En un mes los contagios crecieron en un 668%.
Con 661 casos de Covid-19 confirmados, el distrito de Quilmes crece en contagiados a un ritmo acelerado. Si consideramos que al 3 de mayo existían 86 contagiados, estamos hablando de incremento de 668% en un mes. Frente a este cuadro, la respuesta del gobierno fue militarizar la Villa Itatí, la misma política que en Villa Azul.
Desde que comenzó el incremento de casos de personas con síntomas en estas villas, el gobierno recurrió fuertemente a mover policías para patrullar y cerrar puntos de accesos. No obstante, en Itatí, dado que el tamaño de la villa hace imposible cerrar todo, la presencia policial opera saturando determinadas zonas del barrio.
En las fotos que los vecinos de Itatí nos hacen llegar se puede ver el patrullaje de los agentes policiales de la UTOI: una fuerza represiva de elite, reclutada entre lo peor de los grupos especiales del aparato represivo bonaerense (Grupo Halcón, GAD, Policía Motorizada, etc.). Se trata de una fuerza “especializada” en el combate del delito. No se explica que hacen patrullando Villa itatí.
Cuando los vecinos tienen que salir de sus casas para realizar compras u otras tareas son increpados por los efectivos represivos para que regresen a sus hogares de inmediato. Este inusitado despliegue ha llamado la atención entre los vecinos, quienes teman que se reproduzca el esquema de la vecina Villa Azul.
A pesar de las innumerables alertas continúa la política de no testear, esto porque el gobierno utiliza voluntarios con escasas condiciones de bioseguridad, para realizar encuestas. Existen denuncias anónimas de que el gobierno recluta trabajadores con la promesa de “contratarlos luego de que pase todo esto”. Lo que el gobierno no invierte en salud sí lo hace en represión: existe un contraste enorme entre voluntarios con tapa bocas, contra un aparato represivo y gubernamental que recorren la villa con mamelucos enteros y los barbijos correspondientes. Este hecho expresa el desprecio del gobierno por el conjunto de trabajadores.
La política de no testear es para no exponer que el sistema de aislamiento y de salud de Quilmes ingresa a un colapso: el reforzamiento de camas ronda las 265 de las cuales solo 25 serían para terapia intensiva. Además de que revelaría una crisis sanitaria, de magnitudes calamitosas, en las villas.
A pocos días de internar a centenares de vecinos de Villa Azul crecieron las denuncias de la falta de atención y de no contar con elementos para higiene; a su vez, la política de poner en un mismo “pabellón” personas confirmadas con Covid-19 y casos sospechosos, lleva a una propagación. De este modo, ir a un aislamiento por sospecha garantiza el contagio. Este problema lleva a que las personas “aguanten” los síntomas hasta más no poder.
La Villa Itatí fue creciendo en forma brutal al calor de los ajustes de todos los gobiernos. La población, según los propios vecinos, se estima en 70.000 habitantes. No hubo ninguna medida de fondo para resolver el problema de la infraestructura, ni en los 12 años de gobiernos kirchneristas, ni en los 4 años de Vidal. La reciente gestión de Mayra Mendoza tampoco parece escapar a la regla. Familias que viven en un cuarto, la falta de acceso a agua potable, zanjas, falta de servicios básicos, etc. El incremento de la miseria llevó a que estas últimas semanas crecieran las ollas populares en las calles de la villa.
En estos últimos días crecieron los casos de contagios en la fábrica Cattorini, luego de que el gobierno municipal asegurara que el establecimiento cumplía con las condiciones de salubridad. Misma situación vivieron los trabajadores del hospital Iriarte, donde crecen los contagios de enfermeros, no se testea al personal y corre por cuenta de cada trabajador tener los elementos de bioseguridad. La primera línea de combate contra el virus no cuenta con elementos e insumos básicos para desarrollar su labor.
Los gobiernos de Mayra Mendoza, Kicillof y Fernández, priorizan ceder ante las patronales levantando la cuarentena, mientras mantienen el ajuste en salud y niegan la entrega de los elementos necesarios y los testeos masivos en los barrios más afectados. Tampoco garantizan un aislamiento en condiciones acordes, ni los alimentos a las familias, empujándolas a buscar el sostén sin ningún cuidado.
Villa Itatí y Villa Azul exponen la necesidad de resolver el problema de la vivienda, de la desocupación, del ajuste contra las organizaciones sociales que entregan mercadería, del ajuste en el reparto de alimentos en las escuelas, de la negativa a entregar un bono de $30.000 al parado, mientras gastan millones de dólares en subsidios a las patronales y el pago de deuda externa. Por eso reclamamos que la gestión de la crisis sea puesta en manos del control obrero y popular, para dar una respuesta a todos estos reclamos. No a la militarización de los barrios carenciados. Basta de despliegue represivo.
Juan Carlos Moya
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