domingo, 7 de octubre de 2007

CHE :el revolucionario constructor de la nueva sociedad.

MENSAJE DE LA 36

El 17 de marzo de 1971 aparecía en Montevideo el Número cero de la Revista del Movimiento 26 de Marzo, Cuestión.
Bajo el título “Inti Peredo: mi campaña con el Che”, primicia exclusiva.
En la presentación sus autores manifestaban cuales eran las intenciones de la nueva publicación. “Esta revista lleva la razón de su ser y la meta de su que hacer en su nombre: Cuestión. Vivimos una época en la que las cuestiones fundamentales se han impuesto por el empecinamiento de los hechos. Salimos a la luz en busca de la luz, en una hora de cuestionamientos, de revisiones, de desmitificaciones ideológicas. Hoy se ponen en tela de juicio la solemnidad del pasado y la autoridad del presente: si toda la historia es historia contemporánea, como ya se ha dicho, debemos analizar desde la actualidad, desde las cambiantes escalas de valores contemporáneos, el edificio entero del acontecer humano”.

Más adelante la revista señala en una nota titulada “A propósito de los derrotados” refiriéndose a los acontecimientos sucedidos en Bolivia cuando la caída del Che, los siguientes conceptos.
“Hay en el Uruguay, es cierto, en este preciso instante crónicas tan dramáticas en su desarrollo y tan significativas en sus motivaciones como la del Inti. Viven muchos de sus actores; poseen, además de su valor histórico, las vivencias domésticas de sucesos y lugares compartidos. Ya se conocerán cuando apunte la aurora de la liberación. Entre tanto, el documento del Inti que narra y valora la campaña del Che Guevara y los compañeros de la cruzada comenzada en Ñancahuazú y finalizada en el Yuro, puede servir como punto de referencia para juzgar sucesos uruguayos y ayudar a comprender nuestros convulsionado presente”.

“A primera vista este documento está viciado por una tacha de inoportunidad. Globalmente puede decirse que la guerrilla rural no ha funcionado en América Latina, con la misma eficacia que en Cuba, su modelo histórico en gran medida. Desorganizada en Venezuela, fuerte pero marginalizada en Colombia, derrotada en el perú, diezmada una y otra vez en Bolivia, no ha podido superar su desconexión con el campesino, el aislamiento con respecto a la ciudad, las tácticas mortíferas del enemigo adoctrinado por el imperialismo. Sin embargo las cosas no son tan así”.

“Concluyamos. Este documento del Inti es el testimonio de un derrotado. También el Che lo fue. Más lejos todavía, Artigas, el gran derrotado conoció el polvo amargo del éxodo y larguísimo ostracismo de la selva. Si el Inti, el Che, Artigas fueron derrotados cabe reflexionar en qué medidas sus derrotas no fueron motores de procesos que arrancaron de su prédica y su acción; cabe calibrar en qué medida sus derrotas no se han convertido en victorias; hasta que punto sus ejemplos humanos y sus idearios no alumbran la aurora de nuestro mundo”.

“El pueblo uruguayo, ya embarcado en sus decisivas luchas de liberación, hoy se enfrenta a una circunstancia electoral, con las limitaciones que conocemos. En ella nos dejará de ver los esfuerzos que fuera y dentro de fronteras realizan nuestros revolucionarios, libres de antemano de toda idea exitista y ambición personal”.

“El Inti, el Che, Artigas fueron ayer y aún lo son hoy, abominados por los cancerberos de los privilegios de la oligarquía constituidos en gobierno. También hoy son la bandera de un pueblo que se ha lanzado a conquistar su destino.”

Relata Inti Peredo en sus últimas páginas que:
“Setiembre fue un mes de combates, de pérdidas humanas valiosas, de largas caminatas y privaciones de promisorios contactos con los campesinos de altibajos en la moral de la tropa y en el que se empieza a vislumbrar la pérdida de Joaquín y su grupo.
El 2 fue nuestra primera escaramuza que pudo tener un saldo netamente favorable para nosotros si no ocurre un hecho que relataremos sólo con el objeto de transmitir experiencias que pueden servir en el futuro.
Chino estaba de posta con Pombo cuando vio un soldado a caballo. En lugar de disparar, gritó:
¡Un soldado!
Naturalmente el soldado fue alertado disparando en forma instantánea hacia el lugar de donde había surgido el grito. Mientras Chino manipulaba su arma, Pombo fue más rápido y tiró varios disparos matando al caballo.
Al día siguiente una escuadra nuestra integrada por Benigno, Pablito, Coco, Julio, León y yo chocó con unos cuarenta soldados en el Masicurí, en la casa de un latifundista.

El encuentro ocurrió sorpresivamente. Estábamos discutiendo con el encargado de la casa y la mujer de éste cuando aparecieron los soldados. Al vernos se replegaron y tendieron un semi cerco. Inmediatamente empezaron a dispararnos. Les replicamos con fuego sostenido y por lo menos vimos caer a uno de ellos. Sin embargo no pudimos llevar alimentos y nos retiramos.

El día 6, cumpleaños de Benigno hubo otra escaramuza. Una patrulla casi nos sorprende por descuido de la vanguardia, pero después de un breve tiroteo no pasó nada y nos fuimos tranquilamente.
Los días siguientes fueron de caminatas constantes en las que observamos con que la enfermedad de Moro nuestro médico se agravaba constantemente y sufría de intensos dolores.
Che lo cuidaba con dedicación y se esmeraba en crearle las mejores condiciones para aliviar, aunque fuera levemente, su mal. Por otra parte él mismo era aquejado por nuevos ataques de asma y carecía de medicinas para controlarlos.

El 22 de septiembre llegamos a Alto Seco, un villorrio de unas cincuenta casas modestas con pésimas condiciones de higiene. Sin embargo el pueblito tiene cierta importancia. En el centro hay una plazuela, una iglesia y una escuela; también tiene un camino de tierra por el cual pueden llegar algunos vehículos motorizados. Inmediatamente supimos que el Corregidor había acudido presuroso a Valle Grande a dar cuenta al ejercito de nuestra presencia.

La reacción de la población fue interesante. Los habitantes no se retiraron del lugar. Lentamente se fueron acercando a nosotros, con gran desconfianza. Su temor porque existía temor, no era a los guerrilleros propiamente, sino a la perspectiva de que se combatiera en el pueblo o las represalias que pudiera tomar el ejército contra sus habitantes.

Es preciso destacar que por primera vez se realizó un mitin en el local de la escuela a la que acudieron asombrados campesinos que guardaron silencio y escucharon con atención. El primero en hablar fui yo. Expliqué cuáles eran nuestros objetivos, les recalqué sus duras condiciones de vida, el significado de nuestra lucha y su importancia para el pueblo, ya que de nuestro triunfo, dependía que la suerte de ellos cambiara positivamente. Por primera vez habló también a los habitantes del lugar el Che, aunque nadie lo reconoció. Che explicó el abandono en que permanecía el pueblo, la explotación de que eran víctimas los campesinos del lugar, y dio varios ejemplos. Entre ellos destacó que Alto Seco sólo tenía un pozo anti higiénico para abastecer de agua a los vecinos.
“Acuérdense les dijo, que después de nuestro paso por aquí recién se acordarán las autoridades de que ustedes existen. Entonces les ofrecerán construir algún policlínico o mejorar algunos aspectos. Pero ese ofrecimiento se deberá única y exclusivamente a la presencia nuestra en esa zona y, si alguna obra realizan, ustedes sentirán, aunque indirectamente, el efecto beneficioso de nuestra guerrilla.

“Este es el único mitin que realizamos en toda la guerra; nuestra propaganda en el campo la dieron nuestros exitosos combates: el trato permanente entre guerrilleros y campesinos hace el resto.
En los días siguientes recorrimos Santa Elena y Loma Larga hasta llegar a Pujío, el 25. Nuevamente la curiosidad y desconfianza al principio, para luego recibir un trato cordial. La gente se nos acercó hasta tomar confianza con nosotros.

Dos hechos caracterizaban nuestra situación:
Moro seguía mal y estaba muy débil.
Camba estaba francamente “rajado”. En esta oportunidad el Che y yo hablamos con él para decirle que esa misma noche se afeitara, cambiara de ropa, para que luego pudiera buscar una salida sin que lo detectara el ejército.
Camba dijo que todavía no era necesario y que seguiría con la columna hasta que cambiara de rumbo con objeto de que él pudiera llegar con relativa facilidad a Santa Cruz.
Esa noche dormimos a la vera del camino.
El camino entre Pujío y Picacho realizado en la madrugada del 26 lo hicimos sin inconveniente.
La población nos trató bastante bien. Incluso dos viejitas campesinas invitaron a Julio y Coco a comer en la casa y les regalaron varios huevos.
Por razones obvias de seguridad ambos compañeros no aceptaron tan acogedor y generoso ofrecimiento. Estos actos de solidaridad indudablemente, confrontaban. Demuestran también que el campesino no es tan impermeable en su trato con el guerrillero y que con una labor regularmente sostenida, es fácil captarlo y movilizarlo como auxiliar importante en las tareas combativas hasta su total integración.

Muy temprano llegamos a Picacho. La población estaba de fiesta y nos trató bastante bien. Nos invitaron chicha y algunos bocados; menudearon los abrazos para despedirnos; el Chapaco dijo algunas palabras en un brindis.
Decidimos seguir la marcha. Nuestro próximo punto era La Higuera.
Como era de esperarlo, nuestra presencia estaba totalmente detectada. Coco se incautó de un telegrama que había en casa del telegrafista donde el sub prefecto de Valle Grande comunicaba al corregidor de ese lugar la presencia de fuerzas guerrilleras en la zona.
Pocos minutos más tarde se libraría el más negativo de nuestros combates.

Durante los últimos días la enfermedad de Moro había recrudecido. El 26 su salud continuaba siendo mala, y ésta era otra de las preocupaciones más serias del Che. Tal vez era la presión más grave, puesto que las noticias de las emisoras sobre Joaquín, aunque todavía fragmentarias, permitían suponer que el grupo estaba definitivamente perdido.
Ello significaba que terminaba la búsqueda en círculo y que la columna se desplazaría hacia otra zona de operaciones.
A las 13 horas de ese día salió la vanguardia para tratar de llegar a Jaguay. Después de media hora cuando el centro y la retaguardia se aprestaron para alcanzarlos se escuchó nutrido fuego a la entrada de La Higuera.

Che organizó inmediatamente la defensa del poblado para esperar a la vanguardia. Nadie dudó en ese instante que los nuestros habían caído en una emboscada por eso esperábamos nerviosos y tensos las primeras noticias.
El primero en regresar, fue Benigno con un hombro atravesado por una bala, la misma que había matado a Coco.
Luego lo hicieron Aniceto y Pablito este último con un pie dislocado. También habían muerto en la emboscada Julio y Miguel.
El combate fue ligero y desigual. El ejército con un gran poder de fuego y un número aplastante de hombres, había atacado sorpresivamente a nuestros combatientes en una zona sin ninguna defensa natural, totalmente desprovista de vegetación, podían dominar desde el firme en que se encontraban una vasta extensión de terreno con armas de grueso calibre.

Miguel fue muerto casi instantáneamente, Coco quedó mal herido. El resto de los compañeros peleó heroicamente tratando de rescatarlo, dando una hermosa prueba de solidaridad. Cuando Benigno arrastraba su cuerpo sangrante, una ráfaga de ametralladora lo remató y una de las balas hirió a Benigno, otro rafagazo mató a Julio.
Coco y yo éramos, si así cabe decirlo, más que hermanos. Camaradas inseparables de muchas aventuras, juntos militamos en el Partido Comunista, juntos sentimos el peso de la represión policial en muchas oportunidades y compartimos la cárcel, juntos trabajamos en Tipuani, juntos recorrimos el Mamoré, aprendimos agricultura y pasamos largas jornadas cazando caimanes, juntos ingresamos a la guerrilla. En esta nueva aventura no lo veré a mi lado, pero siento su presencia, exigiéndome cada vez más.
Un día conversando en el monte a propósito de la muerte de Ricardo, que produjo un fuerte impacto en su hermano Arturo, Coco me dijo.
No quisiera verte muerto, no se como me comportaría. Afortunadamente creo que si alguien muere primero ése seré yo.
Coco era muy hombre muy generoso, capaz de emocionarse y llorar como un hombre por un ser querido, como lo hizo el día que murió Ricardo.
Yo no lo vi morir. Tampoco derramé una lágrima, por una cuestión de carácter, me cuesta mucho llorar.
Pero no por eso el dolor, el sentimiento y el afecto por un hombre tan querido es menos intenso.
Coco, Julio y Miguel compañeros de jornadas heroicas, alcanzaron el escalón más alto de la especie humana y se graduaron de hombres y de guerrilleros, como lo hicieron antes Joaquín, Tania, Rolando, Marcos, Tuma, Rubio, Aniceto, y tantos otros compañeros queridos.
Por eso el Che que no era partidario de prodigar elogios dijo de ellos.
“Nuestras bajas han sido muy grandes esta vez; la pérdida más sensible es la de Coco, pero Miguel y Julio eran magníficos luchadores y el valor humano de los tres es imponderable”.

El Che era un hombre ordenado y puntual, que encaraba el trabajo a diario a la hora justa, sin interrumpirlo hasta que llegaba la hora del descanso.
Trabajador noble, empleando una enorme fuerza de trabajo, soportando largas jornadas de labor, y organizando las labores con regularidad cronométrica.
En Cuba en sus cargos de gran responsabilidad de gobierno trabajaba más de treinta horas sin detenerse y se dice que en su oficina del Ministerio de Economía se mantiene encendida la luz de su oficina, tal como se acostumbraba verla por las noches.
El Che se negaba a interrumpir su trabajo para comer, y trabajaba como voluntario en minas, fábricas, plantaciones de cañas, construcción para elevar la moral de los trabajadores.

El Che pronunció un discurso en el teatro de la CTC el 15 de agosto de 1964 durante la entrega de certificados de trabajo comunista a los obreros del MINID.
En él decía el Che entre otras cosas lo siguiente:
“Si ustedes me permiten, les voy a “empujar” un pequeño versito. ¡No se preocupen porque no es de mi propia inspiración, como se dice!
Es un poema nada más que unos párrafos de un poema de un hombre desesperado, es un poema escrito por un viejo poeta que está llegando al final de su vida, que tiene más de 80 años, que vio la causa política que defendiera la república española caer hace años, que desde entonces siguió en el exilio, y que vive hoy en México. En el último libro que editó hace unos años tenía unos párrafos interesantes. Decía así:
“Pero el hombre es un niño laborioso y estúpido que ha convertido el trabajo en una sudorosa jornada, convirtió el palo del tambor en una azada y en vez de tocar sobre la tierra una canción de júbilo, se puso a cavar”.
Y después decía, más o menos, porque no tengo muy buena memoria: “Quiero decir que nadie ha podido cavar al ritmo del sol, y que nadie todavía ha cortado una espiga con amor y con gracia”.
Es precisamente la actitud de los derrotados dentro de otro mundo, de otro mundo que nosotros ya hemos dejado afuera frente al trabajo; en todo caso la aspiración de volver a la naturaleza de convertir en un juego de vivir cotidiano. Pero, sin embargo, los extremos se tocan y por eso quería citarles esas palabras, porque nosotros podíamos decirle hoy a ese gran poeta desesperado que viniera a Cuba que viera cómo el hombre después de pasar todas las etapas de la enajenación capitalista, y después de considerarse una bestia de carga uncida al yugo del explotador, ha reencontrado su ruta y ha reencontrado el camino del juego. Hoy en nuestra Cuba el trabajo adquiere cada vez más una significación nueva, se hace con una alegría nueva.
Y lo podríamos invitar a los campos de caña para que viera a nuestras mujeres cortar caña con amor y con gracia, para que viera la fuerza viril de nuestros trabajadores cortando la caña con amor, para que viera una actitud nueva frente al trabajo, para que viera que no es el trabajo lo que esclaviza al hombre, sino que es el no ser poseedor de los medios de producción; y que cuando la sociedad llega a cierta etapa de desarrollo y es capaz de iniciar la lucha reivindicatoria destruir el poder opresor, destruir su mano armada, que es el ejército, instalarse en el poder, otra vez se adquiere frente al trabajo la vieja alegría, la alegría de estar cumpliendo con un deber, de sentirse importante dentro del mecanismo social. De sentirse un engranaje que tiene sus particularidades propias, necesario aunque no imprescindible para el proceso de la producción y en un engranaje consciente, un engranaje que tiene su propio motor y que cada vez trata de impulsarlo más y más para llevar a feliz término una de las premisas de la construcción del socialismo: el tener una cantidad suficiente de bienes de consumo para ofrecer a toda la población.

Y junto con eso, junto con el trabajo que está todos los días realizando la tarea de crear nuevas riquezas para distribuir por la sociedad, el hombre que trabaja con esa nueva actitud se está perfeccionando. Por eso nosotros decimos que el trabajo voluntario no debe mirarse por la importancia económica que signifique en el día de hoy para el estado; el trabajo voluntario fundamentalmente es el factor que desarrolla la conciencia de los trabajadores más que ningún otro.
Y más todavía cuando esos trabajadores ejercen su trabajo en lugares que no le son habituales ya sea cortando caña, en situaciones bastantes difíciles a veces ya sean nuestros trabajadores administrativos o técnicos que conocen los campos de Cuba y conocen las fábricas de nuestra industria por haber hecho en ellas el trabajo voluntario, y se establece también una nueva cohesión y comprensión entre dos factores que la técnica productiva capitalista mantenía siempre separados y enconados porque era parte de su tarea de división constante para mantener un fuerte ejército de desempleados, de gente desesperada, lista a luchar por un pedazo de pan contra las conveniencias a largo plazo y a veces contra todos los principios.

El trabajo voluntario se convierte entonces en un vehículo de ligazón y de comprensión entre nuestros trabajadores administrativos y los trabajadores manuales, para preparar el camino hacia una nueva etapa de la sociedad, una nueva etapa de la sociedad donde no existirán las clases y, por lo tanto, no podrá haber diferencia ninguna entre trabajador manual o trabajador intelectual, entre obrero o campesino.
Por eso nosotros lo defendemos con tanto ahínco, por eso nosotros tratamos de ser fieles al principio de que los dirigentes deben ser el ejemplo que ha planteado Fidel en reiteradas oportunidades.

Y hemos venido a este acto también con el compañero Borrego a recibir nuestros diplomas. No es un acto pueril y no es un acto de demagogia, es simplemente la demostración necesaria de que nosotros los que hablamos constantemente de la necesidad imperiosa de crear una nueva conciencia para desarrollar el país y para que se pueda defender frente a las enormes dificultades que tiene y a los grandes peligros que lo amenazan, podamos mostrar nuestro certificado de que estamos siendo conscientes y consecuentes con lo que decimos, y que por lo tanto, tenemos derecho a pedir algo más de nuestro pueblo.

Porque todavía los días difíciles no han pasado ni remotamente; no han pasado en el terreno de la economía, y mucho menos han pasado en el terreno de las amenazas de la agresión extranjera. Son días de verdad difíciles pero dignos de ser vividos.
Y eso, nuestro trabajo, nuestro trabajo de combatientes de la producción, es hacer que la conciencia se desarrolle cada día más en esta vía por la cual transitamos, hacerlo tan bien que cada trabajador sea un enamorado de su fábrica; pero que cada trabajador sepa que si el precio de conservar su fábrica intacta, su trabajo y la vida misma de él y de sus hijos es el caer de rodillas, ese precio no podrá ser pagado jamás por el pueblo de Cuba.

Yo les preguntaría compañeros: ¿quién de entre los que estamos aquí, quién con más derecho podrá ostentar un Certificado de Trabajador Comunista...? Fidel grita la gente. Entre los que estamos aquí he dicho...que un trabajador que estuvo muchos años en las montañas de su tierra natal, viendo morir a sus compañeros de hambre incluso, luchando día a día en momentos...En aquella época no sabía ni leer ni escribir, pasando años de hambre y de miseria viendo como el imperialismo, el colonialismo destruía todo lo poco que iban pudiendo crear, como morían sus familiares a veces de hambre, otras veces víctimas de la metralla enemiga. Muchos de ustedes han leído la historia esa. Por eso el trabajo constructivo y comunista está íntimamente ligado a la fe y la decisión comunista de crear un mundo mejor y de romper todas las barreras.
Y entre todos nosotros no hay nadie que merezca ese certificado con mayor justicia que el compañero Noup digna representación de su pueblo.

Bien compañeros; diremos algunas cosas sobre la significación, con algunos números, del acto que hoy resumo aquí. Las horas trabajadas fueron un millón 683 mil. Si nosotros dividimos estas horas entre ocho horas normales de trabajo significa que se han trabajador 21 mil 37 días; es decir hay varios años de trabajo hecho voluntariamente.
Veamos otro ejemplo de lo que puede hacer el hombre, el hombre que si puede cortar espigas con amor y con gracia. Nosotros analizábamos el récord de horas del compañero Arnet y como todavía, si todavía y por mucho tiempito, nuestro espíritu es in poquito desconfiado, empezamos a sacar cuentas. Mil seiscientas siete horas, divididas por ocho horas laborables, son doscientas jornadas. Es decir que este compañero ha trabajado mucho más de una jornada de ocho horas extras sobre el trabajo normal; entonces decidimos hacerle una inspección.
La inspección confirmó la absoluta honestidad del compañero Arnet pero además a pesar de que creo que él se enojó un poco, porque él decía que estaba trabajando por cumplir con la revolución y no para ganar méritos y que no le importaba el hecho de que fueran tantas o más cuantas horas y que simplemente, pues, dedicaba esas horas a la revolución, él por ejemplo hace ya algunos años que todas las vacaciones las trabaja directamente en la unidad. Además por una serie de conocimientos que ha adquirido, porque, además ya tiene unos cuantos añitos, sobre los hombros ¿no?... ¿cuántos son? ¡cuarenta y nueve! Trabaja en carpintería, electricidad, plomería, mecánica, pintura, en horas voluntaria.
Además, me dio mucha satisfacción al ver que el compañero Arnet es de la misma calaña mía, de aquellos que les duele soltar un centavo terriblemente.
Fíjense en esta parte del informe de la inspección, dice:
“Hizo la albañilería y la instalación de dos baños y un cuarto de duchas, pintó él solo la unidad, y para evitar gastos que consideró innecesarios se negó a alquilar andamios y los mismos los hizo utilizando como base dos bobinas de papel a las cuales les colocó encima dos tablones, sobre eso enramó una mesa y en ella una escalera, subiendo a ésta con una brocha amarrada a un palo, con lo cual logró llegar a la parte más alta de la pared”.

Y así es toda la historia de las mil seiscientas horas que hizo el compañero Arnet.
Nosotros sabemos -y además lo sabemos por experiencia propia- que ya hacer doscientas cuarenta horas es pesado, que no podemos aspirar a que todos los compañeros tengan esa misma eficiencia, aunque hay algunos que llegaron cerca de las mil horas también, el compañero de la electricidad, el compañero Manuel Fumero, novecientas una horas trabajó; pero nosotros lo que queremos es que esto sirva de ejemplo, que se entusiasme más gente y que más gente contribuya al trabajo voluntario.
Y una vez más lo digo: no nos interesa la magnitud económica de lo que se consiga, en definitiva todo lo que económicamente se pueda lograr aquí, rebaja de costos, aumento de la rentabilidad, no es nada más que para distribuir entre ustedes, entre el pueblo en general; no le toca a nadie un centavo más que la otro por el hecho de que se trabaje voluntariamente y se entregue ese esfuerzo a la colectividad.

LA PRÓXIMA VEZ SEGUIREMOS CON EL RELATO DEL INTI PEREDO, DESPUÉS DE LA EMBOSCADA DE LA HIGUERA. EL GRUPO GUERRILLERO Y EL CHE INGRESARÁN EN EL YURO DURANTE LOS PRIMEROS DÍAS DE OCTUBRE.
MIENTRAS CONTINUAREMOS TRANSCRIBIENDO LOS CRITERIOS DEL CHE ACERCA DE “LA FORMACIÓN DEL HOMBRE NUEVO Y LA ACTITUD COMUNISTA ANTE EL TRABAJO”.

POSIBLEMENTE LA SELECCIÓN QUE PODAMOS PRESENTAR DURANTE ESTOS DÍAS DE GUEVARA NO SEA DEMASIADO CONOCIDA O VALORADA.
PRETENDEMOS QUE LOS JOVENES CONOZCAN AL GUERRILLERO Y AL HOMBRE DE ACCIÓN.
POR ESO QUERMOS MOSTRAR UNA PARTE DEL REVOLUCIONARIO CONSTRUCTIVO DE LA NUEVA SOCIEDAD.

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