sábado, 23 de febrero de 2008

Nuestro Fidel



Joel Mayor Lorán
Joel@granma.cip.cu

Fidel es de Cuba, como también lo es de muchos ciudadanos en el mundo. Quienes nunca entendieron nada, más allá de las costas de este archipiélago, no lo pueden o no lo quieren comprender. Es nuestro Fidel desde hace muchas gestas y tantas ocasiones en que se tornó cada vez más de nosotros, entre otras razones porque no tomó nada sino que lo entregó todo.

Nadie le va a arrebatar sus únicas posesiones: los principios, el afán de lucha por la justicia, el cariño de todo un pueblo. Tampoco nadie nos lo va a quitar. Cada familia cubana podrá seguir a su lado en esta pelea por la más bella de las causas, usar el arsenal de ideas que continuará ofreciéndonos, soñar junto con él y hacer realidad esos sueños.

LA MISIÓN MÁS DIFÍCIL

Desde el inicio, las masas lo supieron: quien se fue a lo profundo de la Sierra, quien ha sido fiel alumno de Martí y prefirió por traje el verde olivo, jamás se interesaría por el poder o la riqueza. En el propio acto de toma de posesión como primer ministro, el 16 de febrero de 1959, en el Palacio Presidencial, expresó lo que eso representaba para él.

"En los instantes en que recibo este honor de ponerme al frente del Consejo de Ministros, no experimento sino una honda preocupación por la responsabilidad que se ha puesto sobre mis hombros, por la seriedad y la devoción que siempre he puesto en el cumplimiento de mi deber."

Y así lo explicó: "De cuantas tareas he tenido que realizar en mi vida, ninguna considero tan difícil como esta, ninguna considero tan preñada de obstáculos, ninguna considero tan dura de llevar adelante, porque estoy consciente de todas las dificultades, estoy muy consciente de todos los obstáculos.

"De cuantas tareas me ha tocado realizar, en todas he actuado motu proprio. Esta, porque me ha sido asignada, esta, porque no la escogí yo sino que me la escogieron, y solo con un profundo concepto de la necesidad de sacrificarse por el país, sacrificio verdadero y sacrificio sincero; porque para nosotros el gobierno, el cargo público no es una posición para enriquecernos, una posición para recibir honores, sino una posición para sacrificarnos. Y todo el que haya presenciado este proceso revolucionario, todo el que haya observado mi conducta tiene que haber comprendido el desinterés con que he actuado.

"Los cargos, como cargos, no me importan; los honores, como honores, no me importan. Aquí, desde esta posición, sigo siendo el mismo ciudadano que he sido siempre. Como ciudadano, no me diferencio en nada de cualquier otro ciudadano. Soy igual que cualquier otro modesto y humilde cubano, solo que un cubano con las mismas facultades que otro cubano cualquiera a quien se le ha asignado una grande y difícil tarea. Por tanto, cuando digo que para mí es un sacrificio, hablo muy sinceramente y hablo muy en serio.

"No tengo, sin embargo, temor al esfuerzo que debo realizar; no tengo temor por las dificultades que haya de encontrar en el camino. Soy un hombre de fe y siempre he afrontado las obligaciones resueltamente."

SIN TIEMPO PARA DESCANSAR

Enseguida pudo percibirse que el líder del asalto al Moncada, el reo que en el juicio posterior al 26 de julio no solo asumió su defensa sino la del pueblo de Cuba, es hombre de fiar.

No acostumbra hacer promesas; en cambio, tan pronto entró en La Habana comenzó a preparar la ley para entregar las tierras a los campesinos, rebajó tarifas y alquileres, creó empleos, emprendió la industrialización del país, la alfabetización, formación de maestros y médicos¼ En nada se parecía a quienes engañaron a la nación durante décadas. Esta vez, las esperanzas de tantos no serían defraudadas.

"Si desde aquí la puedo servir, lo que me interesa es hacer la Revolución, lo que me interesa es que la Revolución vaya adelante, lo que me interesa es que el pueblo no resulte defraudado y reciba de nosotros todo lo que espera de nosotros. Buena fe hay aquí de sobra; honradez hay de sobra; decisión para afrontar los problemas hay de sobra también; serenidad, calma y ecuanimidad, que son muy necesarias en el gobierno, hay también aquí de sobra. Lo único que me preocupa es que al final de esta jornada pueda Cuba haber recibido de nosotros todo lo que desea. Y todo lo tendrá si de nosotros depende, todo lo tendrá si el pueblo nos ayuda, todo lo tendrá si el pueblo nos comprende."

Servir ha sido siempre su divisa. Nunca fue Jefe de Estado de acostarse temprano o permanecer en la cama demasiadas horas, con tantos sueños por cumplir. Jamás tomó vacaciones. Muchas veces sintió que no le alcanzaría el tiempo para todos los proyectos, que si descansaba un minuto se le quedaría una buena idea sin concretar. Tampoco se permitió siquiera atender su salud lo necesario. Hasta nos hizo pensar que su cuerpo era invulnerable al cansancio.

Jamás abandonó su humanismo; la muerte de cualquier hombre o niño, la falta de maestros o de atención médica, la guerra o la pobreza, en cualquier lugar del mundo, le agrietan el corazón, pero a la par se lo impulsan y le comprometen a ayudar.

¡DE CUÁNTAS COSAS!

Solo alguien muy perverso puede inventarle codicia o fortunas a quien no concibe sino una obra tras otra para el pueblo, y le dedica su vida a ese objetivo. Aquel propio día de inicios de 1959 lo puso en claro.

"Somos hombres de trabajo, somos hombres de acción y nos gustan los hechos más que las palabras.

"Yo me impaciento cuando, por ejemplo, estoy pensando en las viviendas que queremos hacerles a los campesinos; me impaciento cuando estoy pensando en las ciudades escolares que queremos hacerles a los niños, y me impaciento cuando pienso que el plan más elemental para llevar a cabo una obra requiere semanas de estudios; que para construir una ciudad escolar hay que hacer los planos, buscar los técnicos y buscar también a los pedagogos y que digan cómo deben estar situadas, cómo deben construirse."

Únicamente el amor hacia cada obra permite comprender su dedicación sin límites. "Los hombres que sirvan al Estado tienen que ser hombres de vocación para que la administración del Estado, que es la del pueblo; para que el Estado, que representa los intereses del pueblo, funcione mejor que cualquier otro tipo de institución."

Para quien renunció a una vida cómoda con tal de colocarse del lado de la justicia, del lado del pueblo, la alegría por el triunfo de la Revolución lo llevó a pensar que junto con el fin de la guerra terminaría también una extraordinaria escuela, pues aquella lucha llena de sacrificios había forjado hombres ejemplares.

"Luchar en las altas montañas, con el frío, con el hambre y con el enemigo en acecho, no es lo mismo que sentarse cómodamente en un despacho y empezar a desempeñar una función de carácter administrativo, sin haber conocido jamás el sacrificio."

"Y por eso es necesario que los que estamos gobernando nos sacrifiquemos, que vean que llevamos una vida verdaderamente de sacrificio y de trabajo."

¡De cuántas cosas sabemos que se ha ocupado Fidel! Para que todo salga bien y no escape detalle alguno, para no darle un tilín al enemigo, igual en Cuba y en el mundo. Del problema de la deuda externa, de la liberación de un niño que le fue arrebatado a su padre, devolver la vista a millones de personas, denunciar el bloqueo, convertir las prisiones en escuelas, del ahorro energético, las licencias de maternidad, de concebir métodos novedosos de empleo como el de estudiar; no dejar abandonado a su suerte a ningún combatiente.

VOCACIÓN DE REVOLUCIONARIO

Es apenas un hombre de carne y hueso, que ama el béisbol, el baloncesto, la natación y el voli, que le apasiona tanto leer como escribir. Solo un mortal, sencillo, bromista, pero que muy temprano se percató de cuánto debía crecer esta obra , y su responsabilidad de ampliarla y defenderla como líder del pueblo.

"La Revolución no la van a derrocar. Se podría derrocar a la Revolución si la Revolución no se hace, si la Revolución no cumple su destino, pero mientras estemos nosotros dispuestos a hacerla, ¡la Revolución no será derrocada, porque tendrá tras de sí a todo el pueblo, porque actuaremos siempre rectamente hoy y mañana, porque siempre nos verán pobres, porque nunca nos verán una caja en el banco, porque nunca nos verán un negocio particular, porque nunca nos verán una especulación o una malversación, porque nunca nos verán favoreciendo a un amigo, favoreciendo un privilegio, favoreciendo a un familiar! Porque nuestra conducta será recta hasta la saciedad en todos los órdenes, sencillamente porque estamos muy conscientes de los deberes que tenemos que cumplir, y que nos tocó sacrificarnos.

"Como tenemos vocación de revolucionarios, sabremos ser revolucionarios, cualquiera que sea el esfuerzo que se exija de nosotros, cualesquiera que sean los riesgos que tengamos que correr, cualesquiera que sean los sacrificios, porque tenemos vocación de revolucionarios."

Los obreros, los campesinos, los estudiantes, las mujeres¼ lo saben, que no ha gobernado para su propio triunfo, que ha peleado en nombre del triunfo de todos, que no ha sido un hombre encaramado en una posición sino a la altura del pueblo.

A Fidel no le complace hablar de sueños, sí de hechos. Su promesa de siempre: un camino largo, difícil, fatigoso, de sudar la camisa, un sendero al cual le quedan muchos kilómetros por delante, al pueblo y a su Comandante en Jefe de siempre, juntos, porque este pueblo es de Fidel¼ y Fidel le pertenece a su pueblo.

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