martes, 19 de febrero de 2008

Fidel ni renuncia ni se despide



Eugenio Suárez Pérez

Desde horas tempranas de la mañana de hoy, he leído en algunos sitios en Internet, titulares que tergiversan, como estos: Fidel renuncia o Fidel se despide, el contenido del mensaje que el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz ha dirigido a sus compatriotas.

Muy bien explicado en un poco más de una docena de párrafos ha expuesto las causas para no aspirar ni aceptar el cargo de Presidente del Consejo de Estado y de Comandante en Jefe. Él mismo fue amplio en razones para argumentar su decisión. Sin dramatismo, fue claro y objetivo: “Traicionaría por tanto mi conciencia ocupar responsabilidades que requiere movilidad y entrega total que no estoy en condiciones físicas de ofrecer”.

Su pueblo, el cubano, lo entiende. Una vida entera consagrada a la lucha, no solo por su pueblo, sino por los pueblos del mundo. Una vida amenazada por un adversario que hizo todo lo imaginable por deshacerse de él. Una vida llena del amor que los revolucionarios cubanos y del mundo sienten por Fidel.

Quien conozca a Fidel como lo conoce su pueblo, sabe que Fidel nunca renunciaría, pues una de sus sabias lecciones es la de ser consecuente hasta el final. Y aquí junto a su pueblo continuará su combate, “como un soldado de las ideas. Seguiré escribiendo bajo el título ^Reflexiones del compañero Fidel”..

Como prueba de su permanente presencia están en el mensaje indicaciones que nos da:

·El camino siempre será difícil y requerirá el esfuerzo inteligente de todos.

·Desconfiar de las sendas aparentemente fáciles de la apologética, o de la autoflagelación como antítesis.

. Prepararse siempre para la peor de las variantes.

·Ser tan prudentes en el éxito como firmes en la adversidad, principio que nunca debe olvidarse.

·El adversario a derrotar es sumamente fuerte pero hay que mantenerlo a raya.

Y no podía faltar la confianza de Fidel en la vinculación de los cuadros históricos con los que eran muy jóvenes al triunfo de la Revolución y con la generación intermedia que aprendió el arte de organizar y dirigir una revolución.

Ahí se resume las causas y factores de su decisión, las indicaciones que nos precisa y la confianza depositada en la unidad de varias generaciones de cuadros. Y él, Fidel, con su arma, arma poderosa que forma parte del arsenal de la Revolución cubana estará combatiendo junto a su pueblo, porque hombres como él no se despiden de sus compatriotas ni renuncian.

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