. El régimen de saqueo seguiría intacto, pero pagando un tributo al capital financiero internacional (con la mediación del Estado).
Por lo demás, señalar únicamente al crédito del FMI como garante de la fuga absuelve al conjunto la deuda fraudulenta, que desde la dictadura y la estatización de los pasivos de las empresas ha sido pagada y repagada varias veces, y sin embargo no para de crecer. Todos los que nos gobernaron desde entonces nos llevaron a la situación actual de miseria, hambre, pauperización generalizada y crisis económica engrosando el bolsillo del FMI, el Club de París, el Banco Mundial, los Templeton o los BlackRock. Lo prueba el récord de superávit comercial del 2021, del cual ni un dólar quedó en las arcas del Banco Central.
Los firmantes del documento (Roja y Negra de los Metrodelegados, Espacio Puebla, Frente Germán Abdala de la agrupación Verde y Blanca de ATE, Movimiento Popular La Dignidad, Agrupación Abriendo Caminos, Partido Comunista, Evita para la Victoria, Corriente Popular K, Movimiento Popular Liberación, Liberación Popular, Corriente porteña Cumpas y Soberana) presentan que se necesita un “Nunca Más” de la deuda externa, y que “el país tiene que dirigir sus recursos al desarrollo de su economía y la restitución del tejido social severamente dañado”, pero el gobierno viene tolerando la fuga de capitales y en dos años aumentó en 40.000 millones de dólares la deuda pública. Ahora, como garantía de repago al FMI, presentó en el Congreso una batería de leyes de beneficios para… los grandes pulpos capitalistas petroleros, automotrices, agropecuarios, mineros; que precisamente son los protagonistas del saqueo nacional.
Únicamente rompiendo con el Fondo Monetario y dejando de pagar la deuda es posible ponerle fin al saqueo del país, y para “dirigir los recursos al desarrollo de la economía” es imperioso nacionalizar la banca y el comercio exterior para frenar definitivamente la fuga de capitales y disponer del ahorro y las riquezas nacionales para revertir la huelga de inversiones que vienen imponiendo los capitalistas. Es un programa que solo puede levantar quien pelea por una transformación social genuina de la Argentina, para reorganizarla sobre nuevas bases.
Manuel Taba
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