Comunicado del Comité Central
del Partido Comunista Colombiano
Raúl Reyes, miembro del Secretariado de las FARC, fue abatido por el ataque aéreo y terrestre de tropas colombianas, en territorio ecuatoriano, en flagrante violación de la soberanía nacional del hermano país.
Reyes, uno de los principales voceros políticos de las FARC y contacto de facilitadores y mediadores para el intercambio humanitario y los diálogos de paz, murió defendiendo las ideas revolucionarias que asumió a lo largo de su vida. Es un golpe fuerte para las FARC, pues se trataba de unos de sus principales dirigentes, pero el Gobierno debe cuidarse del exagerado triunfalismo, acompañado del delirio belicista y del oportunismo uribista para aprovechar la coyuntura a favor de la segunda reelección del presidente Álvaro Uribe Vélez.
La acción en la cual fue abatido el dirigente guerrillero fue respaldada con la logística y la información satelital por militares estadounidenses instalados en la Base de Manta en Ecuador y en la de Tres Esquinas en Colombia. Es la demostración del peligro que significa que el gobierno de Colombia y el presidente Uribe se hayan convertido en dócil instrumento de la política hegemónica e intervencionista en el continente. Uribe Vélez y su Gobierno son una amenaza para la paz en la región y para la tendencia predominante, favorable a los cambios democráticos, la integración latinoamericana y la preservación de la soberanía nacional.
El hecho de que el ataque a territorio ecuatoriano se haya hecho sin el previo anuncio y la autorización del gobierno de Ecuador, revela el desprecio del Gobierno de Colombia por la buena vecindad, la cooperación con los países fronterizos y de las normas del derecho internacional. Es la absurda y arbitraria concepción de la extraterritorialidad de la “seguridad democrática” y del derecho a la legítima defensa, que en este caso no opera por cuanto la soberanía colombiana nunca estuvo amenazada por el país vecino.
El Partido Comunista se pronuncia por las buenas relaciones de amistad y cooperación entre los pueblos de Colombia, Venezuela y Ecuador, las cuales pasan porque Colombia encuentre el camino de la democracia y el viraje en la política predominante de “seguridad democrática”, apoyada por el gobierno imperialista de Bush, que amenaza la paz en la región e impide las salidas políticas y negociadas del conflicto colombiano.
Las FARC deben asimilar el duro golpe para perseverar en el intercambio humanitario, respetar a las personas que están en cautiverio y buscar con el acompañamiento internacional, salidas para su liberación y búsqueda de soluciones pacíficas al largo y cruento conflicto colombiano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario