sábado, 6 de abril de 2019
Sin mate ni churrasco: Macri está “cambiando” a la fuerza la mesa de la familia argentina
Los descomunales aumentos de la yerba y la carne, dos insumos básicos de la alimentación popular, están convirtiendo a esos productos en casi un bien de lujo.
Como ya se informó, en solo tres meses la carne vacuna registró un aumento del 32,5 % (un número bastante cercano a la inflación estimada para todo el año).
En el caso de la yerba mate, viene teniendo importantes aumentos desde hace meses y el Gobierno autorizó una nueva suba de la hoja que, lógicamente, todos los intermediarios capitalistas de la cadena productiva trasladarán al precio en las góndolas. Se calcula que, en breve, el kilo de yerba (promedio) rondará los $ 160.
El mate y el churrasco (o la milanesa, el asado o el puchero) son alimentos básicos de la canasta familiar argentina. No solo por cultura, sino también porque se producen íntegramente en el país, que además exporta esos productos y sus derivados a muchos países del mundo.
Sin embargo, para la mesa de la familia trabajadora, esos mismos alimentos se están convirtiendo en casi un bien de lujo. El tradicional “¿nos tomamos unos mates?” corre serio riesgo de convertirse en un futuro no tan lejano en casi una invitación con visos de exclusividad. Para no hablar del “¿hacemos un asadito?” con el que solían organizarse encuentros amistosos, de estudio o laborales.
Varios analistas estiman que para diciembre el dólar puede llegar a valer $ 50. Con el arrastre que suele tener ese aumento sobre los precios domésticos de los productos exportables, no hay que descartar futuros incrementos en la yerba y la carne. ¿Cuál es el techo? Nadie puede decirlo. Lo que sí es seguro es que cada vez más la población trabajadora y pobre hace malabares para acceder a esos productos básicos de su dieta.
Hace pocos días, informes científicos anunciaron que la yerba puede ayudar a pervenir el Parkinson. Si encima la ciencia sigue encontrándole propiedades a muchos de esos productos de la canasta básica, ya hay quienes imaginan teniendo que ir a comprar el paquete de yerba a la farmacia. Y bajo receta archivada.
Más allá de la chanza, ya se está evidenciando un descenso abrumador del consumo de la carne. Si en 2018 el consumo de carne era (en promedio) de 57,2 Kg por habitante, entre enero y marzo de este año ese valor descendió a 49,6 kilos. Un 13,4 % menos en un año. Son los niveles más bajos registrados desde 2011. Hablamos de la carne, no del spa, del gimnasio o de las zapatillas top del mercado.
Como dice el legendario tango de Enrique Santos Discépolo Yira yira, además de rajar “los tamangos buscando ese mango que te haga morfar”, en muchas casas ya se estila (como en los años 30 del siglo pasado) poner la “yerba de ayer secándose al sol”. Todo gracias al “mejor equipo de gobierno de los últimos cincuenta años”...
La Izquierda Diario
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