El Indec publicó las cifras del segundo semestre de 2018 y parece que algunos recién se dieron cuenta del crecimiento dantesco y doloroso de la pobreza en nuestro país, provocado por las políticas criminales de la Alianza Cambiemos (PRO-Coalición Cívica- UCR) encabezada por el macrismo.
La pobreza no es un conjunto de cifras: es una andanada de carencias y laceraciones, es una mesa vacía de comida, es un hogar sin luz ni calefacción, son bolsillos famélicos, son chicos descalzos, sin acceso a un vaso de leche, sin poder asistir a la escuela, sin poder atender su salud. Es el trabajo perdido, es la necesidad de pedir para subsistir, de asistir a un comedor comunitario para comer, es la privación de toda aspiración al esparcimiento. Es una vida plagada de penurias y humillaciones.
La política del gobierno, desastrosa para las masas asalariadas, no es un error: es una sesuda elaboración para concentrar la riqueza y los recursos económicos en pocas manos, a costa del sacrificio de millones de seres humanos que ven arrasadas las posibilidades de aspirar a una vida digna.
Al tiempo que millones de seres humanos son arrojados a la miseria, hay sectores del poder económico que aumentan astronómicamente sus ganancias y riquezas. Baste decir que en 2018, mientras 2.600.000 personas se transformaban en nuevos pobres, los bancos ganaron la friolera de $172 mil millones (121% más que en 2017, cuando ganaron $77 mil millones), o las empresas energéticas $30 mil millones.
32% de pobreza en una población de 45 millones representa algo así como 14,4 millones de seres humanos afectados por ese flagelo. Uno de cada tres personas es pobre en un país que produce alimentos para 400 millones. Tal número ha enterrado definitivamente las aspiraciones reeleccionistas del corrupto mafioso lavador offshore que ocupa la presidencia de la nación y arrastra a las dos figuritas que tienen menos mala imagen dentro del oficialismo: la truchadora Vidal y el hambreador Larreta.
Es que 2.600.000 nuevos pobres sólo en 2018 derrumba cualquier imagen.
Pero.. ¿son certeras las cifras del Indec?
No, no lo son.
Como el 32% exhibido es el promedio del 2do semestre y en los primeros seis meses fue de 27,3%, se calcula que en diciembre la cifra real dio alrededor del 36%.
Y en el primer trimestre de 2019 la cosa empeoró mucho más.
La inflación total de la nefasta era Macri es de 164,14%:
40,3% en 2016
24,8% en 2017
47,6% en 2018
2,90% en enero 2019
3,80% en febrero de 2019
La inflación interanual en febrero fue del 49,3%.
Pero la inflación de la canasta básica total y la alimentaria fue aún mayor: 55,8%, simplemente porque los alimentos aumentaron en mayor medida que el resto de los productos.
Eso afecta más a los sectores más carenciados. Todo impulsado por la liberación de la economía por parte del gobierno, la eliminación de todo control o regulación de precios, los tarifazos y la dolarización. Es bueno recordar que la devaluación del peso en la era de los globos amarillos fue del 350%: redondeando, de $10 que valía la divisa en 2015, pasó a casi $45 en marzo de 2019. Imagínense las sonrisas de los terratenientes que venden sus comodities en billetes verdes, de los empresarios de la energía dolarizada, de los tenedores de deuda en divisas, de los propietarios de cuentas offshore en moneda norteamericana o europea; de los que pagan sueldos cada vez más expoliados frente al monstruo verde.
La destrucción del aparato productivo, donde la capacidad industrial ociosa en diciembre de 2018 terminó siendo del 43,4%, significó la pérdida de casi 200mil puestos de trabajo en blanco (se considera que si se suman las pérdidas de empleos en negro esa cifra se triplica).
El panorama de la pobreza entonces, es mucho peor de lo que nos cuentan.
Haciendo un simple ejercicio deductivo, basándose en la línea de la pobreza establecida por el propio Indec, de $27.570 en febrero de 2019, y contrastando las cifras de ingreso publicados por el mismo instituto en el 3er Trimestre de 2018, podemos ver que:
- El promedio salarial en Argentina es de $18.172 (casi $10.000 por debajo de la línea de pobreza)
- El 80% de los trabajadores gana por debajo de $23.443 ($4.000 por debajo de la línea de pobreza)
- El 70% de los jubilados cobra la mínima ($10.400, $17.000 por debajo de la línea de la pobreza)
¿De dónde saca entonces el Indec y el gobierno que sólo el 32% de la población es pobre?
Como puede verse, la realidad es mucho más dramática de lo que nos quieren hacer creer con las frías cifras que nos proponen.
Mientras tanto, el corrupto evasor y blanqueador offshore que conduce la institucionalidad de este país, una lacra que en su vida supo de esforzarse y trabajar en serio, se saca “selfies” sonriendo junto con su Banda y nos dice que tenemos que “aguantar”, prometiendo un horizonte de bonanza que nunca llega ni llegará, como aquél famoso “segundo semestre” que brilla por su ausencia.
Y no puede ser de otra manera, porque para eso llegaron al gobierno estos que son parte de la oligarquía y la burguesía financiera y la patria contratista mafiosa de este país: para destruir el salario y todo derecho de los trabajadores, condición necesaria para llenarse aún más los bolsillos a costa de la explotación de millones de seres humanos que sólo pueden vender su fuerza de trabajo.
No hay más prioridad que terminar con esta etapa infausta hoy en día. Los trabajadores de este país deberían extremar las medidas para echar a este gobierno a como de lugar y juzgar y castigar a sus principales funcionarios, para que cunda el ejemplo y hacer justicia. Sólo así habrá esperanza de un futuro diferente, donde se pueda soñar y concretar una sociedad en manos de los asalariados.
Gustavo Robles
Nota: la fuente de todas las cifras expuestas en el artículo es el Indec
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