Entrevista al economista político argentino Julio Gambina
M.H.: Kristalina Gueorguieva, Directora Gerente del FMI, búlgara de nacionalidad ¿se ha hecho peronista?
J.G.: No. Sucede a Christine Lagarde que ahora dirige el Banco Central europeo y fue la responsable del préstamo más grande que otorgó el FMI en su historia, el préstamo a la Argentina por 57.000 millones de dólares, otorgado a mediados de 2018 y que alcanzó a liquidar 44.000 millones. Un fracaso total ese préstamo, porque el objetivo era que Macri ganara un nuevo período de gobierno, que utilizara ese dinero para lubricar la situación económica de la Argentina y tener un segundo período. No lo logró y hay muchas dificultades para que la Argentina devuelva su deuda, por eso es que el Riesgo País de la Argentina creció muchísimo, llegó a 2.500 puntos, que es un nivel muy importante, bajó en los últimos tiempos desde que asumió el nuevo gobierno, pero cuando se conoció el Proyecto de ley de sostenibilidad de la deuda externa, donde lo que se propone es una reestructuración de la deuda en dólares y de legislación extranjera para modificar los plazos o las tasas de interés o los montos, los inversores internacionales de deuda externa en divisas, y bajo legislación externa tienen temor de que la Argentina haga quita de capital, disminución de tasas de intereses y proyección de los plazos y, por lo menos, han bajado las cotizaciones y eso ha hecho subir el riesgo país de la Argentina.
Entonces, el primer dato es que el FMI tenía que cambiar de titular porque estaba muy expuesto con el fracaso en términos financieros de la gestión Lagarde. Por lo tanto, el FMI está atrapado sin salida y obligado a negociar con la Argentina. Es más, Martín Guzmán, ministro de Economía de la Argentina dice con relación al FMI “la Argentina tiene el control de la situación” porque el que está preocupado por cobrar es ahora el FMI. Es corresponsable de un préstamo que no funcionó para lo que se imaginó, es responsable del potencial default en que está la Argentina en la actualidad y, por lo tanto, Kristalina Gueorguieva viene a generar las condiciones para un diálogo dirigiendo un Directorio donde ya no está la responsable de ese préstamo impagable.
No nos engañemos, atrás del Directorio del FMI están los accionistas, sobre todo el principal accionista que es EE UU, nada menos que el gobierno de Donald Trump. El crédito fue otorgado por decisión de EE UU para que Argentina acompañe la política exterior de EE UU en la región especialmente, eso es mirando a Venezuela, el petróleo venezolano, a Cuba y la alianza Cuba-Venezuela, y obstaculizar todo proceso de crítica a la política en defensa del orden capitalista. Ese es el marco general.
En el Foro económico mundial de Davos, en Suiza, donde participa el FMI, el pasado 17 de enero la directora gerente del FMI hizo un discurso sobre las condiciones del funcionamiento de la economía y ahí planteó algunas cosas que a algunos les hizo creer que el discurso del FMI podría estar en sintonía con la orientación ideológica y política del gobierno argentino y por eso dicen que podría ser peronista. Ahí, Kristalina Gueorguieva señala con mucha preocupación que la característica de la economía mundial es la incertidumbre, pero hay factores que agravan la incertidumbre mundial como el cambio climático. Aludiendo a los incendios forestales en Australia como tema central.
M.H.: Tema que también sería central en esta reunión de Davos.
J.G.: Así es, y obviamente ni se le ocurre a la titular del FMI asociar el cambio climático al modelo del capitalismo contemporáneo. Digamos que en todo caso esta es una cuestión tomada como si hubiera una crisis en el clima, por eso la llaman así “cambio climático” como si no fuera que la afectación del clima tiene que ver con el modelo productivo, con la exacerbación de la explotación de la fuerza de trabajo y la depredación de los recursos naturales por parte del capitalismo contemporáneo. Pero al mismo tiempo dice que el problema es la guerra comercial entre EE UU y China, aunque señala como dato positivo que se suscribió la fase uno de un acuerdo que ha dejado como fase dos los temas más importantes de la negociación entre EE UU y China para el futuro, que tiene que ver con los temas de fondo, tecnológicos, de comunicación, donde evidentemente China le está sacando ventaja a EEUU. Además el déficit comercial de EE UU con China es de 420.000 millones de dólares. China le vendió a EE UU el año pasado por 539.000 millones de dólares y EE UU solo vendió a China por 120.000 millones de dólares.
M.H.: ¿Podemos pensar en una nueva Guerra Fría?
J.G.: Este es un año electoral en EE UU y por eso Trump firmó este acuerdo de fase uno. Está perdiendo, largó la guerra comercial porque está perdiendo económicamente, tiene el poderío militar y el ideológico cultural por detrás que es lo que China aún no logra en el plano global. China aventaja productivamente, está haciendo muchos esfuerzos por mundializar el Yuan, su moneda local para internacionalizarla, está estimulando con sus alianzas especialmente con Rusia, Irán, sus circuitos financieros y tecnológicos alternativos. La misma Europa está intentando salir de los controles financieros que impone EE UU. De momento no hay muchas condiciones para repetir la Guerra Fría, Socialismo vs Capitalismo, que imperó en el sistema mundial entre 1945 y 1991, pero sí hay una discusión de dos grandes que están disputando quién domina la organización del sistema económico mundial.
Y volviendo al FMI, Gueorguieva dice que en este clima de incertidumbre el principal problema que hay es que ha crecido la desigualdad y ahí es donde muchos la asocian al peronismo o a cierta concepción socialdemócrata en el plano de las ideas, especialmente en economía. En este sentido propone llamar la atención en tres cuestiones, una, impulsar políticas tributarias progresistas, eso llama la atención, a muchos les gusta oír eso, yo lo traduzco como un “que paguen los ricos” pero es difícil que lo hagan cuando en el propio Foro económico mundial Oxfam acaba de difundir los datos de la desigualdad en el sistema mundial, ahí vemos que 2.153 personas, multimillonarios, tienen la misma riqueza acumulada que el 60% de la población mundial.
Hay un nivel de desigualdad en el mundo muy importante. La propia titular del FMI dio en su discurso del 17 de enero el ejemplo de que un porcentaje muy reducido de la población británica, el 10% más rico del Reino Unido, tiene la misma riqueza que el 50% de la población más pobre del país. Y algo similar pasa en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). El tema de la desigualdad aparece como una novedad en el FMI. Ya lo había tratado el Banco Mundial. Vos mismo has colaborado en la difusión de una crítica al libro de Piketty, que publicó en 2013 El Capital en el Siglo XXI para mostrar que en la historia del capitalismo lo que crece es la desigualdad. Uno puede hacerle muchas críticas teóricas a su viejo libro y a su nuevo libro Capital e ideología, pero si hay algo en lo que se pone el acento es en la desigualdad. Kristalina Gueorguieva pone el acento allí.
M.H.: Piketty analiza una serie de 200 años.
J.G.: Y el FMI ahora está diciendo “vamos a impuestos progresivos” que no tiene nada que ver con lo que dice en el acuerdo con la Argentina, por ejemplo. En segundo lugar dice “preocupémonos por el gasto público social. Especialmente educación y salud”. No tiene nada que ver con el ajuste que empuja en Argentina, en Grecia, Turquía o cualquier país que ha hecho acuerdos crediticios con el FMI. Y en tercer lugar, dice que hay que hacer reformas estructurales, y se refiere a la reforma laboral, la reforma previsional, que apuntan a quitar derechos históricamente conquistados por la población. Es importante leer lo que está diciendo el FMI, porque Gueorguieva compara la economía actual con la de hace un siglo y dice “cuidado que en 1920 el mundo estaba de fiesta y 10 años después vino la gran crisis del 30” como abriendo el paraguas de una crisis de la profundidad que supuso aquella crisis que fue una gran conmoción y que estuvo acompañada, desde el punto de vista civilizatorio de una revolución.
Apareció la revolución bolchevique en 1917, constituyéndose la URSS en la década del 20 y proyectándose como poder global hacia la concepción de bipolaridad hacia 1945 y por eso Gueorguieva dice que si no toman medidas correctivas lo que se viene es el populismo y la agitación política. Yo diría que están mirando con seriedad lo que acontece en Francia, o en Chile, o en Colombia o en Haití, para mencionar luchas muy visibles y que han aparecido en todos los medios en los últimos tiempos, pero que se proyectan en Asia, África, América Latina, en todo el planeta.
Este es el momento de mayor acumulación de poder de la ofensiva del capital con la hegemonía neoliberal, pero al mismo tiempo se expresa el mayor nivel de descontento de este tiempo histórico con movilizaciones explicitadas de distinto nivel entre las cuales está el estímulo a los “nacionalismos proteccionistas” de Donald Trump o el Brexit en Gran Bretaña o salidas hacia la derecha como Brasil con Bolsonaro o en otros casos europeos como el de Polonia y la propia Liga en Italia.
Lo que se está viendo es un mundo convulsionado donde la materialidad de los asuntos económicos está en vísperas de un estallido, de un potencial problema. Entonces deben tomar algunas medidas de carácter preventivo, medidas por las que algunos irónicamente dicen que podría afiliarse al Partido Peronista. Pero es una ironía porque el Peronismo también ha sido el Menemismo en los ´90, es un conglomerado que expresa diferentes cuestiones, hay muchos peronismos, se puede pensar en los peronismos en el gobierno y vas a encontrar matices diferenciados, incluso podés ubicar la dinámica social de acumulación del peronismo en la resistencia, desde el 55 en adelante hasta el 73 con el retorno de Perón, incluso mucha dinámica cultural, social, política organizativa de tradición en el peronismo, nacionalismo popular, nacionalismo popular revolucionario. Es una diversidad muy grande, pero me parece que hay que tomar nota que el principal problema lo tiene hoy el FMI que está obligado a negociar y no es sólo el FMI, sino que atrás de él se mueven otros intereses económicos, políticos, globales como el propio Vaticano. Luego del Foro mundial hay una reunión convocada en Roma por el Vaticano, donde el tema central va a ser la situación de la Argentina, de la deuda.
La deuda es odiosa porque no fue a favor del pueblo argentino, el deudor sabía que no podía pagar y el acreedor que no podía cobrar
M.H.: Reunión a la que concurrirán Kristalina Gueorguieva, Martín Guzmán y Joseph Stiglitz.
J.G.: A eso iba. El año pasado por primera vez se reunieron el Papa Francisco y Joseph Stiglitz y coincidieron en muchas cosas. Vale la pena mencionarlo, porque a modo didáctico yo digo que en el orden capitalista hay dos grandes propuestas para gestionar el capitalismo contemporáneo, una es la hegemónica mayoritaria, la corriente principal que es la que constituyó en los últimos 40 años la liberalización de la economía. Lo que se identifica en términos globales como neoliberalismo, que tiene matices, contradicciones muy variadas, que ahora aparecen estas variantes proteccionistas a lo Trump, que curiosamente este acuerdo con China es una vuelta a los acuerdos de liberalización de la economía; pero esta es una, la que ha construido la globalización de los últimos 40 años, desde 1973 para acá. Desde el ensayo de las dictaduras militares del Cono Sur, del terrorismo de estado en el Cono Sur en adelante se constituyó el neoliberalismo.
La otra corriente que pretende administrar el orden capitalista es la que congenia y concilia en la ideología de la Encíclica papal Laudato Sí, en la concepción del Papa Francisco y Stiglitz que sustentan una vuelta al período previo a la hegemonía neoliberal. Reinstalar las concepciones del Estado de bienestar. Yo diría que hubo Estado de bienestar porque había intento de construcción socialista. Sin esa contracara de la URSS es muy difícil que haya construcción de capitalismo reformista o Estado de bienestar. Por eso yo decía que no veo ahora condiciones de Guerra fría, porque lo que está ahora en disputa es la gestión del capitalismo. Mientras que entre el 1945-1991, aunque se discuta cuánto de socialista tenía el “campo socialista”, sí había un debate civilizatorio entre capitalismo y socialismo.
Se van a encontrar en esta reunión, como bien señalaste, el FMI, Stiglitz que viene de los organismos internacionales, fue economista jefe del Banco Mundial. Pero junto con él, que es premio Nobel de Economía del 2001, en esa concepción también está Paul Krugman premio Nobel de Economía de 2008 y te menciono las fechas porque en los años de las crisis capitalistas los Nobel son reformistas. Ambos años de gran crisis de EE UU, ahí los Nobel de Economía son personajes críticos de la ideología principal pero que están dentro de la restauración del orden capitalista.
Y Joseph Stiglitz es el padrino/mentor de Martín Guzmán el ministro de Economía de la Argentina. La gran sorpresa de Alberto Fernández fue demorar la designación de su ministro de Economía que en los primeros tiempos de su función generó buena aceptación en el mercado de capitales, entre los inversores y especuladores, por eso comentaba que bajó el riesgo país de la Argentina. Y la semana pasada el gobierno ha hecho una restructuración de la deuda en pesos muy importante, de unos 100.000 millones de pesos, modificando plazos, intereses, da una señal de confianza a los acreedores de que la Argentina, al menos su deuda en pesos, no se va a defaultear, porque la está reestructurando la actual gestión.
Y se ha aprobado en el Parlamento el Proyecto de ley para darle sostenibilidad a la deuda externa, la deuda en divisas y bajo legislación extranjera. Eso es lo que los inversores externos ahora ven con cierta desconfianza y van a querer condicionar para que no se vaya tan largo el plazo, para que no se modifique tanto la tasa de interés, para que los montos no tengan quitas. Negociar en las mejores condiciones posibles.
Pero este es un momento de mucha complejidad en cuanto a la situación de la economía mundial y la Argentina está en el foco del debate mundial porque está a punto de ser noticia, como lo fue en 2001 por el default. El propio Ministro dice, cuando presenta esta ley, que la deuda externa argentina es impagable. Dice que tiene voluntad de pago y, por lo tanto, quiere renegociar y que tener aval del Parlamento argentino. Nosotros tenemos que decir que otra vez, estaría perdiendo la oportunidad de avanzar en la investigación a fondo de la deuda, porque esta ley no incluye en sus 9 artículos, que le da facultades al ministerio de Economía para reestructurar la deuda, en ningún lugar aparece el tema de investigarla porque muchos sostenemos que esta es una deuda odiosa, aunque haya sido tomada por gobiernos electos constitucionalmente, es odiosa porque no fue a favor del pueblo argentino, porque el deudor sabía que no podía pagar y el acreedor sabía que no podía cobrar.
Entonces es una gran estafa al pueblo argentino y por esto merecería ser declarada como deuda odiosa, para lo cual requiere una investigación muy amplia, no solo de sectores parlamentarios, de una comisión del propio gobierno, sino que la propia sociedad debería intervenir en esa investigación a fondo. Y mientras se investiga no hay que pagar. Ahora mientras se presenta esta ley al mismo tiempo se paga la deuda. Por eso la ley de solidaridad y desarrollo productivo incluyó la posibilidad de poder utilizar más de 4.500 millones de dólares de reservas internacionales para cancelar deuda dolarizada que es lo que viene haciendo el gobierno desde que asumió el 10 de diciembre.
M.H.: Quisiera saber cuál es tu balance de los primeros 45 días del gobierno de Alberto Fernández.
J.G.: Creo que el gran tema que hemos estado hablando es el gran condicionante de esta etapa que es el endeudamiento. Por otro lado creo que el gobierno asume con una gran expectativa de la población argentina para que se modifiquen las políticas que se implementaron en los últimos 4 años del gobierno de Macri. Pongo por delante este gran condicionante de la deuda en primer lugar.
La realidad es que se ha generado mucha sorpresa a todo nivel, por un lado los opositores esperaban que se declarase el default de la Argentina, no se ha declarado sino que se han generado condiciones de pago y restructuración de la deuda. Eso ha caído bien en los sectores financieros internacionales y por eso este guiño y acuerdo con el FMI y atrás de eso con EE UU.
Por otra parte y respondiendo a las expectativas sociales se han generado algunas medidas donde, por ejemplo, si hablamos en materia de ajuste, viene por el lado del ingreso, o sea más que reducir el gasto público se han hecho medidas para incrementar la recaudación tributaria, entre otras cosas actualizaron las retenciones, se han mantenido algunas exenciones pero eso ha generado un descontento del sector agro exportador, intentando recuperar la crítica de lo que se llamó el conflicto con el campo en 2008.
Se modificaron algunos impuestos como el impuesto a los bienes personales, que supone gravar a los sectores de más capacidad económica. Se mantuvieron los controles cambiarios pero se establecieron impuestos a lo que se conoce como dólar turista, para gravar los viajes al exterior, por ejemplo, por compra-venta de divisas. Se han tomado una cantidad de medidas que han servido para favorecer a una política de distribución del ingreso expresada en un bono para los jubilados beneficiarios de la mínima en diciembre y enero. Una medida que genera mucha polémica es la suspensión de la fórmula de actualización jubilatoria que todavía no se sabe cómo se va a reemplazar. Hay una especulación a partir de información oficial del gobierno, de que en marzo como no se va a utilizar la fórmula de actualización de los ingresos previsionales, va a haber una suma fija donde se va a mejorar el ingreso de la mínima pero se afectará la actualización de jubilaciones normales, no estoy hablando de las de privilegio.
Hay un conjunto de medidas a las que se podría sumar la extensión de los precios cuidados, pero como al mismo tiempo se suspendió la exención del IVA, el tema del incremento de los precios sigue siendo un tema preocupante. Los datos de inflación y recesión de diciembre fueron muy elevados. Habrá que ver cómo este conjunto de medidas impactan en este contexto de inflación y recesión.
M.H.: Alberto Fernández ha generado un debate respecto a los salarios. ¿Los salarios son condición de inflación?
J.G.: De ninguna manera. Lo que ocurre es que el gobierno plantea que el tema lo resuelvan las Convenciones colectivas, o sea, que es una cuestión entre privados. Entre trabajadores que están en Convenio colectivo con sus empresas. Son muy pocos los trabajadores de la Argentina que están bajo Convenio colectivo de trabajo. En todo caso el Estado va a acompañar ese proceso.
Se dio un bono para el sector privado que se extendió al sector estatal. Lo que pasa es que en el lenguaje de Martín Guzmán lo que está planteando es tranquilizar la economía. Quieren bajar la inflación y dicen que hay que atemperar la puja distributiva. De ninguna manera el salario es generador de inflación. La inflación es el aumento de precios y la capacidad que tienen algunos sectores en la economía para imponer precios. Todos sabemos, y la estadística lo comprueba, que los salarios van por detrás de la inflación. Muy pocos trabajadores reciben actualización de salarios por encima de la inflación. O sea, que la inflación es una cuestión de poder. Pueden aumentar los precios las petroleras, no los aumentan ahora porque están controlados, pero están en negociación con el gobierno para volver a aumentar el combustible. Están congeladas las tarifas de servicios públicos, otra medida bien receptada por la población respecto del gobierno de Alberto Fernández. Pero hay que ver cómo continúa. La inflación ha sido generada en los últimos años y desde siempre, por los que pueden aumentar precios. Los jubilados no pueden aumentar el precio de su asignación, los trabajadores no tienen capacidad de imponer precios a las patronales. El salario no es causante de inflación, la inflación es una cuestión de poder. De quién puede imponer los precios.
Ocurre que este es un gobierno que asume con el 48% de los votos contra un 41% por el macrismo y si le sumás los puntos de los votos a los partidos de derecha tenés un 45% de votación a la derecha. O sea que hay una situación de condicionante muy fuerte para transformar y el gobierno que ganó, el de los Fernández, no se propuso ni en campaña electoral ni en su discurso inaugural un proceso de reestructuración de la economía argentina sino revertir algunas condiciones muy regresivas de la política económica aplicada en los últimos 4 años y esa es la expectativa que hay en la población.
La pregunta es qué capacidad de aguante tiene esa expectativa. El propio Juan Grabois dijo en su momento “ojo que tenemos mecha corta” en el sentido que si no se satisfacen las necesidades de empleo popular, de las necesidades sociales, puede haber un estallido. Entre las medidas tomadas para paliar la situación del hambre, en tanto y en cuanto son urgentes, parecen efectivas como la entrega de la tarjeta alimentaria que se está haciendo ahora. Pero esa no es solución para el problema alimentario de la Argentina, no resuelve los problemas nutricionales, no saca a la población de la pobreza.
Pero me animo a decir que todavía estamos en el tiempo de gracia que en general se le otorga a todo gobierno que trata de asentarse y descubrir los problemas y qué caminos tomar para avanzar. Yo creo que lo más importante es que a nivel de la organización social popular se pueda medir todo esto y haya un nivel de demanda y presión para que las expectativas sociales y populares se cumplan.
Y volviendo al primer tema, nosotros con varias organizaciones populares estamos empujando una campaña para la investigación de la deuda, la suspensión de pagos y, por lo tanto, generar condiciones para mecanismos alternativos de un desarrollo económico diferenciado en la Argentina. Sin movilización popular es muy difícil que avance. Por eso vale la pena mencionar el caso de Mendoza, donde con acuerdo de oposición y oficialismo, provincial y nacional, quisieron afectar la Ley de defensa del agua y la población mendocina movilizada tiró abajo ese intento de mercantilizar el agua. Lo que demuestra que la política no solo es el Parlamento, ni los votos, sino que la política es también la movilización popular organizada.
Mario Hernandez
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