Después de una impresionante jornada de paro total durante el miércoles 18/3 —votado luego de conocerse los más de 60 despidos en los medios de AGEA-Clarín— una masiva asamblea de Clarín votó la continuidad del paro general hasta el día siguiente. Fueron, así, 48 horas de paro, algo que no ocurría al menos hace 30 años.
Estos hechos marcan un punto de inflexión en el gremio de prensa y prepara sus tareas.
Se trató de una respuesta histórica que está a la altura del brutal ataque de la empresa, que ha militarizado el espacio de trabajo para generar un miedo y desánimo que le permita hacer pasar los despidos y la ultraflexibilización que ocultan bajo la bandera de la "transformación digital".
Por el contrario los compañeros y compañeras de Clarín han ido al paro y a un esquema de jornadas de lucha, una decisión determinante no solo porque exige y pelea por la reincoporación de todos los despedidos, sino porque marca un punto de gravedad donde apoyarse para enfrentar el modelo de precarización que quiere imponer la empresa de medios más grande del país.
Es fundamental destacar este aspecto porque permite comprender lo estratégico del plan de despidos no solo dentro de Clarín, sino en todas las patronales de prensa.
Basta señalar que fueron ejecutados en la previa de la apertura de la paritaria 2019 como método de disciplinamiento general frente a a un cuadro de salarios devaluados, medios que cierran, retiros voluntarios y miles de despidos.
Los despidos —que buscan también cambiar el eje de la discusión salarial— son así la plataforma donde se apoya la patronal para profundizar este giro en el modelo de trabajo. Es ejemplo de esto el régimen de siete horas diarias de trabajo que busca imponer Magnetto compulsivamente, un sistema de horas extras truchas violatorio de todo convenio y estatuto.
Sería un error, sin embargo, ver en esto cuadro un gremio de prensa abatido: son múltiples las luchas que se desenvuelven en estos momentos desde El Cronista hasta editorial Perfil como así también las expresiones de solidaridad, hacia los compañeros de Clarín, que se esparcieron como pólvora en las distintas redacciones. Venimos, además, de la toma de meses del edificio de Télam contra los despidos y de la histórica lucha por los derechos de la mujer en el gremio y en el país.
Los despidos también deben ser puestos en el contexto del colapso económico del país y de la perspectiva de derrumbe del gobierno de Macri, que ha beneficiado al holding con beneficios fabulosos. El kirchnerismo —que también le dio estratégicos beneficios al Grupo— fue cómplice de Magnetto, a través del ministerio de Trabajo, aún en los momentos de mayor confrontación desde sus tribunas.
Esta posición de defensa de todos los puestos y las condiciones de trabajo de ninguna manera busca atentar contra las nuevas tecnologías. Por el contrario, son los trabajadores, con la experiencia de años, los que mejor conocen sus herramientas para la transformación y la convivencia de la época entre el papel y la web. No es la tecnología el problema, sino qué orientación social y cultural tiene esa tecnología.
Es fundamental una acción conjunta de todo el Sipreba no solo para rodear la lucha de Clarín sino como lucha estratégica para la etapa que se viene.
Preparemos, compañeras y compañeros, el terreno para el paro general.
Naranja de Prensa
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