«Están dadas las condiciones para que la vacunación contra el coronavirus sea obligatoria», declaró el ministro de Salud bonaerense, Nicolás Kreplak; quien sin embargo condicionó esta decisión en la provincia de Buenos Aires a una ley nacional en el Congreso. En los hechos, el gobierno del Frente de Todos suprimió aislamientos, redujo los testeos adaptándose a la privatización de los hisopados, y el propio Keplak propuso espaciar los informes sobre contagios en pleno tsunami pandémico. Con un promedio de 50.000 contagios diarios en el territorio bonaerense y un incremento de muertes, el ministro de «salud» de Kicillof es cómplice activo de la quita del Fondo Covid que el gobernador pactó con Juntos y todas las colectoras derechistas.
La ciudad de La Plata, capital y sede del gobierno provincial, es un retrato de la crisis sanitaria que -ajuste de por medio- desborda la salud pública. Los contagios diarios confirmados escalaron a 3.000 y la positividad linda el 80% de los testeados. Esta avalancha de contagiados es lo que quieren ocultar Kreplak y el gobernador Kicillof, que solo habla del «éxito de la temporada turística». El pasaporte sanitario es una ficción que no se exige en las rutas ni en los hoteles o campings liquidando todo control. En Mar del Plata y Bariloche la positividad se multiplicó como resultado de la flexibilización completa de las restricciones y aforos. En tiempos de ajuste saltan el deterioro y falta de inversión en la salud. Tres importantes hospitales platenses tienen inutilizados sus tomógrafos.
A pesar de estas evidencias y del recorte nominal de las partidas sanitarias -con una inflación anual del 51%- las burocracias sindicales kirchneristas pontifican sobre las «políticas públicas» del gobierno peronistas. Después de un tímido cuestionamiento a los autotests que, además de ser pagos no son realizados por personal especializado de salud, Kreplak se mandó a guardar cerrando filas con Vizzotti y los privatizadores.
Los parloteos sobre la vacuna obligatoria son gratis para Nicolás Kreplak y su jefe político Axel Kicillof: Alberto Fernández desestimó en lo inmediato el tratamiento de una ley para hacer efectiva la obligatoriedad del esquema. La cuestión prioritaria sigue siendo garantizar no dos sino las tres vacunas, reponer los protocolos sanitarios y disponer los aislamientos y trabajos virtuales para cortar esta escalada que coloca a la Argentina como el quinto país con mayor cantidad de contagios diarios.
Según el relato oficial, que repiten los gobernadores cambiemitas, el récord de infectados tendría que ver con el éxito de la vacunación (sic) que llevó a la población a «relajarse». La realidad es que la mitad de la población pediátrica no tiene las dos dosis, una cuestión muy grave ante el inicio del ciclo lectivo. La convocatoria a paritarias docentes para fines de enero y el silencio de Baradel frente a la tercera ola confirman que la burocracia va a pretextar el comienzo de la negociación paritaria para acompañar el comienzo «normal» del ciclo lectivo que promete el director de escuelas bonaerense, Sileoni. La burocracia sacrifica la salud como parte de su integración al gobierno de Kicillof.
Como es arteramente habitual, el Frente de Unidad Docente Bonaerense y la conducción celeste del Suteba van a la convocatoria paritaria de la ministra de Trabajo, Mara Malec, sin mandato y para convalidar otro acuerdo a la baja presentándolo como un hecho consumado. Exigimos que se reponga los protocolos y las condicionamientos sanitarios (burbujas) y de distanciamiento (plan de obras escolares) para evaluar la presencialidad, comenzando por la vacunación completa.
El «pasaporte» en las escuelas es un intento de Sileoni por descargar la responsabilidad en los docentes y las familias cuando lo que corresponde es concretar la vacunación con las dos dosis y agregar la tercera de inmediato y con tiempo suficiente para decidir si hay condiciones o no las hay para la presencialidad; y si debe retornarse transitoriamente a una virtualidad garantizada hasta que los contagios bajen drásticamente.
Lejos de la «endemia» o la pospandemia, la Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió sobre el peligro de minimizar este crecimiento exponencial y mundial de Ómicron y la aparición de nuevas mutaciones. Fuentes del propio Ministerio de Salud nacional desmintieron a Vizzotti, pronosticando un aumento de las muertes y de las internaciones en las próximas semanas con un sistema hospitalario estresado y flexibilizado en extremo. En estas condiciones la eliminación del Fondo Covid en la provincia de Buenos Aires delata a un régimen que ajusta a cuenta del FMI y los bonistas buitre.
El colapso de los centros de testeos es una consecuencia directa del ajuste en salud. Un programa integral en defensa de la salud, con una población en su mayoría contagiada, coloca en forma urgente la necesidad de la vacunación con las tres dosis para salvar vidas y evitar una saturación del sistema. La intervención de los laboratorios privados debe ser parte de una centralización estatal de la salud para garantizar los recursos, camas, testeos, prevención, aislamientos y protocolos.
Rechazamos las presiones patronales y del propio Estado que avanzan contra todo tipo aislamiento como exigen los capitalistas. ¡Plata para salud y no para el FMI y el capital financiero! No al pago de la deuda.
Kicillof tiene que dar cuenta del por qué se lo coimea a Berni con un avión de lujo e innecesario, cuando se sacan las partidas específicas para la pandemia. Berni tarifa cara su permanencia en el Frente de Todos.
Daniel Rapanelli
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