viernes, 29 de enero de 2016

Gente que resiste, gente que no



La crisis del kirchnerismo en la oposición. De la “resistencia con aguante” al acampe en Plaza de Mayo. Milagro Sala, defendida sin fuerza ni convicción. La izquierda y la lucha contra el ajuste.

La Plaza de Mayo aparece salpicada con algunas carpas. Se ven banderas de La Cámpora, Movimiento Evita, Quebracho, la Tupac y CTEP, entre otros. Apenas unos centenares de personas. Es la noche del miércoles. Termina el primer día de acampe para exigir la libertad de Milagro Sala y decir no a la criminalización de la protesta. Las consignas son correctas, aunque el kirchnerismo, por su pasado reciente, no puede hacer mención a la Ley Antiterrorista o a los miles de procesados por luchar. Más allá de las consignas, las fuerzas puestas en movimiento son escasas.

Convocatorias y ausencias

El lunes pasado, desde San Salvador de Jujuy, se afirmaba que “numerosas organizaciones sociales y políticas están preparando la segunda jornada nacional de lucha por el pedido de libertad de Milagro Sala y la recuperación de los puestos de trabajo para el miércoles 27 de enero”.
Sin embargo, apenas 48 horas después, en la tarde de este miércoles, solo unos pocos centenares de militantes kirchneristas se hacían presentes en la Plaza de Mayo. A pocos metros, la convocatoria del Encuentro Memoria, Verdad y Justicia sumaba cerca de 5 mil personas, con fuerte presencia de las fuerzas de izquierda y del PTS en particular.
La pobre convocatoria del kirchnerismo y el posterior acampe contrastan con las concentraciones en plazas y parques de la Ciudad de Buenos Aires o Córdoba, así como con aquellas realizadas contra el despido de Víctor Hugo Morales y por la Ley de Medios. Esas "plazas de la resistencia” aparecen ahora como “multitudinarias” en comparación con lo poco que se movilizó este miércoles por la libertad de Milagro Sala. Incluso, a inicios de la semana pasada, también habían sido miles quienes, en las filas de agrupaciones kirchneristas, marcharon contra la detención de la dirigente de Tupac.
Todo eso contrasta con el modesto acampe que se realiza por estas horas. ¿Se trata de un problema de falta de fuerzas y recursos? En lo más mínimo. Tan solo La Cámpora ha demostrado su capacidad de movilizar varias miles de personas cuando así lo ha decidido.
Es evidente que se trata de una decisión política, donde la lucha por la libertad de Milagro Sala pasa del terreno de la movilización al de la declamación o acciones más bien simbólicas como el acampe. Lejos de apostar al crecimiento de la movilización callejera y convocar de manera permanente a miles de personas a luchar, el acampe en Plaza de Mayo se presenta, por el momento, como la medida central.
En la tarde de este jueves volvieron a circular las amenazas de desalojo contra el mismo. A pesar de nuestra crítica a los límites de esta medida, ante una represión, pondremos toda nuestra solidaridad a disposición.

Orden y peronismo

El kirchnerismo más “duro”, luego de las primeras movilizaciones, empieza a acercar posiciones con el peronismo más “pejotista” que, desde la detención de Sala, no emitió casi palabra. Esto resulta aún más escandaloso teniendo en cuenta que la líder de Tupac fue elegida diputada al Parlasur en las listas del mismo FpV.
Desde la detención Daniel Scioli solo atinó a decir que si la misma se debía a la protesta social, tenía “sus dudas”. Pero “si había otra cosa”, era preciso investigar. Dando argumentos a su favor, la justicia jujeña y el gobernador Morales se encargaron de seguir ampliando las denuncias, de manera exponencial.
Los gobernadores peronistas tienen además otra traba para pronunciarse por la libertad de Milagro Sala. También ellos deben avanzar en un ajuste en sus respectivos distritos. Despidos y recortes salariales sólo podrán avanzar de la mano de la represión. La política que lleva adelante Gerardo Morales funciona como una suerte de espejo del futuro para sus colegas peronistas.

El silencio de la “jefa”

Pero el mutismo ante la detención de Sala no se reduce a los peronistas que gobiernan distritos.
Las cuentas oficiales de Facebook y Twitter, así como la página de internet de Cristina Fernández no registran ninguna mención a la detención de Sala. Ayer por la tarde se conoció un video casero donde la ex presidenta vuelve a omitir mención alguna al cautiverio que sufre su ex aliada política. En el video, además de defender a los DNU como “una herramienta”, CFK señala que "hay que transformar el enojo en organización y acción". ¿Qué acción? ¿Qué tipo de organización? No sabe, no responde. O no quiere responder.
No es ocioso recordar que la ex presidenta defendió, hace pocos años, la fraudulenta condena a los trabajadores petroleros de Las Heras. Su mutismo actual es la contracara de la encendida verborragia de aquel entonces.
El silencio impuesto desde arriba tiene sus causas. El objetivo de largo plazo del kirchnerismo es capitalizar el descontento con el ajuste que lleva adelante Macri. El lugar donde capitalizarlo es el viejo peronismo y los mecanismos serán los impuestos por la burocracia partidaria. De allí que la única tarea concreta propuesta en las “Plazas” sea juntar afiliaciones.
Mientras tanto, ajuste y criminalización de la protesta avanzan. La “espera” pasiva por un hipotético retorno al poder del CFK es lo que marca los límites de una “resistencia” que, cada día que pasa, tiene menos “aguante”.

Resistir en serio

En los primeros 45 días del gobierno de Macri hemos visto una resistencia efectiva desplegada por sectores de la clase trabajadora ante los despidos o los intentos de vaciamiento. Lo hacen, en la enorme mayoría de los casos, a pesar del rol de los dirigentes sindicales burocráticos que se mantienen en la más absoluta de las pasividades.
Trabajadores estatales que salen a marchar contra los miles de despidos; multitudinarias asambleas de los trabajadores petroleros; resistencia al vaciamiento y despidos entre los trabajadores prensa. Solo algunos ejemplos de las peleas en curso.
También la izquierda está protagonizando esa resistencia. Las movilizaciones de este miércoles por la libertad de Milagro Sala, mostraron lo coherencia de una política que, desde el primer día -junto a condenar la detención-, salió a la calle para exigir la liberación de la dirigente de Tupac y denunciar la criminalización de la protesta social.
Esto no es una “novedad”. Por el contrario, encarna una continuidad con lo hecho bajo el gobierno kirchnerista. Algo que pudo verse en las denuncias a la represión a las luchas –Lear, Línea 60, protestas contra la megaminería, etc.- así como al espionaje y la infiltración de las fuerzas represivas (Proyecto X, gendarme “carancho”, entre otros).
En la escena política nacional, la izquierda aparece referenciada centralmente en el Frente de Izquierda. La candidatura presidencial de Nicolás del Caño y Myriam Bregman fue, durante la campaña electoral pasada, la única voz independiente de los intereses del empresariado. Fue, agreguemos, la única que denunció desde un primer momento el ajuste por venir. Ajuste que Scioli solo empezó a mencionar una semana antes del balotaje.
Esa ubicación política le plantea a la izquierda trotskista redoblar la lucha contra al ajuste y proponerse el objetivo de preparar la contraofensiva contra este ataque del gobierno de Macri y las grandes patronales.
Desde esa perspectiva el PTS hoy exige a las conducciones sindicales que abandonen la tregua ante el ajuste y convoquen un paro nacional contra los despidos, las suspensiones y las subas de precios. Es también desde esa perspectiva que ha peleado desde el primer día por la libertad de Milagro Sala y se propone aportar a una gran movilización independiente el próximo 24 de marzo que denuncie la represión bajo el gobierno macrista pero también pelee por tirar abajo la reaccionaria Ley Antiterrorista, herencia del período kirchnerista.
La resistencia en serio avanza por esos carriles.

Eduardo Castilla
@castillaeduardo

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