domingo, 14 de mayo de 2017

La corrupción viene de Arribas



La acusación por coimero al jefe de los espías revela los negociados del gobierno K y el macrista, el rol encubridor de la justicia y la disputa internacional por la obra pública continental.

Las declaraciones de un arrepentido del caso Lavajato brasileño amenaza con producir un terremoto político en el país por la gravedad de su testimonio, que pone sobre el tapete una red de coimas y retornos en la obra pública que involucra al jefe de los espías argentinos, a funcionarios del anterior gobierno kirchnerista y al núcleo íntimo del clan Macri, familia beneficiaria de la patria contratista. El operador paulista Leonardo Meirelles –preso por la investigación de las coimas pagadas por el emporio constructor brasileño Odebrecht, cuyo dueño también se encuentra tras las rejas en Estados Unidos y que negoció una baja de penas al revelar sus delitos– sacudió el tablero político local al confesar ante la justicia argentina –mediante videoconferencia– que había pagado 850 mil dólares a Gustavo Arribas, jefe de la AFI, en concepto de coimas. Arribas pertenece al círculo íntimo del presidente Mauricio Macri, quien lo deslindó de las acusaciones cuando fueron presentadas por el periodista Hugo Alconada Mon en el diario La Nación a mediados de enero de este año. La defensa presidencial de Arribas tambalea, y con ella, toda una estructura de negocios sucios de grupos capitalistas con la obra pública. El episodio ocurre no bien el gobierno macrista comenzaba a respirar aliviado asumiendo –de modo equivocado– que empezaba a dejar atrás la crisis por el fallo del 2x1 de la Corte. Por el contrario, la confirmación de la rama argentina del caso Odebrecht potencia el momento crítico del oficialismo, profundizándolo.

Liberen a Arribas

Las declaraciones de Meirelles desbarrancan el operativo oficial de salvataje del jefe de los espías argentinos, que incluyó la aceptación de su inocencia por parte de la “abanderada de la honestidad” Elisa “Lila” Carrió y un operativo judicial vergonzoso que lo absolvió en tiempo récord. Cuando Alconada reveló los depósitos –el periodista había contabilizado cinco transferencias a una cuenta de Arribas en un banco suizo en septiembre de 2013– realizados por Odebrecht a través de Meirelles en concepto de coimas por acceder a contratos de obra pública (así admitido por la empresa coimera), el presidente Mauricio Macri salió a defender a su íntimo amigo –tal es su cercanía que Macri le alquila el departamento en avenida del Libertador en el que vivía antes de mudarse a la Quinta de Olivos. En una conferencia de prensa, Macri dijo: “No entiendo cómo se relaciona a Arribas con Odebrecht. Ese link todavía no lo entendí. Es muy claro que lo que manifesta Arribas es que vendió un departamento y que un señor, que le pagó un saldo de precio, usó un cambista importante”. Ese había sido el argumento de Arribas: que uno de los giros (no cinco) le habían llegado por la venta de un departamento (así lo declaró ante diputados de la comisión de seguimiento del área de inteligencia, aunque luego en la justicia diría que era un pago por el mobiliario). Elisa “Lilita” Carrió lo denunció ante la justicia, que jugó su papel en el operativo de encubrimiento. El juez Rodolfo Canicoba Corral tomó la causa, aceptó como prueba un mail que presentó Arribas que da cuenta de un giro llegado a su cuenta, se negó a preguntar a los arrepentidos brasileños y sobreseyó a principios de abril al jefe de la AFI: un verdadero correcaminos en el poder judicial. A su turno, el fiscal Germán Moldes no pidió proseguir la investigación. Carrió se dio por satisfecha, Arribas salió con una sonrisa de Tribunales. El salvataje parecía triunfante, pero faltaba que el arrepentido brasileño hablara.

Encierren a Arribas

Marcelo Odebrecht admitió haber pagado 35 millones de dólares entre 2007 y 2014 a funcionarios argentinos en concepto de coimas para acceder a la obra pública. El operador para realizar los pagos era Mereilles, quien admitió ante la justicia argentina haber realizado diez pagos a Arribas por 850 mil dólares. Odebrecht se asoció a Iecsa, empresa de Ángelo Calcaterra -primo de Mauricio Macri-, para la realización del soterramiento del ferrocarril Sarmiento. En su declaración, Mereilles recordó a Iecsa como una de las empresas que participaban de la operativa coimera. La justicia local investiga a Julio De Vido como el principal beneficiario de las coimas. Están en el mismo lodo, los K y los M, todos manoseados.

Régimen

El caso Odebrecht revela el sistema de tráfico de influencias para acceder a la obra pública. La corrupción es intrínseca al vínculo entre los capitalistas y el personal político que detenta la administración del Estado. Los funcionarios kirchneristas están involucrados hasta la coronilla en estas operaciones fraudulentas, pero también los macristas, con personeros que actuaron a ambos lados del mostrador, como Arribas, que recibió las transferencias de Odebrecht para que el Estado habilitara el soterramiento del Sarmiento para el primo presidencial asociado a los brasileños. La podredumbre de todo el régimen se expone en el caso Arribas. No debe perderse de vista, de cualquier manera, que la revelación de las coimas es impulsada por los Estados Unidos, que quiere terciar con sus empresas en la obra pública latinoamericana, donde Odebrecht había sido líder en asociación con empresas chinas. En los últimos días se supo que el actual presidente venezolano Nicolás Maduro había pagado la última campaña presidencial de Hugo Chávez con millones de dólares negros de Odebrecht. Todo el caso también se trata de un episodio de la disputa internacional por los negocios en la región.
El último eslabón de la serie de acontecimientos se conoció este viernes 12, cuando Odebrecht propuso a la justicia argentina revelar "la identidad y el paradero" de los responsables de pagar y cobrar sobornos en la Argentina. Los nuevos hechos ponen otra vez en la picota al gobierno de Macri.

Antonia Torrebruna

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