jueves, 25 de mayo de 2017
Los 50 años de Les Luthiers, esos viejos hazmerreíres
Llamaron “dubi dubi du” al acto sexual en su tema “Educación sexual moderna”. Son consejos a los jóvenes: “Ya es hora de hablar de sexo y podrán evitarse daños / ya tienen edad suficiente, van a cumplir treinta años”. Carlos Núñez Cortés dice: “Lo primero de lo que hay que hablar es de lo que hacen el hombre y la mujer”. Carlos López Puccio le contesta: “Hay que nombrarlo bien clarito”. Un dúo de López Puccio y Jorge Maronna se dirige al público: “Para que se pueda entender”. Todos a coro: “Eso se llama…” Y contesta Daniel Rabinovich: “¡Dubi dubi du!” El coro canta: “Cada vez que salgas con un desconocido y hagas el dubi dubi du no debes descuidarte, debes tener cuidado”. López Puccio, con voz ingenua, pregunta: “¿Porque puedes contagiarte?” El coro le grita: “¡Porque es pecado!” En otro momento, Maronna explica: “En el matrimonio no hay peligro”. Rabinovich continúa: “Porque se hace muy poco…” Luego, el coro advierte que es más peligroso y pecaminoso hacer “daba daba” en vez de “dubi dubi”.
En setiembre próximo, estos viejos hazmerreíres, capaces de burlarse de todo –especialmente de ellos mismos− cumplirán 50 años. Acaban de recibir el premio Princesa de Asturias, que según los entendidos es una especie de Nobel de los músicos. No es el primero, tienen la estantería llena de premios.
Cuando Gerardo Masana fundó el grupo en 1967 (Masana falleció de leucemia en 1973, a los 36 años), transcurrían tiempos especiales de los que ellos fueron un producto directo.
En principio, los años 60 tuvieron un esplendor brilloso en la vida cultural. El mundo artístico se impregnaba de los aires rebeldes y revolucionarios de los tiempos, y bien vendía Les Luthiers con sus sátiras políticas, sociales, históricas, costumbristas, psicologistas y hasta sus burlas a la música clásica (todos ellos eran músicos clásicos). Ese auge incluía la proliferación de coros universitarios y así fue que Masana llevó al IV Festival de Coros Universitarios en San Miguel de Tucumán al coro de la Facultad de Ingeniería de la UBA. Presentó un espectáculo humorístico surgido de bromas musicales en los ensayos, y con la novedad desopilante de instrumentos hechos con elementos caseros, con cosas de la vida cotidiana, confeccionados por Masana y el músico y lutier porteño Carlos Iraldi. Transcurría el año 1965.
El concierto elegido se llamó Cantata Modatón, por la marca de un laxante muy conocido en la época (finalmente, para no tener problemas legales, la llamaron Cantata Laxatón). La base musical de la cantata era la Pasión según San Mateo, de Johan Sebastian Bach, de modo que parodiaba las cantatas barrocas del siglo XVII. El éxito fue ruidoso.
Y de Bach tomaron el nombre de uno de sus personajes clave: Johan Sebastian Mastropiero, supuesto autor de todos sus temas. Según explica Carlos Mundstock en cada uno de los recitales, Mastropiero era hijo de italianos y tenía un hermano mafioso, Harold Mastropiero. Utilizaron por primera vez ese nombre en 1968, en el programa de televisión “Todos somos mala gente”, y tomaron el apellido de un personaje humorístico que había interpretado Masana: Freddy Mastropiero.
Después del éxito en Tucumán fueron convocados por el Instituto Di Tella, donde hasta 1970 –cuando la dictadura clerical de Juan Carlos Onganía lo hizo cerrar− se agrupaba toda la vanguardia artística del país y era en ese sentido un punto de referencia internacional. El grupo aún se llamaba I Musicisti. En el Di Tella, precisamente, tocaron una ópera cuyo nombre era una sigla: IMYLOH (I Musicisti y las óperas históricas).
En 1967, problemas de dinero provocaron una crisis y el grupo se rompió: Masana, con Mundstock, Marona, Núñez y Rabinovich siguieron con el nombre de Les Luthiers. I Musicisti se disolvió poco después. También fueron producto del auge que en las décadas de 1960 y 1970 tuvieron los teatros y café concert.
En 1970 contrataron a López Puccio y en 1971 a Ernesto Archer, que se fue en 1986. Durante 29 años fueron un quinteto. En 2015, Horacio “Tato” Turano y Martín O’Connor reemplazaron al fallecido Rabinovich.
Ahora, los viejos hazmerreíres han vuelto con sus sátiras. Su nuevo espectáculo se llama “Gran Reserva”. Lo estrenaron en Rosario y ya puede verse en Buenos Aires. Tienen 50 años, una edad ideal.
Alejandro Guerrero
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