sábado, 19 de abril de 2008

Humo de yuyo verde en Puerto Madero


Manolo Romano

El humo de pastizales quemados que cubre Buenos Aires e impide la visibilidad obligando al gobierno a declarar la emergencia en algunas rutas, es más que una metáfora de la crisis entre el gobierno y “el campo”. Es una muestra de la irracionalidad capitalista en la explotación agropecuaria. La expansión de la “frontera agrícola”, el avance de la producción de soja por la mayor rentabilidad y la concentración de tierras en menos propietarios, empuja a sectores ganaderos hacia las zonas más bajas, como la del Delta del Paraná, donde queman malezas (en forma cada vez mas descontrolada) para tener pasto para sus animales durante el invierno.
Pero este orden de cosas no está en cuestión en la disputa entre el gobierno y los ruralistas. Como confesó la presidenta entre tanto discurso, pelean por una parte de las retenciones a los exportadores del campo que no representan más que un 8% de la recaudación fiscal; mientras la parte del león (que va al pago de deuda externa como la que están arreglando con el Club de París y para subsidios a los grandes empresarios) la ponen los trabajadores y el pueblo con el regresivo impuesto al consumo, el IVA, que se mantiene en el tope que le asignaron Cavallo y Menem.

No cierra

Los Kirchner no cedieron en la pulseada económica por la renta que está en cuestión con la burguesía agraria, pero abrieron una crisis que disparó una nueva situación política en el país. La actual coyuntura de “tregua”, figura que introdujo el Episcopado en su llamado en medio de la crisis de Semana Santa, se ajusta a la indefinición de una puja que todavía no dio un claro ganador, y que deja a ambos en un impasse. En medio de las negociaciones, siguen los forcejeos entre los ganaderos de la CRA con el Secretario Moreno por los mercados y precios de las carnes que no bajaron a los niveles anteriores al lock out. La Federación Agraria pide ampliar las compensaciones a los productores de 500 a 1.500 toneladas, es decir a propietarios de hasta 750 hectáreas a los que no se puede llamar “pequeños chacareros”, y cada vez más las “entidades del campo” cuestionan no ya la resolución del 11 de marzo que desencadenó la pelea, sino todo el esquema de retenciones aplicado por el gobierno.

“Moneda y expectativas”

“La política es moneda y expectativas”, es la frase de cabecera que el periodista Walter Curia atribuye a Kirchner en su libro “El último peronista”. Si así fuera, el gobierno tiene cuestionada su propia esencia: están desafiadas las dos fortalezas que había construido el ex-presidente en su primer mandato; la política fiscal y la autoridad presidencial. Las clases medias agrarias que votaron a Cristina, y a sus gobernadores e intendentes del interior, por “expectativas de progreso”, se pasaron a la oposición contra el centralismo fiscalista y con el programa de los grandes capitalistas agrarios: “la defensa de la rentabilidad”. El Congreso del PJ ya no será lo que planificaban desde Puerto Madero hace apenas un mes atrás. Aunque Kirchner termine imponiendo su disciplina, surgen los disidentes como Das Neves que cuestionan la falta de coparticipación federal de lo recaudado por el Estado nacional. Economistas oficialistas, militantes de la UIA de los industriales favorecidos por los subsidios estatales, hablan de la necesidad de un “service” para “el modelo” del dólar alto; en definitiva, una nueva devaluación que les restaure la “competitividad” perdida ante la inflación que bajó el valor real del dólar. Alientan que el “Acuerdo del Bicentenario” al que convocó la presidenta para el 25 de mayo, se transforme por fin en un verdadero Pacto Social que fije metas de inflación y gasto fiscal, y sobre todo que fije los salarios de los trabajadores. Pero en los trabajadores, base social fundamental del kirchnerismo, también empiezan a caer las expectativas de mejoras y a expresarse malestar por la escalada de precios.

Clarín de largada para la oposición patronal

El enfrentamiento de los Kirchner con el Grupo Clarín es un nuevo elemento dinámico de la crisis. Lo que empezó como presiones del grupo monopólico para definir al gobierno en negocios pendientes como el nuevo mercado de “triple play” (un mismo cable con teléfono, conexión a Internet y transmisión de TV de alta definición), parece ser el giro a la oposición de Clarín acompañando el rumbo de amplios sectores medios -donde el matutino vende- y que marcan la baja popularidad de la presidenta reflejada en las encuestas. Esto significa un aliento para la oposición patronal, tanto que desde la tapa del “gran diario argentino” Duhalde se anima a hablar de su futura candidatura para el 2009. No hay que olvidar que el diario -cuyo apoyo a la primera etapa de Menem y Cavallo “no resiste un archivo”-, fue ante el inicio del declive del menemismo el inventor de figuras de oposición como Chacho Alvarez que posibilitaron el recambio de la Alianza. Está por verse si Clarín se juega por alguna de las dos variantes que se abren en la oposición patronal, la Coalición Cívica que lidera Carrió (una oposición a la medida de la retórica neoperonista del oficialismo) o trabaja para la confluencia entre Macri y un sector del peronismo no K.

Techint: “Y llora la UOM, llora...”

La cúpula de la UOM, escribió una carta a Hugo Chávez ante la nacionalización de Techint de Venezuela: “En nuestra opinión, el sistema Ternium debe ser visto como una emprendimiento regional, particularmente teniendo en cuenta su encuadre dentro del Mercosur, por lo que la colaboración entre Sidor y Ternium debería continuar” así “le solicitamos tome las medidas necesarias para que esta experiencia de integración latinoamericana no se frustre, lo cual no dudamos será beneficioso para todo el tejido industrial de Latinoamérica”. Con las firmas de los jefes sindicales Antonio Caló y Naldo Brunelli, la carta muestra la misma preocupación que la UIA le trasmitió a Cristina Kirchner. Los dirigentes sindicales oficiales no piden por los obreros metalúrgicos venezolanos de Sidor que hicieron 9 huelgas en el año contra Techint, sino que suplica a favor de sus patrones de la familia Rocca contra la nacionalización de la empresa.

1° de Mayo: la izquierda por la independencia política de los trabajadores

La clase trabajadora recién empieza a dar las primeras expresiones de lucha contra la carestía de la vida, pero no es todavía un factor independiente en la crisis abierta. La debilidad en que ha quedado el gobierno no significa que la situación política vaya inevitablemente hacia la izquierda si solo actúan las clases mas conservadoras como oposición al gobierno. La izquierda obrera y socialista y las organizaciones sindicales combativas, los estudiantes y la juventud, debemos impulsar un bloque para la intervención política de los trabajadores que puedan inclinar la balanza de fuerzas a su favor. Por ello, para este Primero de Mayo impulsamos un gran acto en Plaza de Mayo para levantar una tribuna unitaria que proponga un programa independiente tanto del gobierno de los Kirchner, como de las “entidades del campo” impulsoras del lock out patronal agrario.

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“La complejidad” de aliarse a los terratenientes La direcciOn del PCR, recién un mes después de producido un hecho que califican como “histórico”, dice la verdad sobre quienes participaron en el lock out agrario que apoyaron. Ahora reconocen que no sólo fue una protesta de pequeños chacareros. Pero tras el eufemismo de “emerge toda la complejidad del campo”, quieren justificar una política de subordinación de los trabajadores, empezando por los peones rurales, a su patrones. Dicen que también estuvieron “campesinos medios, otro aliado fundamental” de la clase obrera (¿será porque “ayudan” a los trabajadores rurales pagando en negro para evitarle descuentos para “gastos innecesarios” como las obras sociales?). Y sigue: “Participaron campesinos ricos, lo que mostró que es posible una política “de unidad y lucha apuntando a su neutralización como clase”, con “una política activa” para ganar a “los sectores patrióticos y democráticos”, “neutralizar con concesiones a otro sector” y enfrentar “al sector que se alía con el enemigo” (Programa del PCR)”. Es decir que, para el PCR, tampoco hay enemigos en los ganaderos de la CRA, sino sólo alguno que “se alía con el enemigo”. Pero hay más: “Participaron terratenientes marginales, de las zonas más castigadas por la política del kirchnerismo, lo que plantea la posibilidad de tener una política hacia estos sectores”. ¿También hay aliados entre los terratenientes? ¿Y cuántos miles de hectáreas debería poseer según el PCR para considerarlo un “marginal” de la Sociedad Rural? Parece no haber enemigos de clase para los trabajadores en esta fantástica descripción de la “complejidad del campo” que hace el PCR.

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