Pese a que el gobierno “haga campaña” con la supuesta “recuperación económica” en 2021, una estimación privada arroja que el año pasado los ingresos familiares cayeron un 4,2%, en relación con el 2019. Alberto Fernández es continuador de la senda de ajuste de Mauricio Macri, por vía de la inflación y el recorte del gasto público, signados por la agenda del FMI.
Se trata de un análisis realizado por la consultora privada Eco Go, que sigue la evolución de los salarios, jubilaciones y las asignaciones familiares, para determinar el deterioro del poder adquisitivo durante los últimos dos años.
Según la información recabada los salarios cayeron 6,6%, con una mayor incidencia de los trabajadores no registrados (-12,3%), cuentapropistas (-12,7%) y empleados públicos (-6.3%), ubicando al sector privado registrado en una pérdida de 4,8%.
Las jubilaciones lo hicieron a razón de un 3,7%, aunque el desplome en 2021 fue del 6% y su comparación con el 2015 arrastra una pérdida que asciende al 23%, según datos aportados por el observatorio del derecho social de la CTA.
Esto se debe, principalmente, a que el gobierno ha ido licuando el gasto público y los salarios por medio de una elevada inflación y a través de políticas orientadas a anclar salarios y jubilaciones por debajo de esta. En este puntos se inscribe la movilidad jubilatoria de ajuste sancionada en el Congreso de la Nación y el “acuerdo de precios y salarios” que hundió estos últimos por debajo de las remarcaciones patronales.
A su vez, la política de ajuste fiscal para satisfacer las aspiraciones del FMI, en las vísperas de un acuerdo ruinoso, también implicó un recorte relativo en las partidas destinadas a las asignaciones familiares y a la asistencia social, junto con un deterioro de los salarios de la administración pública.
La “recuperación económica” de la que habla el gobierno nacional hace referencia al crecimiento del 10% del PBI en 2021, luego de que en 2020 se desplomara en iguales proporciones (9,9%). Lo que se omite decir es que las patronales restablecieron su actividad por medio de despidos, con planteles reducidos, y con contrataciones precarias.
El propio Claudio Lozano, director del Banco Nación, reconoce que un cuarto de los trabajadores son cuentapropistas y que al menos un tercio de los asalariados se encuentran en la informalidad. Agrega que uno de cada tres ocupados es pobre, aún con trabajo y que el mercado laboral ha mutado hacia formas de contratación precarizadas.
Se espera que para el año en curso todas estas dificultades se agraven debido a las consecuencias de las negociaciones con el FMI, las cuales traerían más ajuste fiscal, tarifazos, devaluación, recortes y ajuste.
La lucha contra el pacto con el FMI es ineludible para enfrentar esta política ajustadora, que ha quedado nuevamente de manifiesto con el salto de la inflación anual en 50,9%. La recuperación del empleo y el salario va de la mano de un plan de intervención independiente, de la clase obrera, por una recuperación general de los salarios para llevarlos por arriba de la canasta familiar y un plan de empleo nacional vinculado a la obra pública, satisfaciendo, a su vez, las necesidades populares postergadas.
Marcelo Mache
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