sábado, 6 de junio de 2020

La huelga de inversiones en Vaca Muerta comenzó hace tiempo



Se han escrito ríos de tinta sobre las inversiones en Vaca Muerta, y sobre cómo diversas normas e incluso la pandemia luego afectaron la explotación no convencional de hidrocarburos. Pero cuando se habla de inversiones se deben considerar los fondos desembolsados más allá del capital operativo, que mantiene funcionando lo que ya existe. Con ese criterio, el fracking -que ha sido puesto en la cúspide del modelo de “inversión”- hace más de un año que está parado.
Cuando en abril pasado se registraron cero fracturas, se puso de manifiesto la serie histórica de las inversiones realizadas en los últimos años. Como lo demuestran los datos publicados por diario Río Negro (2/6), la huelga de inversiones comenzó bastante antes de la pandemia, e incluso mucho antes de la Resolución 566/19 con la que el gobierno de Macri congeló el precio de los combustibles. Por ejemplo, el pico de fracturas en shale (roca microporosa) se registró en febrero de 2019, mientras que el último pico en tight (arenas compactas) en febrero de 2018.
Es decir, la huelga de inversiones para generar nuevos pozos en las formaciones no convencionales es una causa de la crisis del sector hidrocarburífero, junto a la falta de capacidad de transporte y la marcha de la recesión a nivel mundial.
La cantidad de fracturas en shale y tight por empresa evidencian que hay petroleras que prácticamente han abandonado la tarea desde hace mucho. Exxon, Pluspetrol, Tecpetrol, por ejemplo, dejaron de fracturar en shale a mediados del año pasado, mientras que en tight Pluspetrol, Tecpetrol, PAE y Total dejaron de hacerlo desde 2018. La producción total creció en base al rendimiento inicial de los pozos no convencionales ya en actividad, con mayor cantidad de fracturas por unidad. Pero es la huelga de inversiones de estas cinco o seis operadoras la que explica la caída de la actividad.
Pero por la incidencia que tiene YPF sobre el total de la producción no convencional en Vaca Muerta (más de la mitad de las fracturas), el hecho que haya bajado notablemente su cantidad de fracturas desde inicios de 2018 en tight y desde setiembre de 2019 en shale demuestra forma parte de la tendencia general, sin envidiar en nada a “los miserables”. Por ejemplo, Tecpetrol -con su área estrella Fortín de Piedra- dejó de fracturar en shale en junio del año pasado y en tight hace casi dos años. Exxon dejó de fracturar en shale en agosto del 2019. Y así se puede seguir con ejemplos. Todo esto demuestra que la “nacionalización” de YPF, batida a cuatro parches por el kirchnerismo hace años atrás, no era tal; y que el nuevo gobierno, de la mano del amigo del FMI Guillermo Nielsen como presidente de YPF, sigue esa línea de la antisoberanía energética.
La puesta de los recursos energéticos a disposición del desarrollo nacional solo puede partir de la expropiación sin pago de toda la industria del sector, bajo control de sus trabajadores, técnicos y profesionales.

Norberto Calducci

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