Héctor Fernández
Debo reconocer que me pegado mucho enterarme de la muerte de Raúl Reyes, sobre todo, si se conocen las razones que ha motivado a todos estos heroicos hombres de pueblo, a levantarse en armas para enfrentar a un Estado represor, asesino, narcoparamilitar e ilegítimo.
Sobre todo, si se conoce el sufrimiento de los millones de desplazados y niños huérfanos que el Gobierno narcoparamilitar ha fomentado para quedarse con las tierras de sus padres campesinos. Las miles de personas secuestradas de sus casas por parte del Gobierno Colombiano y encarceladas sin juicio acusadas, sin pruebas, de ser guerrilleros. Los miles que sí son guerrilleros y permanecen secuestrados por años, en las cárceles sin comunicación con sus familiares.
Raúl Reyes no murió en combate, fue asesinado de manera cobarde mediante un bombardeo indiscriminado similar a como lo hacen lo gringos en Irak y los Israelistas en Palestina. Mandan aviones y arrasan a fuerza de bombas toda una gran extensión de tierra (vea las imágenes) para luego mandar a los soldados por vía terrestre a seguir lanzando morteros y ametrallar a cualquiera que haya podido sobrevivir y a todo lo que se mueva en tan desmedido y cobarde acción. Tengan la seguridad que si hubiese sido un combate, la mayoría de los soldados no hubiesen salido de allí, en este caso ni siquiera hubo un disparo.
Es claro que fue un error fatal, utilizar la comunicación satelital, sabiendo que los gringos con sus rastreos satelitales no combaten cuerpo a cuerpo sino que manda los bombarderos para “ablandar” al enemigo. Pero es esto, precisamente, lo que debe promover una respuesta más contundente de parte de la FARC a todos los objetivos militares de los gringos y a todo el que los apoye.
La muerte de Raúl es un duro golpe al sentimiento, pero no a la moral. Es la razón de los que caen en verdaderos combates. Como dice nuestro Alí Primera, no lo enterramos, lo sembramos para abonar el camino que nos permita liberar a nuestros pueblos de tantos pitiyankes asesinos. A los guerrilleros los mueve la hermandad de un pueblo sufrido.
La muerte de Raúl es un dolor en canción mayor que en medio del fragor de la batalla y el combate, nos hacer seguir con más fuerza, con mas bríos, llorando su muerte, y la de los hermanos caídos, pero con la firme resolución de enfrentar al enemigo como un objetivo claro y muy bien definido.
La muerte de Raúl, aunque nos duele, forma parte del sacrificio y la firme resolución de entregarla por una idea, por un principio, por un ideal, por una entrega solidaria de amor a la humanidad. Tu ejemplo, Raúl, es y será seguida por todos los pueblos del mundo, y desde hace ya bastante tiempo quedas sembrado por siempre en nuestra memoria. Honor y Gloria a los Caídos en esta lucha por la vida.
Héctor Fernández
hector2000ve@yahoo.es
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