miércoles, 27 de noviembre de 2019
Bolivia: el MAS pacta con los golpistas
Acuerdan nuevas elecciones, sin Evo, sin garantías y bajo la tutela del imperialismo
La novedad que ha dejado el pasado fin de semana es el acuerdo alcanzado entre el gobierno golpista de Jeanine Añez y el MAS para la conformación del Tribunal Supremo Electoral y la convocatoria a nuevas elecciones.
Con un acuerdo unánime en las dos cámaras de la Asamblea Legislativa de Bolivia, se resolvió la ley que insta a renovar, en los próximos 20 días, las autoridades del TSE, y luego convocar a elecciones en el término de 120 días. Respecto a las candidaturas, acordaron que ni Evo Morales, ni Álvaro García Linera, puedan presentarse, no obstante el MAS podrá presentar candidaturas, al igual que otros agrupamientos y organizaciones que no se hayan presentado en las elecciones del pasado 20 de octubre. Por otra parte, los padrones electorales serán revisados, tal cual como lo pretendía la oposición golpista.
Un acuerdo a espaldas del pueblo
Se trata de una concesión en toda la línea a las pretensiones de los golpistas. La ley no solo pone el proceso electoral, y sus condiciones, en manos de los golpistas, también implica una validación del gobierno de facto de Jeanine Áñez, que se ha cobrado la vida de decenas de bolivianos. Incluso habilita a que el protofascista Luis Fernando Camacho, líder de los criminales comités cívicos, se anote para la contienda. La pretensión de los asambleístas del MAS de obtener una ley de amnistía y garantías para sus dirigentes, incluidos Evo y Linera, quedó trunca. Lo mismo vale respecto a la derogación del decreto que habilita los “excesos” de las fuerzas armadas y sobre la detención y persecución de los activistas y dirigentes implicados en la lucha contra el golpe. Todo esto ha quedado en el tintero.
En la trasnoche del sábado, Áñez y su gabinete dialogaron con 73 dirigentes de los movimientos sociales, para acordar los términos de la “pacificación” de Bolivia y el cese de los bloqueos y manifestaciones de cara al proceso pactado.
La ofensiva de Áñez y el titubeo del MAS dieron como resultado que varios de los bloqueos y acciones, que mantenían a las principales ciudades de Bolivia paralizadas, se fueran desarmando. Los periódicos informan que en estas horas se estaría restableciendo el abastecimiento de combustible y alimentos en las urbes.
A pesar del acuerdo las tensiones aún continúan. En las últimas horas fueron apresados, por distintas razones, el vicepresidente del MAS y el gobernador de este partido en Chuquisaca (El País 25/11). En El Alto aún se mantienen acciones y bloqueos que exigen la libertad de los detenidos, el retiro de las fuerzas militares de la ciudad y el cese de la represión sangrienta contra el pueblo trabajador.
En la ciudad de K´ara K´ara, Cochabamba, en un enfrentamiento contra las fuerzas represivas, los manifestantes redujeron a los efectivos militares, a quienes despojaron de algunas armas y equipamiento. Esto abrió una nueva respuesta violenta por parte de las fuerzas de seguridad. Los hechos se dan horas después de que los ministros del gobierno anunciaran un acuerdo de paz en la zona.
Elecciones en medio de la crisis
Pese al compromiso del MAS con los golpistas, el pueblo boliviano ya ha dejado traslucir la predisposición a enfrentar cualquier avanzada de los golpistas contra los derechos y reivindicaciones del pueblo. La “pacificación” aparece así como un acuerdo endeble al cual el pueblo boliviano no le ha puesto su firma, lo cual preanuncia futuras movilizaciones y choques con el gobierno de facto.
Un escenario electoral con el golpe en marcha implica una concesión al imperialismo y a los grupos reaccionarios, quienes tutelarán el desarrollo de todo el proceso.
Sin embargo, la etapa que ahora se abre seguro estará atravesada por distintas convulsiones en un terreno signado por la lucha y diferenciación de clases. Las masas bolivianas tienen por delante la enorme tarea de sacar las conclusiones del actual proceso, balancear la claudicación de sus direcciones y poner en pie una salida independiente que oriente la innegable fuerza de obreros y campesinos hacia la derrota de los golpistas y la transformación de la sociedad boliviana sobre nuevas bases sociales.
Marcelo Mache
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