lunes, 25 de enero de 2016

Alpes suizos y rosca peronista



El peronismo debate cómo “resistir”. Una interna que salta a la vista. Macri, Massa y una luz verde para las fuerzas represivas. Davos, Malvinas y un retorno al mundo con olor a menemismo.

El peronismo (hace como que) dice basta

Horacio Verbisky escribe hoy que “Los encuentros de San Juan y Santa Teresita revelan la agitación del avispero federal por los decretos tributarios de CFK y de Macrì. La equidad distributiva se cruza con los alineamientos políticos. El centralismo porteño, reforzado por un decreto de ostensible inconstitucionalidad, fastidia a las provincias”.
Acompañando la tapa del diario y bajo el título en portada de “Hasta acá llegamos”, la nota intenta presentar una suerte de inicio de la “resistencia del peronismo” frente al avance de Macri. La “resistencia” parece darse, sin embargo, solo en términos de las cajas provinciales. Un “programa de lucha” bastante pobre.
El periodista señala que “el decreto 194 que casi triplicó la coparticipación primaria de impuestos para la Ciudad Autónoma de Buenos Aires favorece al distrito que el ahora presidente Maurizio Macrì gobernó durante ocho años y que sigue al mando de su Alianza Cambiemos. Constituye un avance brutal sobre el federalismo, como denunciaron de inmediato los gobernadores Carlos Verna, de La Pampa, Juan Manzur, de Tucumán, y Juan Urtubey, de Salta, y el diputado José Luis Gioja. El tema se analizó en la reunión que un alto número de gobernadores celebraron ayer en San Juan y en el encuentro de dirigentes del justicialismo bonaerense en Santa Teresita (…) Si se le suma el decreto de necesidad y urgencia 73, que anuló la devolución del 15 por ciento de los impuestos coparticipables a todas las provincias, se aprecia mejor la magnitud (enorme) y el alcance (extenso) de la crisis que se está incubando”.
La foto de la “resistencia peronista” intenta mostrar los dientes para una mejor negociación. Aunque las palabras de diferenciación llenen el éter de los medios, por abajo se rosquea en varios planos. Cuando se inicien las sesiones del Congreso y el Senado, donde los gobernadores “hablan” de manera más directa, se verá cómo evoluciona todo. No por nada, el mismo Verbitsky debe señalar que “los que están embromados son los azules –en referencia a los gobiernos provinciales peronistas-, que deberán ganarse a como dé lugar cada peso adicional que reclamen. Se verán episodios asombrosos”. En esta última afirmación, no se puede menos que coincidir.

Peronismo en estado de ebullición

Desde Clarín y hablando de los avances del macrismo y de la criminalización de la protesta social, Julio Blanck señala que “frente a este tipo de avances el peronismo guarda un llamativo silencio de acompañamiento. Del mismo modo actúan la gran mayoría de legisladores, intendentes y gobernadores peronistas cuando se van dando de baja de la estructura estatal a los activistas que La Cámpora y otras organizaciones kirchneristas sembraron durante el último año (…) Sucede que el peronismo con poder real, por interés propio y necesidad política, coincide con el Gobierno en el objetivo de aislar y reducir la influencia del camporismo y los seguidores más ultras de Cristina. Estos grupos se mantienen intensos en las redes sociales (…) Es notable también cómo el peronismo con poder real en el Congreso, las provincias y los municipios, se mantuvo a distancia de la detención de la dirigente jujeña Milagro Sala. Por el contrario, el cristinismo, peronista o no, junto a agrupaciones y partidos de izquierda, se desgañitaron con gran despliegue –pero hasta ahora con escaso eco social– reclamando su liberación”.

Inseguridad, narcotráfico y más represión

Marcando lo reaccionario del nuevo decreto que establece la Emergencia en Seguridad – y el consecuente derribo de aviones “hostiles” en la frontera, señala Horacio Verbitsky en otro artículo que “Mientras los decretos bonaerenses de María Eugenia Vidal declararon la emergencia de los sistemas policial y penitenciario de la provincia, reconociendo que son parte central de la crisis que quedó en evidencia con la triple fuga de General Alvear y la sucesión de torpezas hasta la mansa entrega de los prófugos rendidos por la sed y el cansancio, el decreto de Macrì utiliza ese mismo episodio para colocar a lo que llama sin especificaciones “el narcotráfico” como el principal problema de la Argentina. El Papa Francisco impulsa este enfoque, desde que era presidente de la Iglesia Católica argentina. Luego se plegó el presidente de la Corte Suprema de Justicia, Ricardo Lorenzetti, y no hay partido político que se resista a este canto de sirena vaticano”.
Como suele ocurrir en estos casos, el periodista “olvida” que Daniel Scioli también levantó la propuesta de militarizar las fronteras en aras de “combatir el narcotráfico” y había afirmado en 2013 que la Ley de derribo era una cuestión a discutir. Después de las PASO, tanto Scioli como Macri hicieron un festín de declaraciones a derecha para intentar atrapar al electorado de Sergio Massa.
Fue Macri quien esencialmente lo logró y ahora, en pago a los servicios que Massa viene prestando, le otorga la ley reclamada por meses. Esto incluye, de refilón, la creciente militarización en los barrios, a pedido también del massismo.

La “novedad” de volver a los ´90

La Nación y Clarín dedican sus editoriales al Foro Económico Mundial de Davos, del que Macri habría vuelto envuelto de promesas, incluyendo la luz verde del Tesoro norteamericano para habilitar préstamos.
“La novedad es que Macri retomó las políticas de los ex presidentes Raúl Alfonsín y Carlos Menem, que, cada uno a su manera y con políticas distintas, impulsaron un gran protagonismo del país en el escenario internacional”, afirma entusiasta Joaquín Morales Solá. Vaya novedad retomar la senda menemista. Críticas a Venezuela, sionismo friendly y caras largas a Irán es la receta.
Para Julio Blanck el balance desde los Alpes suizos tiene grises: “De política mucha cosecha, pero hablando en plata no tanto. Los anuncios de inversiones fuertes de Coca Cola y la automotriz Nissan fueron lo más concreto. Lo demás es un océano de promesas”.
Joaquín Morales Solá, otra vez, tratando de ser más entusiasta agrega que “analistas económicos internacionales creen que China podría llevar al mundo a una crisis parecida (o peor, dicen) a la de 2008. La Argentina tiene una ventaja: viene tan mal que cualquier progreso sería una mejoría muy importante. Ninguna crisis internacional (que no había) condenó al país a no crecer durante cuatro años, entre 2012 y 2015. Y no creció. No obstante, el gobierno de Macri debería preparar la economía para un mundo mucho más difícil”.
Es Blanck el que agrega cierto realismo a su macrismo, con los anuncios de Aranguren de por medio: “En febrero aumentan las tarifas. Los precios ya se habían disparado en diciembre. El Gobierno apura medidas para acolchonar ese doble golpe, entre ellas aliviar el impuesto a las Ganancias y recortar el IVA a los alimentos. En marzo largan a pleno las paritarias. El almanaque se acelera”.
Reconoce que seguir responsabilizando la “herencia” tiene todavía cierto margen, pero no tanto: “En esta transición estamos ordenando el desbarajuste heredado”, declaró a la prensa argentina antes de emprender el regreso desde Davos. Es el argumento, cauto y defensivo, que el Gobierno está usando para recorrer estos primeros 45 días de gestión (…) Por ahora el dispositivo argumental funciona, pero pronto las urgencias sociales y económicas quizás obliguen a ofrecer algo más sustancioso”.

Como si de formas se tratara

Desde otra vereda (ni la de enfrente ni de la otra cuadra, otra), Wainfeld dispara desde Página/12un “Volver al mundo carnal”. Le echa en cara algo relativamente cierto. No se trata del trato, sino no de los intereses.
El PRO le tira al gobierno anterior que sus formas “nos alejaron del mundo”. El gobierno anterior, a través del periodista, le retruca “Compartir ideología con quienes representan a los deudores no los domestica. La realidad se hace difícil, aunque la aquiescencia de los negociadores argentinos puede lubricar algo. Durante años se contó que la mala educación del kirchnerismo impedía un acuerdo veloz y satisfactorio... en fin”.
“Prat-Gay usa el vocablo “holdouts” para nombrar a los fondos buitre, que le contestan como si fueran aves de rapiña. El Gobierno les habló con el corazón y por ahora se toparon con que los usureros son implacables y poco contemplativos”.
Buena reflexión para unos y otros. El campo recibió una buena tajada, ahora va por más. Los JP Morgan también. Hacia el 1º de febrero el nuevo gobierno querrá ensayar el “tono” de la negociación mientras sigue en curso un ajuste que es brutal y que hace honor a la deuda y los acreedores.

Malvinas: “estamos mal pero vamos bien”

Desde La Nación Joaquín Morales Solá despotrica: “Otra constatación es fácilmente perceptible: condicionar a Londres a empezar hablando de la soberanía argentina en las Malvinas es como ladrarle a la luna”, y sigue “los británicos rechazan esa condición una y otra vez mientras el tiempo pasa”. Como dijo Cameron hablando de un nuevo momento de las relaciones: “embarcarse”, lo que no quiere decir de regreso a Londres, precisamente.
Para Morales Solá el asunto de Malvinas sin apuro “en algún momento, surgirá en las conversaciones el conflicto por las Malvinas” y balancea que “La estrategia de anteponer la soberanía de las islas a cualquier otra negociación ya fracasó con el gobierno de los Kirchner. Mientras tanto, los británicos no han hecho más que avanzar en su control del territorio y el mar de las Malvinas”.
Con o sin “paraguas” el asunto de la soberanía sobre Malvinas no ha avanzado un ápice y todo parece indicar que, Susana Malcorra mediante, vamos a un nuevo episodio de diplomacia de bajo tono, “cooperación” y pactos de coloniaje.
Blanck, desde Clarín, le agrega: “De la cumbre económica Macri trajo un puñado de gestos políticos fuertes. Sobresalieron el encuentro con Joe Biden, vicepresidente de EE.UU., seguido del anuncio de que Washington ya no trabará los créditos internacionales para la Argentina. Y la propuesta de un nuevo diálogo con Gran Bretaña en su reunión con el primer ministro David Cameron, donde las profundas diferencias por Malvinas no impedirían avanzar en inversiones e intercambio comercial”.
La visita de Macri a Davos solo vino a reafirmar una política a tono con el perfil reaccionario y derechista de Macri. La política interna y la política externa corren de la mano.

Virginia Pescarmona
@virpes
Eduardo Castilla
@castillaeduardo

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