Crisis política en desarrollo en la provincia de Buenos Aires.
Sergio Berni cruzó públicamente a la ministra de Seguridad nacional Sabina Frederic acusando al gobierno nacional de “falta de voluntad” para asistir a la provincia en “la lucha contra el delito”. A una escala superior, por la repercusión adquirida , se reproducen choques anteriores que llevaron a principios de año a una reunión con las partes en conflicto en la Casa Rosada.
Bajo el ala de Kicillof, el ministro de seguridad de la provincia de Buenos Aires le arrebató el control de las policías comunales a los intendentes que puentearon al gobernador pidiendo el auxilio directo de Alberto Fernández para el pago de los sueldos municipales. Esta situación amenaza con repetirse con el aguinaldo en las condiciones de insolvencia de la mayoría de las intendencias y de rojo financiero de la provincia. El futuro de la cuarentena agrega combustible a estos choques entre la provincia y la nación. El propio Kicillof, quien ratificó por decreto la diferenciación de “fases” en la provincia para justificar la apertura y flexibilización de actividades económicas que reclaman los capitalistas, pide ahora al gobierno que vuelva a la fase 1 ante la explosión de contagios en el conurbano y el Gran La Plata.
La grave situación sanitaria, económica, financiera y social en la provincia horada la coalición del Frente Todos. En sus diatribas contra la albertista Frederic , responsable del “ciberpatrullaje” que denuncian las organizaciones populares, el inefable Sergio Berni no se privó de ratificar la jefatura política nacional de Cristina Kirchner en un indisimulado desafío a Alberto Fernández. Para desasosiego de algunos medios de prensa oficialistas que intentaron presentar los dichos como un exabrupto, Berni aclaró que todo lo que opina fue hablado previamente con Kicillof. El delfín cristinista no sólo no desmintió a Berni, sino que derivó en la ministra de gobierno bonaerense Teresa García el respaldo explicito al jefe de la Bonaerense.
Las pretensiones de la izquierda K y sus satélites por minimizar el rol del derechista Berni son puro encubrimiento. La alianza Kicillof- Berni hace al nervio más sensible del estado que es el aparato represivo. Fue el gobernador quien le asignó un lugar preponderante a Berni colocándolo al frente de los operativos de las fuerzas de seguridad en las barriadas populares donde crecen los contagios por el coronavirus. La aceleración de estos choques políticos, parcialmente contenidos por la intervención del grupo Vicentín y una “expropiación” negociada y de resultado incierto, es el resultado directo del agravamiento de la crisis en la provincia con más de 12.000 casos de coronavirus , una curva empinada de infectados y el reconocimiento que hicieron Kicillof y su ministro de salud de un posible colapso de los hospitales públicos en la provincia de Buenos Aires.
Buenos Aires es una de las doce provincias del país donde la pobreza alcanza al 40% de la población (el mayor porcentaje de pobres es en el conurbano), y con una tasa de indigencia que llega al 11%. Un fracaso de la cuarentena potenciada por la desocupación y la miseria social es un golpe a las pretensiones políticas en la provincia que gobierna el kirchnerismo. Que la crisis política pegue un salto por las exigencias que hace el tándem Berni- Kicillof para que Frederic- Alberto Fernández envíen un mayor número de gendarmes y policías a la provincia, dice mucho sobre los temores de los “nacionales y populares” a una reacción de los trabajadores.
Kicillof pasó de proclamar la “cuarentena exitosa” a disponer el cerco policial de las barriadas cuando la tasa de contagios semanales se duplica y amenaza con saturar las camas de terapia intensiva. En esto radica el rol fundamental de Berni y de la Bonaerense. La disputa con Frederic sigue agravándose a partir del acuerdo alcanzado entre la ministra y la intendenta de Moreno, Mariel Fernández para un refuerzo del patrullaje de la federal en el distrito . Este acuerdo directo en territorio bonaerense fue una mojada de oreja a Berni que reclama el monopolio de la fuerza en la provincia. Se repite el puenteo que viene haciendo el gobierno de Alberto Fernández con los intendentes del PJ. Los enfrentamientos entre Berni y Frederic son sólo la punta del iceberg de una crisis más profunda en una provincia hipotecada por el peso de la vieja y nueva deuda externa que condiciona toda la política de Kicillof. El bonapartismo en tiempos de default también corre para el gobernador cristinista y lo lleva a recostarse cada vez más en un confeso derechista y represor como Berni.
El próximo 16 de junio el Plenario del Sindicalismo Combativo marchará a Plaza de Mayo, y hará un acto frente a la gobernación de La Plata para impulsar las luchas de los trabajadores, denunciar las entregadas de las burocracias sindicales y para denunciar que con hambre y represión no hay cuarentena. Fuera la policía de Berni y Frederic , el ejército y las fuerzas represivas de los barrios.
Daniel Rapanelli
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