Altamira recorre parte del país y de los medios de comunicación para llevar su balance de las elecciones del 27 de octubre. El eje central es el ataque al Frente de Izquierda, al que ahora dio por agotado políticamente. La afirmación ha sido usada por la agencia oficial Télam para titular un reportaje que le hizo y que levantaron varios medios escritos.
¿Cuál es la vara que Altamira y su grupo usan para dar por liquidado al FIT?
Su desempeño electoral. Textual del balance del grupo de Altamira: “los resultados del FIT-U expresan con claridad a una fuerza políticamente agotada”. Tomemos nota de los términos, no señalan que el FIT es una fuerza “electoralmente” agotada, sino “políticamente” agotada. En el reportaje de Télam, Altamira es más preciso “… el FIT está en un desplome electoral. Como fuerza política de los trabajadores está agotada…”.
En Altamira no es llamativa ni novedosa la herramienta para valorizar al FIT, ya que él editorializó reiteradamente e incluso escribió un libro, “El ascenso de la izquierda”, sobre la base del desempeño electoral del FIT en 2011 (que fue menor al actual) cuando él encabezaba la candidatura del Frente, en ese momento los resultados planteaban un “ascenso político de la izquierda” que luego con la mejor elección del FIT (2013) se convirtió en que la izquierda pasaba a liderar los movimientos populares y los trabajadores peronistas “saltaban el cerco”. Altamira viró su caracterización del Frente de Izquierda también a partir de una performance electoral, la de 2015 cuando en las Paso se impuso la candidatura de Del Caño sobre la suya.
Como Altamira no es un encuestador ni analista sino un militante político, el ángulo elegido importa como caracterización de él mismo sobre todo.
Altamira y su grupo ficcionan una posición antielectoral, pero tienen exactamente lo contrario: un profundo electoralismo.
El grupo de Altamira sacó una declaración de campaña diciendo que las elecciones no resolvían ni la crisis política, ni la económica, ni la situación de las masas. En el balance del grupo se dice que “Acerca del FIT-U vale lo mismo que para el conjunto de las fuerzas políticas – que dio una abordaje electoral a una situación catastrófica”. Sin embargo si miramos el propio balance del grupo esto está desmentido por ellos mismos.
Veamos todo lo que según ellos lograron las elecciones del 27.
“Los resultados de las elecciones del domingo 27 de octubre han enterrado el cadáver largamente insepulto del macrismo.” Menudo logro del proceso, algo que sin embargo está negado un renglón más abajo ya que “Mientras el macrismo consiguió 2.3 millones de votos adicionales desde las Paso, los F-F mendigaron 267 mil. La ‘coalición’ peronista dejó la iniciativa política en manos del gobierno después del 11 de agosto”. Y ese repunte electoral del macrismo para qué puede servirle, nada menos que “Con la inyección de votos que recibió a última hora, Macri no tiene la menor intención de favorecer al peronismo, asumiendo el costo final de la crisis”. Con lo cual “Antes de poder poner en marcha el ´pacto social´, Alberto Fernández debe decidir si hace uno con Macrí, con el verso de la ´transición ordenada´, o deja que se pudra todo el proceso político”. Es llamativo que el cadáver finalmente sepultado muestre tanta vitalidad, como por ejemplo tomar la iniciativa después del 11 de agosto (y agreguemos ganando la calle con actos muy numerosos) y condicionar toda la transición.
El apresuramiento de Altamira por enterrar cadáveres que luego reaparecen vivitos y coleando viene de lejos, ya enterró al peronismo en los ’90 y luego al kirchnerismo que “sin manejo del presupuesto desaparecería”. Pero no hace mucho, en enero, en el debate con Guillermo Moreno por CrónicaTV declaró sin atenuantes “El peronismo está muerto”, luego en una charla en un café de Córdoba (el mismo día que los piqueteros acampaban contra el gobierno de Macri y contra el pedido de abandono de la calle de Fernández), lo declaró vivo y con una fuerte iniciativa.
Bandazo va, bandazo viene, en el lapso de unos meses Altamira ha declarado la defunción de todas las fuerzas políticas del país. Asistimos a un método de análisis profundamente impresionista y superficial que no es para nada útil para comprender lo que sucede en la lucha política del país.
Faccionalismo y mentiras a granel para ocultar sus propios fracasos
Las razones esgrimidas para explicar el “desplome electoral” y con él el “agotamiento político” del FIT en su mayoría son mentiras o acusaciones nunca demostradas. Por ejemplo.
“El FIT-U ‘compró’ la ficción de que la soberanía popular pasa por las elecciones y que una dirección socialista se construía creciendo en el Congreso.” ¿Dónde está escrito o dicho eso? Se critica que hayamos hecho el llamado a fortalecer la izquierda en el país y en el Congreso, ¿qué es lo incorrecto de ello?
El FIT-U es un frente único que agrupa a un sector importante del activismo obrero, antiburocrático, de la juventud, de la mujer, y es el único que llamó a romper con el régimen del FMI, que establece un programa obrero de salida a la crisis, que gana la calle contra la parálisis de las burocracias sindical y piquetera, que usó la campaña electoral para desnudar el carácter irreconciliable de las variantes patronales con los intereses más acuciantes de las masas y que llamó a la independencia política de los trabajadores; que se ubicó del lado de la rebeliones de Ecuador y de Chile y por su victoria pero no en los papeles, sino en las agitación y en las calles. Mientras, Altamira y su grupo boicotearon los actos del FIT-U, entre otros el del cierre de campaña frente al consulado de Chile.
Acusan al FIT de favorecer el pacto social de Fernandez por haber votado a favor de la “emergencia alimentaria”. Un voto de rechazo nunca hubiera sido entendido por los movimientos de lucha contra el estallido de la pobreza que ya han salido a luchar por su cumplimiento arrancando conquistas puntuales. En su faccionalismo ocultan que lo hicimos denunciando al gobierno y al kirchnerismo y sobre todo movilizados con un acampe la 9 de Julio y varios lugares más en todo el país por un reclamo mucho más amplio que la asistencia alimentaria (movilizaciones que el grupo liquidacionista calificó “de aparato”). Dicen que votamos ciertas leyes pactadas por los partidos del sistema, sobran los dedos de una mano para enumerarlas y en todos los casos por un compromiso con movimientos populares de reclamos. El historial de votaciones en la legislatura porteña de Altamira o Ramal de iniciativas de ese tipo supera largamente las votadas en seis años de parlamentarismo revolucionario en la Cámara de Diputados.
Convierten la declaración de un dirigente del Polo Obrero sobre la continuidad de Macri en una declaración ahora de “varios dirigentes” y “reiterada”. Hay que señalar que esa única declaración desafortunada fue hecha en el medio de una lucha sin cuartel contra Macri en el acampe, mientras Altamira era incapaz siquiera de escribir un tweet de condena a Macri por la represión a esa lucha y la solidaridad con los luchadores golpeados. Objetivamente Altamira se colocó del lado de Macri y Belliboni lo enfrentó.
Además Altamira y su grupo rompieron con el programa del PSC que impulsó el encuentro nacional de ocupados y desocupados que ganó la calle con el sindicalismo combativo a la cabeza en el medio de la tregua de cuño kirchnerista y útil al gobierno. El grupo rupturista prefirió adherir y hacer bloque con un “espacio de norte” que no delimita del kirchnerismo, tan oportunista como minúsculo.
De lo que nunca hablan ni Altamira ni el resto de su grupo es del fracaso de su propia política. Ellos podrían haber probado la vitalidad de sus planteos en aquellos lugares donde tuvieron en sus manos la dirección de la campaña electoral. Por ejemplo en Tucumán, donde el candidato que encabezaba la lista del FIT-U respondía a su grupo, allí no solo no escapó a los resultados nacionales sino que se caracterizaron por abandonar directamente la campaña. Mientras todas las fuerzas del FIT-U hicimos actos, sacamos declaraciones, el grupo tucumano de Altamira y Blanco brilló por su absoluta parálisis.
En Salta fueron a internas ventilando una supuesta mayoría dentro del PO (decían ser el 95% de la militancia) y se dedicaron, con Altamira a la cabeza, a atacar la trayectoria histórica del partido en la provincia en la figura de sus dirigentes. Perdieron en la interna, pero incluso en aquellos lugares que iban solo ellos sacaron escasos guarismos haciendo que hayamos perdido el único concejal del interior salteño, el de Orán. En las recientes elecciones estudiantiles de la UNCa la lista encabezada por ellos (que nosotros acompañamos) retrocedió fuertemente.
Un grupo enemigo de la izquierda y de sometimiento al nacionalismo burgués
El Fuera Macri del grupo altamirista estuvo y está colocado en el terreno del kirchnerismo.
¿Quién enterró el “cadáver insepulto” del macrismo”? El triunfo electoral de los Fernández; que quieran atribuir ello a que el FIT no tuvo como centro de su campaña el Fuera Macri, no resiste el menor análisis. Está claro que en el terreno electoral era Fernández el que estaba en condiciones de ganarle a Macri.
Altamira fue más lejos. En una charla en Salta , atribuyó a un triunfo de Alberto la capacidad de envalentonar a los obreros brasileños para ir a la huelga contra Bolsonaro y a los puertorriquenses ir por la independencia. Fernández, por el contrario, ha hecho campaña jactándose de su contribución a exorcizar las posibilidades de que se repitan en Argentina procesos de rebelión como el que está en marcha en Chile.
Pero Altamira pasó de las palabras a los hechos, y lo hizo confraternizando y elogiando a Emerenciano Sena, un puntero político de Capitanich, que ocupa un primer lugar en la lucha contra el aborto legal e incluso la interrupción legal del embarazo, que fue una fuerza de choque contra las mujeres que fueron al encuentro nacional cuando se hizo en esa provincia, que está en contra de los paros docentes actuando como rompehuelgas, que explota trabajadores, entre otros hechos. Allí fue Altamira a criticar a la izquierda y darla por agotada. Un salto cualitativo en su abandono de la lucha revolucionaria.
Las declaraciones a Télam, que varios medios que le prestaron nula atención a Altamira en la campaña electoral reprodujeron copiosamente, lo pintan como un grupo de choque político contra la izquierda. Es que esas declaraciones fueron como maná del cielo para el objetivo (ya declarado por Néstor Kirchner) de mandar a la izquierda a la banquina, y que con la conformación del FIT (entre otros hechos) desbaratamos.
Altamira ha dado un salto en su desbarranque.
Eduardo Salas
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