Moyano no dijo nada y los demás oradores solo hablaron para apoyarlo. Si “a Macri le quedara poco”, como dijo el camionero, no sería por este 21F.
A esta síntesis hay que agregar que la movilización fue sensiblemente menor al 18 de diciembre, en parte compensada por el despliegue inmenso del aparato camionero que se empeñó en movilizar desde todo el país. Incluso los gremios de la CGT que apoyaron la movida movilizaron muchísimo menos que en diciembre, tal fue el caso de Fatun de no docentes, de los propios bancarios, de canillitas, gráficos o curtidores, y muy menor en el caso de las seccionales rebeldes de la UOM: la poderosa regional siderúrgica de Campana movilizó sólo un micro de delegados. Con la Ctera ocurrió otro tanto aunque se empeñaron en movilizar desde Entre Ríos, Santa Fe y Córdoba, además de CABA y Conurbano.
La columna bancaria, nave insignia de la Corriente Federal, de unos 4 mil trabajadores, fue menor que la movilización de 5 mil compañeros del Banco Provincia del día martes en La Plata, lo cual ilustra que la movilización no fue canal, ni aún de los sectores en lucha. Al mismo tiempo se expresó una disputa interna: el peronismo de la Corriente Federal no dejó pasar a los bancarios al pie del palco porque rechazan el emblocamiento de Palazzo con Moyano.
La movilización congregó aparatos de intendentes kirchneristas y otros no tanto como Menéndez, que vinieron a aportar a la “unidad del peronismo”. Tal vez la mitad de la movilización fue aportada por los llamados movimientos sociales del trío San Cayetano. Probablemente hubo entre 150 y 200 mil personas en total. Algún público espontáneo, que lo hubo, no fue en absoluto dominante.
En el interior tuvo muy poca expresión. Lo más trascendente fue el paro general de Adosac en Santa Cruz, con el impulso activo de Tribuna Docente, que plantea emblemáticamente la lucha contra el ajuste de Macri y Alicia Kirchner.
El carácter de la convocatoria, la ausencia de paro, no logró superar los límites de los sectores convocantes, y ellos mismos no concitaron un movimiento de masas al interior de sus gremios. Moyano pagó caro no haberse puesto al frente del movimiento obrero por sus luchas y reivindicaciones, si no haberlo convocado para apoyar al sindicato camionero, el que a su vez no puso en el centro la defensa de su propio convenio ante la ofensiva flexibilizadora.
El discurso del veterano jefe camionero fue defensivo y vacío. Ausente de toda perspectiva de futuro para el conjunto del movimiento obrero, no fijó continuidad alguna, no estableció un programa para enfrentar el ajuste, para defender las luchas contra los despidos o por las paritarias y estuvo muy lejos de denunciar la reforma laboral como el eje ordenador de la ofensiva de Macri, los gobernadores y las patronales. Incluso la prensa informa que el sindicato camionero está aceptando la rebaja del 1% por año de antigüedad al 0,5%, a cambio de un bono de $9500 por única vez y en compensación por la pérdida 2017, pero que el Ministerio de Triaca no lo homologaría, lo que ha dejado en suspenso la entregada.
Lo más definido que planteó Moyano fue que los trabajadores piensen “democráticamente a quién votamos en la próxima elección”. En buen romance colocó la convocatoria al servicio de la interna del PJ –y de la CGT-, ajeno por completo a un futuro paro nacional, mucho menos a un plan de lucha que pueda poner en pie al movimiento obrero contra el plan de guerra en curso. El discurso fue para desmoralizar a los luchadores que desde los ingenios salteños hasta el Río Turbio, pasando por el INTI, el Conicet, Fanazul o el Posadas, luchan contra despidos masivos.
El resto fue dedicado a defenderse de las acusaciones de corrupción, ofreciéndose para ir preso, algo que de ocurrir sería rápidamente para ir a domiciliaria debido a su edad. Ni él ni los otros oradores se pronunciaron por la libertad y el desprocesamiento de los manifestantes presos y perseguidos por las manifestaciones de diciembre.
Ni la combatividad de su hijo Pablo, ni la denuncia de los colaboracionistas que abandonaron el barco para continuar con el acuerdo de la reforma laboral que pactó todo el Triunvirato cuando estaba unido, tuvieron lugar en el peor discurso de la historia de Moyano. Indudablemente para un ala sindical como la suya, haber entregado al macrismo su ruptura con Cristina no es gratis. Con los límites de aquella “mesa de enlace” de los 90, este Moyano no es el del MTA de la ruptura con el menemismo, sólo se anota para la interna post kirchnerista del peronismo, para contener desde una postura opositora y negociar con un pejota que es pieza clave en la gobernabilidad del ajuste.
La columna del clasismo y las luchas, con el Sutna, la UF Oeste y el Posadas a la cabeza tuvo su importancia. Agrupó mediante asambleas a un grupo de Sutebas combativos de Tigre, Ensenada y Marcos Paz con Matanza a la cabeza, a la AGD y Ademys, a una importante delegación de Amsafé Rosario, al Sitraic, y no congregó a la masa de manifestantes del INTI por una maniobra absurda de la interna de la lista verde que movilizó junto a una CTA Autónoma que a su vez no vino a la movilización por razones de aparato. Decenas y decenas de cuerpos de delegados tuvieron en esta columna su lugar.
La virtud de esta nueva columna independiente fue que se transformó en el único sector que planteó y cantó a voz en cuello por el paro general, organizada con carteles por el paro activo nacional, una perspectiva que surge clara del movimiento obrero que lucha todos los días y completamente ausente de esta alianza moyano-kirchnerista sin perspectivas.
La izquierda y el clasismo tienen que empeñarse en reforzar una campaña con ese objetivo, alrededor de las luchas. Ante semejante contraste entre los organizadores y sus discursos, con la ebullición obrera y la magnitud del ataque en marcha contra los trabajadores, el planteo del Congreso de delegados mandatados por asambleas de la CGT, la CTA y todos los sindicatos, adquiere enorme vigencia.
El clasismo y la izquierda tienen una responsabilidad y una oportunidad si saben intervenir para reunir fuerzas en función de esta perspectiva, porque se abre una etapa de agudas luchas parciales, choques sociales, desbarajustes económicos y crisis políticas, que serán la fragua de otro tipo de irrupción obrera y popular que pueda seguir los pasos de las jornadas de diciembre en un plano superior.
La burocracia sindical convocante no tiene el propósito de profundizar el proceso de diciembre, aquellas columnas obreras y los cacerolazos de la noche, las puebladas de Azul, de Río Turbio y más recientemente en Yrigoyen con el Ingenio El Tabacal.
En este camino el 8 de marzo, la lucha por el paro por los derechos de la mujer puede ser un gran canal desde abajo porque recoge las reivindicaciones más sentidas, empezando por el derecho al aborto legal, contra la violencia de género y la responsabilidad del Estado y todos los derechos de la mujer trabajadora.
Néstor Pitrola
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