sábado, 6 de abril de 2019

La sesión especial de Diputados: retrato de la crisis política



En un Congreso paralizado -que viene del año 2018 de menor producción parlamentaria en décadas, y que en el caso de la Cámara de Diputados no ha sesionado una sola vez desde diciembre del año pasado- la Sesión Especial del día de ayer fue una cabal radiografía de la estafa republicana de Macri y su gobierno. Luego de que los distintos bloques de la oposición lograron el quorum para sesionar, reuniendo 130 diputados, Cambiemos impuso sus 91 bancas para bloquear el tratamiento de los distintos proyectos que, al no contar con dictamen de comisión (virtualmente clausuradas por el oficialismo), requerían una mayoría especial de dos tercios de los votos para que puedan ser tratados.
Entre la tropa de los que no dieron quorum se destacan los cordobeses de Argentina Federal que responden al gobernador Juan Schiaretti: los más macristas de los “opositores”. Pero hubo fisuras entre los propios aliados del oficialismo, por ejemplo, el bloque misionero que preside Jorge Franco, que sorpresivamente dio quorum a la sesión. De igual modo hizo Alfredo Olmedo. Del bloque que lidera Martín Lousteau, Teresita Villavicencio también aportó al quorum -en contraste con Carla Carrizo, que cerró filas ostentosamente con el boicot de Cambiemos.
No obstante su desenlace, la sesión fue un golpe para el gobierno. El sólo hecho de que reuniera quorum habilitó seis horas de debate político sobre temas vitales para la mayoría nacional, como los tarifazos y la confiscación de las jubilaciones por medio del impuesto al salario. Fue asimismo una enorme puesta escena por parte de la oposición, que se inscribe en la largada de la temporada electoral. La denuncia del “cierre del Congreso” por parte de los Camaño, Rossi o Kosiner, sin embargo, es puro artilugio demagógico, porque cuando el parlamento funcionó regularmente fue gracias a que sus diputados votaban con las dos manos las más de 100 leyes de ajuste contra el pueblo. Para confesión de partes, ahora tenemos a diputados del Frente Renovador, como Cecilia Moreua, diciendo que “se arrepiente de haberle votado tantas leyes a Macri” (¡tarde piaste!). Pero la cuestión de fondo no es si el Congreso funciona o no, sino cuál es la orientación política que lo domina. Asistimos a la podredumbre de un régimen y sus instituciones, este parlamento incluido, que es incapaz de gobernar al servicio de las necesidades de la mayoría trabajadora –como se ha evidenciado una vez más.

Los proyectos y nuestra política

La sesión fue convocada con la friolera de casi 80 proyectos en temario, aunque la agenda estaba dominada por el impuesto a las ganancias sobre los jubilados y los tarifazos. La votación para habilitar el tratamiento de los respectivos proyectos fue dividida en tres bloques. En todos los casos se obtuvo una mayoría de votos, pero no los suficientes para habilitar su tratamiento. En la primera, sobre los distintos proyectos referidos al impuesto a las ganancias sobre jubilados, se alcanzaron 130 a votos a favor, sobre tarifazos 120, y en el último paquete (que incluía desde boleto educativo hasta leyes sobre violencia de género), 104.
Desde la banca del Partido Obrero participamos con proyectos propios sobre cada temática. Romina Del Plá aprovechó su primera intervención para homenajear a Carlos Fuentealba al cumplirse 12 años de su fusilamiento, bajo la forma de una reivindicación de la enorme lucha docente que hoy sacude numerosas provincias y, en el caso de Buenos Aires, está poniendo contra las cuerdas a la política anti educativa de Vidal.
Romina destacó el cuadro de conjunto, denunciando una bancarrota del país y una política que ha llevado a la mayoría trabajadora a una situación insoportable. “Por eso cada vez es más fuerte el reclamo a las centrales sindicales por un paro activo nacional de 36 horas. Por eso el sindicalismo combativo se movilizó hoy [por el jueves] a Plaza de Mayo levantando un programa independiente y de salida obrera a la crisis, porque no va a ser con el rescate de las patronales como vamos a defender el salario y las condiciones laborales de los trabajadores” planteó desde un principio.
En el punto del impuesto a las ganancias, el proyecto de nuestro bloque se destaca por ser el más categórico en plantear la anulación lisa y llana del impuesto sobre jubilados y pensionados -lo que se contrapone al proyecto kirchnerista que impone un plazo de un año para que el Congreso sancione una ley de “Régimen diferencial de impuesto a las ganancias para jubilados y pensionados” (contrario a la idea de abolición); o el proyecto de Mirta Tundis y el Frente Renovador que, en sintonía con el fallo de la Corte, plantea exceptuar del impuesto únicamente a los jubilados mayores de 80 años, o los que estén “gravemente enfermos”.
Romina explicó que el impuesto a las ganancias sobre las jubilaciones debe ser directamente anulado porque las jubilaciones son un salario diferido ¡y el salario no es ganancia! “Ese concepto con el que fue conquistada la jubilación para la clase obrera, lo vamos a defender a ultranza. Hay que anular el impuesto a las ganancias sobre los salarios”. Denunció el sistemático vaciamiento de la Anses y de las cajas jubilatorias provinciales para abonar las nuevas reformas previsionales que reclama el FMI. Reclamó por el 82% móvil sobre el salario en actividad y fue muy sagaz en su crítica a todos los bloques capitalistas, recordando que la rebaja de los aportes patronales de Menem y Cavallo fue mantenida por todos los gobiernos –muchos de los cuales hoy revisten en la oposición y dicen levantar el reclamo de los jubilados, cuando se dedicaron a gobernar contra ellos, como cuando Cristina Kirchner vetó el 82% sobre el salario mínimo. ¡Nada que envidiarle a Macri con su veto a la ley de tarifas o la prohibición de despidos y suspensiones!
En el debate sobre tarifas, Romina denunció la centralidad del problema para la familia obrera con “un salario promedio que, en general, no supera los 20.000 o 22.000 pesos, cuando la canasta de pobreza está en 26.500 pesos”. Pero fue más lejos en el análisis del problema como consecuencia del rescate del régimen de privatizaciones del menemismo, por parte del kirchnerismo primero y del macrismo después. “El negociado de la privatización de los servicios públicos es de una profundidad enorme y las empresas han tenido garantizadas sus ganancias bajo todo el período de los subsidios estatales y de los tarifazos”. En este punto, reclamó la apertura de los libros contables y comerciales de las empresas bajo control de los trabajadores y usuarios. “De paso, resolvemos el problema de fondo, que es saber cuánto cuesta la energía e impedir que las petroleras, gasíferas y demás se lleven las riquezas de nuestro país. Además, podremos reorganizar esas riquezas que tenemos, pero que la población no puede disfrutar, porque se las llevan las petroleras, los pulpos, los banqueros y las empresas que se llenan los bolsillos a costillas de todos nosotros”. De este modo defendió nuestros proyectos de nacionalización de la industria hidrocarburífera, y de anulación de los tarifazos desde enero de 2016, y denunció que lo que nadie ponía en discusión en el Congreso es “la flexibilidad laboral para los trabajadores petroleros en Vaca Muerta, los accidentes laborales y la orientación de despidos y suspensiones que agravan la crisis sobre los trabajadores; todo esto asentado sobre el proceso de fuga de capitales, compromisos con el FMI y súper ganancias de banqueros y patronales”.

La salida no es parlamentaria, es con la lucha de la clase obrera

Nuestra diputada fue categórica al señalar que “es más probable que convoquemos a una asamblea constituyente, soberana, con poder, en la que resolvamos las medidas de transición y reorganización general de la economía y la sociedad de nuestro país, a que este Congreso vote la apertura de los libros de las empresas privadas, que fugan todos los capitales, y una salida de conjunto al servicio de los trabajadores”.
Efectivamente, la única salida a esta crisis a favor de los trabajadores es rompiendo con el FMI, desconociendo la deuda fraudulenta y usuraria, nacionalizando la banca y el comercio exterior, y con una defensa irrestricta del trabajo y el salario.
Por eso nuestra diputada concluyó sus intervenciones llamando a los trabajadores, a los jóvenes, a las mujeres de este país, a ponerse de pie “para organizar una salida independiente, de clase, de esta situación, porque es lo único que puede abrir un curso de salida real de la crisis.”

Juliana Cabrera

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